Por fin el pasado 9 de enero, el Parlamento libanés alcanzó el acuerdo para designar nuevo presidente de la República de Líbano a Joseph Aoun. Emerge de un proceso difícil porque el cargo estuvo vacante desde octubre de 2022 cuando concluyó el periodo de Michel Aoun, con quien no tiene parentezco. La dificultad para que las fuerzas políticas llegaran a un acuerdo se relaciona con la grave crisis económica que ha debilitado a las instituciones y a la influencia sobre la política del país de la milicia chiita de Hezbolá.
En 2019, a raíz de la intención del gobierno de gravar con impuestos diversos artículos y servicios como el de la telefonía y el uso de whatsapp, estallaron protestas que evidenciaron los múltiples problemas que aquejaban al país levantino: la corrupción, los altos niveles de desempleo, la falta de servicios públicos, una alta marginación agravada por la pandemia, el costo social de la presencia de refugiados y, algo que se esgrime como nodal es el agotamiento del sistema democrático confesional que rige el país.
Desde entonces se evidenció la debilidad política que arrastraba tras meses de protestas que llevaron a la caida del Primer ministro Saad Hariri, le siguió en el puesto Hassan Diab, apoyado principalmente por el Movimiento Patriótico Libre, creado por el entonces presidente Michel Aoun, y los partidos chiitas Hezbolá y Amal que, juntos reunían 71 de los 128 miembros del Parlamento libanés.
Sin embargo, se opusieron el Movimiento Futuro de Hariri (integrado por suníes), las Fuerzas Libanesas (de cristianos maronitas), el Kataeb (la fuerza más conservadora de los cristianos maronitas) y el Partido Socialista Progresista (compuesto por drusos). Estos enfrentamientos marcaron el rompimiento del gobierno de unidad que, pese a todo, había imperado durante años, aunque en el gobierno de Diab se reprodujeron la cuotas de cargos confesionales, quedando en su equipo de veinte miembros cuatro maronitas, tres greco-ortodoxos, dos greco católicos, un ortodoxo armenio y otros diez musulmanes de los cuales cuatro eran sunitas, cuatro chiitas y dos drusos.
Sin embargo, a un año de haber tomado el cargo Hassan Diab renunció y dejó en su lugar a Najib Mikati, quien ya había ocupado el cargo en 2005 y después en 2011, logró mantener la goberrnanza en el país. Mitaki es un acaudalado empresario sunita con una larga trayectoria política y una cercana relación con los países del golfo, con los que mantiene cuantiosos negocios.
El gobierno de Michel Aoun debió enfrentar los graves problemas que causó la explosión en el Puerto de Beirut deel 4 de agosto de 2020, que causó más de dos centenas de muertes y la destrucción de de gran parte de la ciudad histórica, provocando una nueva nueva ola de protestas que llevaron a su salida, y el cargo del ejecutivo quedó libre. Aunque Mitaki renunció, debió mantenerse en el cargo de Primer ministro y asumió funciones del Ejecutivo.
A esta situación se añadieron las fuertes tensiones de Líbano con Irael en marco de establecer las fronteras marítimas y lo duros enfrentamientos de este país con Hezbolá en su postura de apoyar en cuanto fuera posible la causa palestina. Venían dándose en Gaza constantes conflictos con las fuerzas israelíes con repercusiones incluso en Jerusalem; se sembraban las condiciones que llevarían al grave asalto de Hamás del 7 de octubre de 2023 en Israel. La solidaridad de Hezbolá con esa lucha extremó las dificultades internas. La fuerte inestabilidad política de Líbano, la enorme crisis económica y la fragilidad que se obervaba por propios y extraños abonó para que durante dos años resultara imposible llegar a un acuerdo para la designación de un nuevo presidente.
Finalmente este jueves 9 de enero del 2025, después de trece sesiones del Parlamento organizadas a lo largo de los dos últimos años, las diferentes fuerzas políticas negociaron el nombramiento Joseph Aoun. En la decisión influyó, sin duda su cargo como comandante de las fuerzas armadas, porque quien más conoce mejor a la milicia armada que debe neutralizarse para que el gobierno pueda asumir el control de la defensa, tal como se despren de de la resolución 1701 de la ONU de agosto de 2006. Hezbolá ha sido severamente disminuido las acciones que en los últimos tiempos llevó a cabo Israel, saldado con el asesinato de sus líderes más más representativos, incluido Hassan Nasrallah en la cabeza por casi 30 años. Israel respondió así a las provocaciones, sin importar que para acabar con su capacidad de fuego, particulamente en el sur e incluso en la periferia de Beirut, la población chiita sufriera las consecuencias y resultara la más afectada.
En términos políticos el nombramiento de Aoun fue facilitado con la renuncia de Suleiman Frangieh, un candidato fuerte respaldado por la fuerza política de Hezbolá presente en el Parlamento. Así en la primera vuelta sólo logró 71 votos, lo que no era suficiente para su victoria, finalmente, después de horas de negociación en una segunda votación alcanzó 99 votos de 128 votos a favor, los suficientes para convertirse en el presidente con más votos de los últimos años.
Entre los principales retos del nuevo mandatario será conformar un nuevo gobierno y lograr el acuerdo para que las disputas no entorpezcan el nombramiento de un Primer ministro, a punto de resolverse por el conssenso alcanzado por Nawaf Salam, el sunita que encabeza la la Corte Internacional de Justicia. Sería bieren recibido un personaje con prestigio capaz de enfrentar los desafíos actuales, como mantener el alto al fuego con Israel y recuperar el territorio que ha tomado.
Los vínculos de Aoun con los países del Golfo serán fundamentales para la reconstrucción del país luego de destrucción de la infraestructura por la aviación israelí. Falta información para saber más sobre su plan económico y su visión política. Aunque se asume que al haber dirigido un ejército tan complejo como el libanés, formado por distintas confesiones y etnias en un contexto de guerra y de tensión, lo devela como un político nato. Eso afirma Riyad Kahwaji, experto en cuestiones militares para el periódico L’orient Le´Jour, aunque subraya que Aoun no cuenta con experiencia en la administración pública. Cuenta que es licenciado en Ciencias Políticas con especialidad en asuntos internacionales, y hizo cursos de especilización militar en Estados Unidos y en Francia, y se maneja en varios idiomas.
No obstante, el nuevo presidente carga con el peso que se le ha conferido para lograr que Líbano viva en paz y logre ser de nuevo el país con la importancia económica y política que le ha dado su posición estratégica entre Occidente y Oriente.