El piano que está en casa del escritor, pianista, barítono y presentador de televisión Ramón Gener, tiene una historia de novela: “Historia de un piano. 31887” (Destino, 2024), precisamente.
“El piano que yo andaba buscando -hacía muchos años- me vino a buscar en el lugar más insospechado del mundo y lo compré imaginando que sería el piano de mi vida, sin saberlo exactamente porque estaba en muy mal estado, pero aun así imaginando que sería el piano que yo siempre había soñado”, comenta Ramón Gener.
En conversación por la reciente publicación de esta novela, el autor barcelonés relata que al restaurar aquel piano se le reveló efectivamente como el instrumento de sus sueños por varios motivos.
¿Dónde fue construido y por quién? fueron las preguntas que condujeron a certificar las sospechas que el músico ya tenía al comprarlo.
“Había sido construido en 1915, en plena Primera Guerra Mundial, en Sajonia, por una persona muy especial. Y esto ya era una noticia maravillosa, después vino otra cosa: lo que había en el piano, una cosa que no tenía que estar ahí y nadie supo cómo llegó al piano, nadie hubiera podido imaginar que estaría en él”, relata el músico y escritor sin ánimo de ‘spoilear’.
Lo siguiente fue subirse al coche e ir a Alemania -unos 1 725,4 kilómetros separan Barcelona de Alemania, pero no se podía subir a un avión por lo de la pandemia, que apenas terminaba- y rastrear la fábrica donde hicieron el piano.
“Les dije tengo un piano suyo de 1915, serie tal, y he venido porque en el piano hay esta cosa y necesito saber; porque tengo un vivir sin vivir en mí y necesito saber qué demonios es, porque es una cosa muy especial”, continúa.
La persona que lo atendió, un tal señor Stefan Gritzka, el director de la fábrica, desconoció las respuestas que Ramón Gener buscaba, en cambio lo llevó al archivo de registro de ventas de la fábrica desde el siglo XIX hasta la actualidad. Juntos encontraron al piano creado en noviembre de 1915 y en una columna había dos nombres clave y la dirección de las personas que compraron ese piano.
“En lugar de irme a Barcelona, cogí esos nombres y dirección y fui. Las direcciones no coincidían, los nombres de la calle habían cambiado, pero aun así empecé a buscar como loco y tirar del hilo: llegué a descubrir más de 100 años de historia”, resume.
Al descubrir que el instrumento viajó por Alemania, Francia, Inglaterra, Polonia y a España a lo largo del siglo xx, mezclado en guerras y enormes sucesos de la historia europea moderna, Ramón Gener decidió contarlo.
“Ahí donde no consigues averiguar la historia entra el novelista, pero había que poner lo negro sobre blanco”, señala.
RELACIÓN CON UN PIANO
Este libro es la biografía de un instrumento, que antes de la publicación bajo el sello editorial “Destino” de Grupo Planeta, Ramón Gener hubiera considerado suyo.
“Ahora sé que sólo es el instrumento que tengo en casa, soy el último custodio del piano, como el último caballero del santo grial, que está ahí para cuidarlo y darle buenos días y buenas noches cuando me voy a acostar. Soy el último de una cadena de personas que han pasado, vivido y muerto a su lado. Muchos han muerto a su lado”, manifiesta.
-Esto de decirle buenos días y buenas noches habla de una relación especial ¿cuál es la relación de un intérprete y su instrumento?
“Cualquier instrumentista… bueno, yo he tenido muchos instrumentos, pero llegó un momento en mi vida en que decidí que tenía que tener EL instrumento, el instrumento que yo siempre había soñado. Todo es igual, si tocas la guitarra o lo que sea, en un momento determinado necesitas encontrar ese instrumento que te complemente, que te ayude a explicar las cosas que quieres explicar con la música. Un instrumento que esté contigo todos los días, que sea tu amigo, tu confidente”, considera.
Por ello, Ramón Gener se despierta por las mañanas y, después de ir al baño “lo primero como todo mundo”, su primera actividad del día es bajar a su estudio-biblioteca, donde habita su piano, para “abrirlo y darle los buenos días, aunque no vaya a tocarlo”.
“Si estoy en casa es muy probable que estudie un rato cada día, pero si no, lo dejo abierto porque si no está abierto es como que la vida no va, es como que no empieza. Y por la noche antes de acostarme lo cierro y le digo buenas noches y me acuesto, sí”.
-Ese es tu ritual en torno al piano, ¿cuál es tu ritual en torno a la escritura?
“Yo hago muchas cosas, estoy en la televisión en España, en radio, hago muchas conferencias o charlas, muchos cursos, muchas clases de muchas cosas, entonces el tiempo que me queda para escribir es limitado. Así que yo escribo robándole horas al tiempo, escribo robándole horas al sueño, robándole horas a los fines de semana, robándole horas a mi mujer, robándole horas a mi familia, escribo cuando puedo”, confiesa.
“Si estoy de rodaje con un programa de televisión, pues a lo mejor no puedo escribir durante dos o tres meses. Si estoy de viaje porque estoy haciendo una obra de teatro, pues no puedo. Entonces cuando tengo tiempo me pongo a escribir después de cenar, sobre las 9 y media de la noche y hasta las 2 o 3 de la mañana”, sigue el autor.
Tomando todo eso en cuenta, a Ramón Gener le tomó 3 años y medio escribir y publicar esta novela. No supo inmediatamente que haría un libro sobre el piano, pero empezó a investigar la historia y un día, al darle los buenos días, se dio cuenta de que ese instrumento era la novela.
“Llevaba mucho tiempo buscando un sujeto para una novela, no sabía cuál era y, de golpe, cuando tuve todo lo que iba averiguando, después de visitar archivos, iglesias, cementerios y bosques por Polonia, Alemania, Francia e Inglaterra; después de hablar con montones de personas y de ir recogiendo y apuntando a datos en una libreta, de golpe me di cuenta que tenía una novela y fue entonces cuando me senté a escribir”
Para el músico, escritor y conductor, este proyecto también implicó robarse horas de otros ratos para completar la investigación. “De golpe coges un avión porque tienes que ir a una Catedral, por ejemplo en Chelmsford que está al norte de Londres, lugar en que estuvo viviendo el piano unos años, en una vivienda junto a la catedral gótica más pequeña de Reino Unido. En determinado momento tienes que tomar un avión, hablar con la gente, pedir la lista de organistas, ¿quién fue la persona que trajo el piano, cuándo, cómo y por qué?”.
“En realidad, en 24 horas se pueden hacer muchas cosas y no soy de dormir mucho. Ya sé que hay que dormir, pero me parece un desperdicio tan grande…”, agrega.
Sobre robarle tiempo a su mujer y familia el autor deja ver su agradecimiento y remordimiento en el epígrafe, concede que detrás de la dedicatoria a su esposa hay un deseo de compensación por ofrecerle tanta ausencia.
“Mi mujer es mi coautora y quisiera hacer muchas cosas conmigo que no puedo porque estoy en mi trabajo y mi trabajo me gusta tanto que me lleva la vida. A veces estoy ausente y esa dedicatoria es un intento de compensar las ausencias, los momentos en que no estoy, que hay una cena con los amigos y hay que ir, pero yo no voy porque en ese momento tengo un duende y siento que lo tengo y no puedo dejar de escribir. No voy y ella me soporta, lo lleva con cierta resignación y mucho cariño porque sabe lo que me gusta”, comenta al respecto.
La dedicatoria está en alemán, porque ella es alemana, y se refiere a ella como “mi pequeño tesoro”.
“Simplemente es que ella sepa que está en todas las páginas del libro”, añade.
Desde su experiencia personal, amar su trabajo es una gran bendición, al mismo tiempo que un problema.
LA NOVELA
El subtítulo de la novela se refiere al del número de serie del piano de cola Grotrian-Steinweg, construido en 1915 en la ciudad alemana de Brunsvic. El protagonista de la historia encuentra su piano soñado en una pequeña tienda de un barrio barcelonés. Se trata de un piano de cola en mal estado, pero con un halo casi mágico y sonido aterciopelado, así que lo hace suyo.
Al descubrir un secreto oculto en su interior, comienza un largo viaje que va a la par de la historia europea del siglo XX y a través del instrumento se habla de los encuentros y desencuentros de las personas a su alrededor, del amor, de la amistad, la belleza, y la música.
“Todos somos fruto de nuestras circunstancias y la novela hace un ejercicio de entender que todas estas personas que hemos vivido alrededor del piano durante más de 100 años ha sido por un cúmulo de circunstancias personales, que ninguno ha escogido, pero se han visto envueltos en una vida, fruto del lugar y momento”, señala Ramón Gener.
De acuerdo con el autor, la historia trata la idea de que debemos tomar decisiones respecto del momento y contexto en el que estamos, “pero no puedes cambiar el momento, es muy complicado alterar tus circunstancias”.
“La libertad es una pequeña ilusión, porque puedes elegir una pequeñísima parte de lo que puedes hacer. Y el piano explica eso, los personajes se ven envueltos en unos conflictos bélicos que ellos no quieren, pero el personaje los hace transversales y el piano, solo con su presencia, es capaz de explicarles a esos personajes que sus circunstancias a pesar de que no se pueden cambiar sí pueden ser moldeables de algún modo, de tal modo que sus vidas cobren otros sentidos”, invita.
Por su parte, el futuro del piano está asegurado, ya hay un albacea nombrado en el testamento, que al mismo tiempo es el epílogo de esta novela.