
El brillo dorado del esplendoroso arte sacro sienés de la primera mitad del siglo XIV deslumbra desde este miércoles la National Gallery de Londres, que exhibe más de un centenar de obras de cuatro artistas capitales de un movimiento que traspasó las fronteras de la ciudad italiana.
En ‘Siena: el auge de la pintura, 1300-1350’, la pinacoteca británica reúne obras de Duccio, Simone Martini, y los hermanos Pietro y Ambroggio Lorenzetti, precursores de una pintura innovadora en una época en la que el corazón de la Iglesia abandonó italia para trasladarse a la ciudad francesa de Aviñón (sur).
Trípticos, dípticos y un sinfín de pinturas, obras de orfebrería, esculturas y hasta textiles son las formas en las que se expresa un arte en el que las imágenes de Jesucristo y la Virgen María son las protagonistas, rodeadas en gran medida por un predominante color dorado.
“Estas pinturas se realizan en un momento en que las nuevas órdenes de los franciscanos y los dominicos están tratando de encargar una nueva forma de la vida, poniendo la humanidad de Cristo y sus relaciones al frente de lo que ellos hacen”, explicó a EFE Imogen Tedbury, comisaria de la exposición.
En una época en la que Siena (centro de Italia) se erigía como una de las grandes áreas metropolitanas de la región de Toscana, la producción de estos artistas fue en algunos casos mutilada y repartida por distintas ciudades europeas.
Es lo que ocurrió con el ‘Políptico Orsini’ de Simone Martini, cuyas piezas están repartidas entre las ciudades de Siena, Nápoles (sur de Italia) y Aviñón, y que de nuevo se muestra como originalmente lo concibió el artista en una de las siete salas de la muestra.
Innovación a través del oro
La influencia de estos cuatro artistas viene dada porque “fueron unos de los primeros pintores en aportar a la pintura nuevos límites”, como el uso del oro, así como la introducción de “nuevas narrativas que fueran relevantes para las audiencias para las que pintaban”, sostuvo Tedbury.
También la inclusión de emociones en los rostros, como la angustia o la tristeza que se pueden apreciar en las decenas de trípticos con ‘calvarios’ -la representación de la crucifixión de Jesucristo-, o en la representación de santos y apóstoles.
Algunas de estas obras se exhiben por primera vez fuera del lugar para el que fueron concebidas, como la Santa Lucía de Pietro Lorenzetti de la iglesia del mismo nombre de Florencia (norte de Italia), que tan solo ha dejado el altar donde se encuentra para ser restaurada.
También hay espacio para la escultura, la orfebrería y el textil, con una peculiar alfombra con animales enfrentados y formas geométricas, anónima y datada en el siglo XIV procedente del Museo Metropolitano de Nueva York, que coorganiza la muestra junto a la National Gallery.
Y para obras póstumas, como ‘La Anunciación’ de Lorenzetti, que fue la última pintura que realizó antes de su muerte, en 1348.
Un recopilatorio de piezas sin parangón que podrá visitarse en el céntrico museo londinense desde el próximo 8 de marzo y hasta el 22 de junio como muestra separada al recorrido habitual.