Cultura

El violonchelo Gagliano y música de Pál Hermann presidió el escenario central del pleno extraordinario de la Eurocámara

Tocan obra de violonchelista asesinado por nazis en el Parlamento Europeo

Nazis.
Holocausto. El violonchelista húngaro es Pál Hermann. (Creativecommons)

La obra de un violonchelista húngaro asesinado en el Holocausto volvió a interpretarse este miércoles, más de ochenta años después de su muerte, en el hemiciclo del Parlamento Europeo y en presencia de su hija de 92 años, que aseguró que “aunque Hitler quemara libros, destruyera cuadros y matara a millones de personas, la música es invencible”.

El violonchelo Gagliano creado a principios del siglo XVIII con el que Pál Hermann dio conciertos en toda Europa en los años 20 y con el que tuvo que esconderse de los nazis y exiliarse en los años 30, presidió el escenario central del pleno extraordinario con el que la Eurocámara conmemoró este año el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto.

“Para mí, es una reunión en espíritu con el padre al que he echado de menos durante más de 80 años”, dijo la hija del violonchelista, la nonagenaria Corrie Hermann, que narró a los eurodiputados la historia de su padre y la sorprendente travesía del instrumento.

Su padre, nacido en Budapest en 1902, había logrado una exitosa carrera musical en su juventud desde su formación en la Academia Franz Liszt de la capital húngara, donde entró con 15 años, que le llevó a los escenarios más prestigiosos de Europa antes de que los nazis se alzaran con el poder en los años 30 y la represión de los judíos le forzara a esconderse en Bélgica y Francia con su violonchelo.

Hermann fue arrestado en Toulouse (Francia) en 1944 y, desde el tren en el que le deportaron, consiguió lanzar una nota destinada a su cuñado para tratar de salvar su violonchelo de los nazis: “Nos han dicho que vamos a trabajar en una organización. Pese a todo, estamos llenos de esperanza.

De mis instrumentos, te ruego, salva lo que puedas”.La suerte quiso que el papel llegara hasta un amigo suyo, que hizo 100 kilómetros en bicicleta para sustituir el preciado instrumento -que se había quedado en casa de Hermann tras su arresto- por una copia de menos valor y escapar con él.

El tren que deportó a Hermann acabó siendo tristemente conocido como el Convoy 73, un ferrocarril destinado a Estonia y Lituania que trasladó a 878 hombres de los que sólo 22 sobrevivieron hasta 1945.

Entre los que no lo lograron estaban, además del violonchelista, el padre y el hermano de la política francesa Simone Veil, que sobrevivió a los campos de concentración y fue la primera mujer presidenta del Parlamento Europeo.Durante casi ochenta años se perdió la pista al Gagliano, pero siempre hubo quien trató de buscarlo: el hijo de Corrie y nieto de Pál lanzó su búsqueda en un viaje a Los Ángeles y la musicóloga británica Kate Kennedy le dedicó un capítulo de un libro sobre la dualidad entre estos instrumentos y quienes los tocan.

Fue uno de sus lectores, el músico y profesor chino Jian Wang, quien lo reconoció en las manos de un violonchelista australiano, Sam Lucas, cuando este participaba en un concurso internacional en Bélgica en 2022.

Lucas, que había recibido el violonchelo en préstamo de su alma mater (la escuela alemana de música a nivel universitario Robert Schumann), fue precisamente el encargado de interpretar hoy junto a la violinista Sadie Fields una pieza de Hermann y otra del músico francés Maurice Ravel.En el lateral del valioso instrumento figura escrito en latín “Ego anima musicae sunt” (Soy el alma de la música)“.

“La búsqueda de este icono de la cultura europea ha conectado a personas en todo el mundo, desde Europa a Los Ángeles a China y a Australia. Es una historia increíble que ha captado interés en todas partes”, celebró hoy Corrie Hermann a sus 92 años.La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, que habló antes que la hija del violonchelista, insistió por su parte en que las generaciones actuales son “las últimas con el privilegio de conocer a supervivientes del Holocausto y escuchar sus testimonios de primera mano”.

“Sus recuerdos son un puente hacia un pasado que nunca debe olvidarse. Porque, incluso después de los horrores del Holocausto, el antisemitismo no desapareció. Persistió y hoy en día está aumentando de nuevo. Mitos, mentiras y teorías conspiranoicas, estereotipos centenarios revestidos de una nueva retórica se extienden como la pólvora.

Las consecuencias son aterradoramente reales”, incidió Metsola.El minuto de silencio en memoria de las víctimas del Holocausto con el que concluyó el pleno fue interrumpido por los gritos de un eurodiputado ultraderechista y antisemita polaco, que recordó a las “víctimas del genocidio judío en Gaza” y recibió la reprobación del resto de los eurodiputados.

Tras advertirle en varias ocasiones, Metsola acabó expulsándole del hemiciclo y se disculpó con Corrie Hermann en nombre de la institución.

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