Un curador extranjero como Aram Moshayedi evita repetir en esta expo la corrupción de la primera, OTRXS MUNDXS del 2020-21 (ver Artgenetic 22ENE2021), ya que hoy se incluyen artistas veteranos como Ana Pellicer y sus 3 joyas monumentales diseñadas para la Estatua de la Libertad en Nueva York de 1981, 1986 y 2023, o Nahúm B. Zenil y 3 dibujos de penes, Pase Ud, 1989, ocultos en 3 cortinas y que lamentablemente se empatan con la mojigatería conservadora del arte actual.
La divulgadora del arte, Baby Solís de Obras de Arte Comentadas, ODAC, presenta unos post-it con pensamientos escritos y una reseña de la historia de los baños del Museo Tamayo; el músico, El Muertho de Tijuana dialoga forzadamente con un muñeco sobre su participación en la expo en la soporífera instalación-tumba del arte de Magdalena Petroni.
Las dos más interesantes participaciones, son el despacho arquitectónico, APRDELESP, quienes reparan el olvido de los arquitectos del Tamayo, Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León, en diseñar sillas a los custodios, además de realizar un inventario de todo tipo de objetos del museo; y de Francesco Pedraglio, los esgrafiados en paredes de tatuajes del personal o los 3720 pasos de una guardia nocturna al recorrer el museo.
Sandra Sánchez participó en esta expo escribiendo textos, pero renunció al denunciar al museo de “...recibir malos tratos, gaslighting, violencia psicológica y manipulación” (Facebook 25Nov2024); esto resulta un golpe para Magali Arriola, directora del Museo Tamayo, lo cual se suma al arte en esta expo destinado a rendir tributo —otra vez— al Museo Tamayo, mientras el resto del arte en esta curaduría resulta aburrido e irrelevante. ¿No hay más artistas jóvenes notables que cumplan el rígido comportamiento que exigen museos y mercado?, ¿Museos y galerías le han perdido fe al artista joven y sólo lo manipulan? ¿Resulta mejor rellenar curadurías de arte emergente con artistas de otras generaciones o aquellos que ni siquiera son artistas visuales?
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