Cultura

José Manuel Valenzuela plantea las características y personajes que integran la controversial escena de esta música

“Corridos tumbados es igual a la patriarcal machista y cosificación de la mujer”

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Autor. El sociólogo José Manuel Valenzuela Arce presenta su libro “Las morras tumbadas. No necesitan de un cabrón para sentirse amadas”. (Archivo)

Lo primero que debemos cuestionarnos para tener control de las narrativas que hacemos es desde dónde hacemos interpretaciones, algo que el sociólogo José Manuel Valenzuela Arce, llama “una vigilancia epistémica”.

“Una suerte de doble hermenéutica o reflexividad para cuestionarnos el lugar desde el cual hablamos”, explica en conversación con Crónica.

El autor de “Corridos Tumbados. Bélicos ya somos, Bélicos morimos” ( NED Ediciones, Museo UABC y Universidad de Guadalajara, 2023); y “Las morras tumbadas. No necesitan de un cabrón para sentirse amadas” (Ned Ediciones y Universidad de Guadalajara, 2024) señala que en su caso el lugar de enunciamiento es ser hombre heterosexual, por lo que asegura haber tenido cuidado y vigilancia a la hora de incursionar en un análisis de la cultura tumbada y sus asegunes de género.

“No hay un punto de vista objetivo frente a estos temas, estamos conformados desde pre constructos culturales y efectivamente el orden patriarcal se inscribe en la educación, la familia y la comunicación”, comenta.

A través de estas publicaciones, el sociólogo plantea las características y personajes que integran la controversial escena de los corridos tumbados, descodificando y explicando su historia y movimiento actual, así como las maneras en que nuevos personajes se están adueñando del corrido tumbado

“Lo que caracteriza estos discursos es, sí, patriarcal machista. La cosificación de la mujer, la mujer trofeo, la mujer disponible la mujer que se encuentra como un telón de fondo de las virtudes masculinas para realzarlas; pero también aparecen disidencias -como Camelia la Texana o Margarita la de Tijuana- donde las mujeres, transgreden ese orden patriarcal y asumen un posicionamiento activo”, detalla.

Anteriormente, José Manuel Valenzuela Arce también publicó “Jefe de jefes. Corridos y narcocultura en México” (El Colegio de la Frontera Norte, 2002), una suerte de recreación de la historia social de la Frontera a través de los corridos, que entre los años 60s y 70 se enfoca de manera importante en el tema del narco y después cada vez es más fuerte esa presencia: los primeros corridos metafóricos de los Tigres del Norte, los corridos perrones con Los Tucanes de Tijuana y otros después los corridos ondeados o alterados…

“Los corridos no inventan la realidad, describen aspectos centrales de esa realidad. Los corridos no inventaron la revolución mexicana, la contaron cantando. Como siempre digo, la prohibición de José Alfredo no va a disminuir el consumo etílico, ni la prohibición de Paquita la del Barrio va a mejorar las relaciones de pareja”, recuerda.

Ahora, en su más reciente publicación el sociólogo plantea que la aparición de ciertas voces femeninas rompen con los estereotipos tradicionales de género en la música y examina de cerca las letras de algunas canciones exitosas.

“Estamos frente a mujeres que de manera factorial rompen con código centrales del orden patriarcal, pero que no rompen con aspectos centrales del orden neoliberal-capitalista”, resume el autor.

Estudio.
Volumen. El libro. (Archivo)

LAS MORRAS

Entre los planteamientos de José Manuel Valenzuela Arce sobresale la idea de un “biofeminismo”, como él decide llamar a aquellas luchas feministas que no conocen referentes teóricos o académicos, pero aún así construyen una postura como mujeres sexuadas y deseantes.

“Configuran sus posicionamientos rompiendo con la orden de obediencia y sumisión a los hombres”, observa el sociólogo.

Las morras tumbadas transgreden el hogar como espacio natural de las amas de casa, reconfiguran narrativas a partir del poder de sus propios cuerpos y en sus discursos se desdibuja la lógica de la típica canción ranchera.

“Al final de cuentas, no es que las morras tumbadas estén reinventando o estén construyendo una narrativa original de la descolocación de patrones patriarcales, que sobre todo las jóvenes no están dispuestas a seguir; tiene que ver con un cambio de época, tiene que ver con que muchas jóvenes en la actualidad viven su sexualidad y asumen el control sobre sus cuerpos, asumen posiciones independientes, no quieren ser sumisas frente al poder de los hombres, luchan en contra de la violencia”, apunta el autor.

“Tiene que ver con un ambiente social, en el cual las mujeres han venido tomando la palabra y que efectivamente viene poniendo en crisis aspectos centrales del orden patriarcal y de las masculinidades débiles como se les ha venido llamando”, continúa.

En ese sentido, el sociólogo destaca dos aspectos fundamentales que se retrata en la música de las morras tumbadas.

Por una parte, si bien la construcción de valor y de poder sigue estando fundado desde el presentismo intenso, en el consumismo como prueba de éxito en la vida, a partir de la acumulación y posesión, existe en ellas una transgresión de ciertas normas patriarcales.

El otro asunto es la visibilización del lesbianismo, que se configura en una valoración de la condición lgbtqi+ en formas explícitas y llamados a que las mujeres salgan del clóset.

“Esto es interesante porque dentro de esa perspectiva de relaciones lésbicas hay una importante reproducción de los mismos códigos, lo hacen desde el mismo lugar de enunciación que los hombres: te pongo casa, carro y chofer”, agrega José Manuel Valenzuela Arce.

Al igual que en las letras de los corridos tumbados hechos por hombres, se focalizan ciertas partes del cuerpo femenino como productos eróticos y aparecen temas de posesión y violencia.

“Sin embargo, hay una ruptura en el sentido de hablar y colocar en el escenario el binario sexogenérico y orden heteronormativo, eso es tambien un asunto ipmrtante que encontramos en las narrativas de las morras tumbadas”.

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