Cultura

Habla de su exposición “Algo en el Sol” con 38 obras. Se trata de una retrospectiva que celebra 60 años de trayectoria y se puede visitar en el Seminario de Cultura Mexicana hasta abril de este 2025

Gabriel Ramírez: “Nada de lo que yo hago está muy pensado, todo es puro instinto”

Muestra
Creador. El artista Gabriel Ramírez. (Cortesía SCM)

Algo en el Sol” es una muestra compuesta con 38 obras cuyo único hilo conductor es que todas le gustan a su creador, Gabriel Ramírez Aznar (México,1938)

“Para empezar, es una exposición que me gusta particularmente. Yo no acostumbro a decir esas cosas sobre mi trabajo, pero esto sí me gusta. Hay muchas de las telas que creo son más logradas que otras y sobre todo con mayor naturalidad, casi con facilidad, sin tantos problemas”, comenta el artista. “Varios de esos [cuadros] sí me gustan, significa que no podría mejorarlos”.

En cierta medida, al pintor, historiador de cine y escritor yucateco le parece que el tema son los cuadros en sí mismos. Se trata de piezas de mediano formato, en acrílico sobre tela, al igual que una selección de obras en papel. Fuera de eso, la exhibición no sigue una temática particular.

En conversación sobre esta retrospectiva que celebra 60 años de trayectoria y se puede visitar en el Seminario de Cultura Mexicana hasta abril de este 2025, el pintor, historiador de cine y escritor mexicano Gabriel Ramirez observa que “reina el amarillo” en sus obras.

“He visto ahora fotos de la exposición y me di cuenta que casi todos son amarillos. Algo debe de existir en esa relación que yo tengo con el amarillo, no sé si es un problema psicológico”, bromea.

Le parece que “el uso indiscriminado del amarillo es porque es un color que siempre me provoca trabajar sobre él. Me gusta, hay muchas combinaciones que pueden hacerse con el amarillo”.

Muestra
Muestra Una de las obras. (Cortesía SCM)

87 AÑOS DE JUEGO

“Nada de lo que yo hago está muy pensado, ni razonado, ni hecho con inteligencia, todo es puro instinto”, comparte Gabriel Ramírez sobre su proceso creativo.

“Yo comienzo a pintar sobre la superficie en blanco, donde no hay nada, empiezo a manchar. Me puedo pasar 8, 10, 12 horas lo que sea que se trate de hacer el trabajo. No tengo boceto en qué basarme, es como una especie de aventura, nunca sabes cómo va a terminar”, relata todavía en presente.

Para él, la pintura es una especie de juego, de modo que decir “trabajar” significa lo mismo que “voy a jugar”.

“Tienes que verlo todo como un juego simplemente, no con ninguna seriedad, no hay mensajes ocultos ni misterio. Es la pintura, el argumento es la pintura”, invita.

Por lo demás, el artista ha tenido otras pasiones además de la pintura, algunas de las cuales se han ido apagando con el tiempo, tales como el cine, sobre el cual ha investigado y escrito anteriormente.

“No soy el fanático que era hasta hace muy poco tiempo, capaz de llevar a cabo trabajos inútiles que me llevaban años. No, ya no. Incluso yo puedo decir que ya no me gusta tanto el cine porque por empezar no conozco a nadie de los que están allá haciendo películas y la asiduidad al cine la perdí también”, explica.

La misma pintura se ha ido alejando paulatinamente de su rutina: hace 3 años que Gabriel Ramírez Aznar ya no pinta, desde que empezó a darse cuenta de que se agitaba y cansaba mucho.

“Sencillamente se me cansan las piernas, como le ocurre a los futbolistas y a los boxeadores, que si no tienen piernas ya no sirven para este deporte. Igual a mí me pasa, no sirvo para la pintura porque no tengo fuerza en los brazos, ni en las piernas. Y para hacer esas pinturas necesitas fuerza, trabajas de pie y te alejas, te acercas. Todo eso ya no lo puedo hacer, estoy casi en silla de ruedas”, detalla.

- ¿A qué dedicas tus días actualmente?

“Pues ahorita me dedico a esperar a sanar porque tengo unos problemas muy serios. No puedo pintar porque no tengo fuerzas en mis piernas, ni en los brazos, tengo varios meses de no pintar. Estoy pensando todo el tiempo en olvidarme de los miedos e intentarlo, pero en fin, yo sé y el cuerpo me dice que no puedo aguantar mucho”, comparte.

Hoy en día, leer y escribir son las principales actividades del artista, para quien entretenerse es fundamental.

“Siempre me he entretenido, pintar para mí era entretenido, era también un placer, como ir a ver el cine, leer, escribir”, indica.

“Estoy escribiendo recuerdos de mi infancia, mi familia, donde hablo generalmente mal de todo el mundo y es un libro impublicable, porque ahí digo cosas desagradables de mi familia, de mis hermanos, de mi hermana y de otra gente que conozco, así es que ni siquiera con pseudónimos, todo el mundo lo identificaría”, continúa.

Si bien eso de no pintar es “un lío”, el artista asegura que no se angustia “porque todo lo que hago supliendo la pintura -que no lo suplo por completo- es que me entretengo y me causa placer”.

- El juego sigue, ¿no?

“Sí, exactamente. Todo para mí sería un juego. No me tomo en serio casi nada, nunca he tenido demasiadas aspiraciones o ambiciones”.

Muestra
Muestra Otra de las obras. (Cortesía SCM)

VISITA ALGO EN EL SOL

“Algo en el sol” es una iniciativa que surge de Galería Secreta con sede en Mérida, en colaboración con el Seminario de Cultura Mexicana. Un esfuerzo conjunto para la difusión de uno de los artistas con mayor relevancia en Yucatán, quien contribuyó con su obra a transformar la concepción del arte contemporáneo en nuestro país. La curaduría y museografía estuvieron a cargo de Samia Farah.

Se puede visitar en la Galería del Seminario de Cultura Mexicana (Presidente Masaryk # 526. Polanco, CDMX) hasta el 6 de abril de 2025, de martes a domingo, en un horario de 11:00 a 18:00 horas. La entrada es gratuita.

¿QUIÉN ES EL ARTISTA?

Gabriel Ramirez Aznarc nació el 4 de enero de 1938 en Mérida, Yucatán. A la edad de 17 años llegó a la Ciudad de México, donde vivió hasta 1975. Presentó su primera exposición en 1965 en la galería Juan Martín. En 1975 retornó a Yucatán y no había vuelto a exponer en Ciudad de México.

Ha sido miembro fundador del Salón Independiente e integrante de la Generación de la Ruptura. Es considerado uno de los artistas más importantes de Yucatán, contribuyendo con su obra a transformar la concepción del arte contemporáneo en el país.

También ha recibido diversos reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos: el Premio Internacional de Dibuix “Joan Miró” en sus ediciones de 1972 y 1975, en Barcelona, España; la Medalla Yucatán (1986); becario del FONCA en su calidad de creador artístico (1989 y 1999); el Premio Literario Antonio Mediz Bolio (1997) por La Cosa Cultural, sección dedicada a sus ensayos publicados en el suplemento cultural Unicornio y la Medalla al Mérito Artístico del Instituto de Cultura de Yucatán (1998).

A la par de la pintura, Ramírez es conocido como escritor e investigador de cine, autor de: El Cine yucateco, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México (1980) y Crónica del cine mudo mexicano, edición de la Cineteca Nacional (1989). Desde 1991 es Miembro del Consejo Consultivo de la Enciclopedia de Yucatán

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