Lejos de mostrar cualquier atisbo de sufrimiento por su martirio, Zurbarán apostó junto a su taller por representar unas santas suntuosas y serenas que gozaron de éxito en su momento y marcaron tendencia no solo en España, sino también en América, como revela la nueva exposición del Museo Carmen Thyssen de Málaga (sur de España).
La muestra ‘Zurbarán. Santas’, que se inaugura mañana, 4 de febrero, reúne una decena de obras en la Sala Noble de la pinacoteca de Málaga, aportadas por el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid y el Bellas Artes de Sevilla para reencontrarse con la ‘Santa Marina’ que pertenece a la colección permanente del Museo Carmen Thyssen de Málaga.
“Éste era un proyecto deseado desde hace mucho tiempo, porque una de nuestras obras maestras es esta ‘Santa Marina’, y nos gusta investigar a partir de las piezas de la colección permanente”, resaltó este lunes en la presentación Lourdes Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen.
La gran demanda de estas obras que el pintor español recibió de los conventos de Sevilla (sur de España) le llevó a crear un taller “en el que daba cobijo a sus alumnos y les prestaba manutención y cuidados en caso de enfermedad”.
“Las familias pagaban al maestro y, cuando los alumnos alcanzaban el grado de oficial, podían quedarse trabajando con el maestro o instalarse de forma autónoma”, explicó Moreno.
En 1600, existían en Sevilla quince conventos masculinos y veintiún femeninos, y en los siguientes quince años se fundaron otros quince, lo que obligó a un ingente trabajo “para llenar sus naves, iglesias y refectorios”, en una época en la que también se construyeron muchos edificios religiosos en el resto de España y en América.
“A diferencia de otras que reflejan un martirio más crudo y explícito, aquí se busca una cercanía con la divinidad a través de la contemplación de la belleza, y son santas suntuosamente arregladas”.
Destaca, por ejemplo, la “gran mano” de Zurbarán para representar la calidad táctil de los tejidos, joyas, brocados y bordados, seguramente influenciado por la profesión de su padre, un comerciante textil de origen vasco.Por su parte, la directora del Bellas Artes de Sevilla, Valme Muñoz, apuntó que estas obras revelan “la forma de trabajo en el taller” y añadió que, “dependiendo de la mano, se notan altibajos” en la calidad.
“Zurbarán tenía un procedimiento pictórico simplificado, que se corresponde con la simplicidad de las composiciones, y eso facilitaba el trabajo de los aprendices, que tenían como modelo las obras del maestro”, señaló Muñoz.
Mencionó el ejemplo de la ‘Santa Dorotea’ que se expone en la muestra, “de gran simplicidad técnica pero con una gran potencia plástica, gracias a las figuras sobre un fondo neutro que se recortan con perfiles muy contundentes, y a la capacidad para reproducir las texturas de la materia”.