
El escritor argentino Guillermo Saccomanno, galardonado con el Premio Alfaguara de Novela 2025 por ‘Arderá el viento’, ha asegurado que el acondicionamiento social está “muy marcado” por el interés y que el dinero es el “gran motor”, por lo que “en el fondo”, todo el mundo quiere ser como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
“El acondicionamiento social está muy marcado por el interés, el dinero. El dinero es el gran motor, la ambición. En el fondo todo el mundo quiere ser Trump. Él se propone como el gran modelo. Tengamos conciencia de esto: el mundo está en manos de locos. Elon Musk, Zelenski, Putin, Trump. Estamos en manos de Dios, si existe. No creo que Dios exista, pero si existe, esto que hizo no está nada bien", ha añadido el autor en una entrevista con Europa Press.
Precisamente, Saccomanno ha explicado que esto también es parte de la literatura y rechaza la idea de que la realidad supere a la ficción. “Un amigo escritor decía: la realidad exagera”, ha apuntado.
En ese sentido, el autor se muestra “pesimista” sobre el futuro que le dejará a sus hijos y nietos, algo que le hace tener ganas de “llorar”, pero estos temas los incluye en la novela porque, a su parecer, “mueven el mundo”. “Me gustaría tener esperanza. Como dice John Berger, uno escribe con la esperanza entre los dientes. No hay otra manera. Ni en mi país, ni en el mundo“, ha lamentado.
“¿Cuál es la triple alianza o las tres cosas que mueven el mundo? Sexo, dinero, poder. Esto lo tengo en la novela. Pero además había otras cosas, por ejemplo, la corrupción. ¿Qué me faltaba? Me faltaba la violencia infantil. Chicos que entran al colegio y disparan, que de eso hay todos los días uno o dos. ¿Qué me faltaba? El catálogo de maldades. Me faltan los narcos, pues puse narcos. Pero no es que yo sea piola, es que la humanidad es así. Son las leyes de Murphy", ha apuntado Saccomanno.
“LA FAMILIA ES UN SEMILLERO DE VIOLENCIA”
‘Arderá el viento’ es una novela que sigue la historia de los Esterházy, una pareja que llega a un pueblo de la costa argentina y comienza a regentar un antiguo hotel. Aunque la figura del pueblo es en sí un personaje más, también lo es la familia que, a juicio del escritor, es un “semillero” de normalizar “a golpes”.
“La familia es como la célula madre de esta sociedad. Y la familia es un semillero de violencia, de maltrato, de normalidad, de normalizar. Normalizar a castañazos, a golpes. La educación es eso. Tengo familia. Amo a mi familia. Pero reconozco que la familia es una cosa... Vos reconocés en tus hijos rasgos tuyos. Y ellos saben de vos lo mejor y lo peor. Uno vive rebelándose contra los padres y termina repitiendo sus errores. No de la misma manera, perfeccionándolos, tal vez", ha reconocido.
Saccomanno, que no ideó la novela para presentarla al premio, comenzó a redactarla tras una neumonía, posterior infección de Covid-19 y mudanza mediante, por lo que escribía un capítulo al día sin saber hasta donde iba a llegar, pero inspirado en la Villa, pueblo que aparece en varias de sus obras.
“El pueblo donde vivo es como todo pueblo: pequeño --donde yo vivo son 60.000 habitantes--, se conoce todo el mundo y todo el mundo sabe lo que hace todo el mundo, chismorrean. Van creciendo los rumores, no te aburrís nunca. Tenía argumentos todos los días. Y si no, iba agregando. Si lo mío era irreal, no había que preocuparse mucho porque en poco tiempo se hacía real“, ha comentado entre risas.
“A LOS NARRADORES LES PREOCUPA MÁS GANAR LECTORES QUE A SÍ MISMOS”
En ‘Arderá el viento’, el autor hace uso de la descripción para contar la historia de la familia, y en ese sentido ha explicado que él no ha inventado nada y que el problema es que los narradores actuales “no leen poesía” y se preocupan más de ganar lectores que a sí mismos.
“Pareciera que el lenguaje es una preocupación solo de los poetas. El problema es que los narradores hoy no leen poesía, y al no leer poesía son brutos, son torpes, les preocupa mucho más ganar lectores que ganarse a sí mismos (...) Lo que pasa es que mucha literatura de nuestro tiempo, casi toda, parece escrita para ser filmada. Es una torpeza y una ingenuidad, porque no es lo mismo la literatura que la televisión", ha concluido.