Cultura

“Hoy estamos peor que cuando estaba el PRI en el gobierno”, dijo Hernán Lara Zavala, en entrevista por su novela “El último carnaval”

Muere el escritor, editor y académico Hernán Lara Zavala

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Adiós. El escritor, editor y académico Hernán Lara Zavala. (EFE)

El escritor y editor Hernán Lara Zavala falleció este sábado a los 79 años en la Ciudad de México.

En su cuenta de X, de Libros UNAM posteó: “Lamentamos el triste fallecimiento del escritor, editor y promotor cultural Hernán Lara Zavala. En 2003, la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, a su cargo, lanzó las emblemáticas colecciones Pequeños Grandes Ensayos y Relato Licenciado Vidriera”.

Hernán Lara Zavala estudió en el CUM y luego Ingeniería en la UNAM, donde se gradúo para luego cursar la carrera de Letras en la FFyL, donde fue profesor.

A continuación una entrevista con Adrián Figeuroa, editor de Crónica sobre su última novela “El último carnaval”, publica el 5 de diciembre de 2023.

Hernán Lara Zavala: “El último carnaval” rescata esa juventud cachonda, de bandas, rocanrolera y de rebeldes sin causa

Adrián es miembro de “Los Calacos”, la banda que buscaba imponer su ley en la Colonia del Valle en los años 50 y 60 del siglo pasado. Adrián también es futbolero, apasionado del rock and roll y de bailarlo, un rebelde sin causa emocionado por sus primeras experiencias sexuales o entusiasta del carnaval para elegir la flor más bella de la colonia, pero sobre todo un adolescente que vivió ese México que ya se terminó.

Porque Adrián, alter ego del autor, cursó la preparatoria en el CUM y en la UNAM estudió Ingeniería y luego Letras para convertirse en un escritor famoso. Se reencontró con Magdalena y tuvo su historia de amor que se rompió. Y entre encuentros y desencuentros llega a la década de los 70 años y mira el otro México que aún sigue con su desigualdad, pobreza, inseguridad, corrupción de políticos…

“Hoy estamos peor que cuando estaba el PRI en el gobierno”, dice Hernán Lara Zavala, en entrevista por su reciente novela “El último carnaval”. “Tenemos una muy fuerte presencia de esta cultura de la cancelación y un desaliento notorio en la población, con un Presidente que nos está regresando en el tiempo con su manipulación de los poderes y la cancelación de organismos que habían costado mucho trabajo construir”.

De todo esto trata esta novela de iniciación, donde Adrián es el personaje que hace regresar a Hernán Lara Zavala a las famosas escuelas de la Del Valle, a sus calles, a su pandilla, a sus amores y estudios que formaron a su generación para decir: “Lo que uno vivió, valió la pena”.

La novela son las estampas del México que ya no existe, y por otro lado ese México que persiste: doloroso, lleno de desigualdad, pobreza…

Eso era mi intención: tratar de rescatar lo que fueron las décadas de los 50, cuando aparece el rock and roll en el mundo y Elvis Presley y todos los que lo rodeaban, que no eran patrocinados por las disqueras grandes y se formaron al margen. El primer disco de Elvis estaba en Sun Records, una compañía independiente, así también eran los de Fast Domino, Ray Charles, Chuck Berry…. Todo ellos hicieron un fenómeno que fue muy importante para mí, porque cuando escuché las primeras canciones de rock, fue algo inédito, un detonador y sentí en mi fuero interno energía, cachondería, un poco de violencia y maldad. Porque eran canciones cachondonas, sexis. Esto lo relacionó con las películas de la época de los rebeldes sin causa de James Dean o de Marlon Brando.

Ellos fueron espíritus rebeldes, agresivos. Ya habían cambiado su manera de vestir. Dejaron el pantaloncito de casimir, el saquito y sus zapatos blancos por botas y jeans, chamaras negras y pelo encopetado. Y eran rebeldes, pero aún no tenían una causa, sólo el descontento frente a la familia, sus valores y contra una sociedad conservadora.

Y este fenómeno, sin las redes sociales actuales, es el primer movimiento global que cundió en todo el mundo. Después, en los 60, vienen los Beatles, Rolling Stones The Doors..., donde hubo mayor rebeldía y con causa. Este está década ya hay una conciencia más profunda, más radical y además teníamos la minifalda, la píldora anticonceptiva, la liberación sexual y otros factores que hicieron que la vida de los jóvenes fuera diferente.

En esa década, las relaciones de pareja eran más libres que en los 50, donde uno iba de tacuche a las fiestas, no había bebidas alcohólicas. Se dejó el crepé para tener el pelo largo y las botas de charol, como símbolo de libertad.

Estos rebeldes sin causa, la banda, eran un punto de identidad, y hay personajes como lo muestra Jorge, le hermano del protagonista Adrián, que es el gandalla, el mujeriego y el burro para la escuela. Hoy ya no hay pertenencia de grupo.

Es cierto. Por ejemplo, de esa banda de “Los Calacos” de la Colonia Del Valle, Jorge es el modelo que tenía Adrián. Era el mejor para los madrazos, era atleta, era huevón y mujeriego. Tenía una serie de atributos, pero cuando se lo madrean a final del carnaval, se le cae del pedestal en que lo tenía su hermano Adrián, quien dice: “Ya estuvo. No son ciertos todos los consejos que me daba”.

Sin embargo, en la banda hay algo muy importante y es la relación colectiva, de equipo, donde ninguno se raja si había pleito.

También otro punto de reunión que tiene estos jóvenes de la Del Valle, son los puestos callejeros de quesadillas o locales de tacos que poco a poco van desapareciendo.

Esas son las cosas de un México que ya se fue. Hoy ya no existe esa movilidad de la calle, que era muy importante para vivir. Hoy todo es paredes adentro. Pero en esos tiempos, si ibas a una en casa, era para hacer diabluras, como la escena del trenecito, que es la causa de muerte de uno de los abuelos de los personajes.

Adrián vive en los 50 y 60 todo lo anterior y cursa las licenciaturas en Ingeniería y luego Letras, se vuelve un escritor famoso, tiene grandes fracasos, pero termina por saber que ha vivido.

Si, porque una buena novela no puede terminar con final feliz. Es un error tratar de decir que se casaron los protagonistas y vivieron felices, porque es más importante terminar con una tragedia, como le pasa a Adrián, algo que también le pasa a su amada de toda la vida: Magdalena.

Porque el gran punto de tu novela es darse cuenta que has vivido.

Sí. Y eso tiene que ver cuando viene la parte del 68, la más fuerte en todos los sentidos, porque aquellos rebeldes sin causa, encuentran una causa que venía de los filósofos como Sartre, Camus… todo eso que se dio en ese tiempo, incluso John Lennon ya estaba con un germen de protesta.

Y así se dio un movimiento global que fue el de los estudiantes en Francia, conocido como “Mayo del 68”, y se expandió como pólvora. Llegó a EU, México, Alemania… hasta Japón, era la efervescencia juvenil, el orgullo de ser joven, eran los tiempos de la “imaginación al poder”.

Y desgraciadamente eso a la larga se frustró. En México fue mayor la frustración por la matanza del 2 de octubre, hecho que sigo culpando Gustavo Díaz Ordaz, porque fue muy intolerante, soberbio, y los jóvenes nos envalentonamos y dijimos: “ya nos chingamos al gobierno”. ¡Pero no!

Entonces, el Presidente, por los nervios que tenía por las próximas olimpiadas, acabó con el movimiento y con el afán de tener una sociedad más justa, más democrática, donde se acabara el PRI, donde empezara la alternancia. Después de esta derrota del 2 de octubre, viene la Guerra Sucia, el jueves de Corpus Christi…

Y después de eso hay un pequeño avance, que fue cuando Cuauhtémoc Cárdenas pierde la presidencia en manos de Bartlett. Después dieron más avances y se vio que la rebelión juvenil no fue en vano. Y ahora, como lo digo en la novela, estamos peor que cuando estaba el PRI en el gobierno.

A esto iba del México que no se ha ido y tu novela muestra que desde el 68 se instauró en México la cultura de la cancelación y no desaparece.

Está muy fuerte en el país esta cultura de la cancelación y también hay un desaliento notorio en la población. Además, el actual Presidente de la República – Andrés Manuel López Obrador- nos está regresando en el tiempo con su manipulación de los poderes y con la cancelación de organismos que habían costado mucho trabajo construir.

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