Cultura

La premisa es que los adultos y los niños se permitan experimentar, que pregunten y se rían, añade la directora del Universum. Todas y todos somos científicos todo el tiempo, porque nunca dejamos de ser esos niños preguntones

El Espacio Infantil del Universum, una zona donde las familias juegan con las ciencias: María Emilia Beyer

Directora María Emilia Beyer, durante la inauguración del espacio infantil en Universum. (UNAM)

El Espacio Infantil del Universum es la zona donde las familias se dan permiso para jugar, se permiten experimentar, descubrir y la pasan bien. Se trata de una forma divertida de acercar la belleza de las ciencias a niños y adultos, dice María Emilia Beyer.

Es una grandotota área de mil 700 metros cuadrados para niños de 0 a 8 años, pero en la que pueden estar sus padres. El sitio fue inaugurado por el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, y como explica la directora del Universum se diseñó con una premisa básica: todas y todos somos científicos, aunque no seamos profesionales.

Por eso, añade, es muy relevante que los adultos y niños se permitan jugar, que pregunten, se rían y aprendan las ciencias de otra manera y la pasen bien. “Es una forma, no sólo cognitiva, sino emotiva, que puede generar algo muy bonito y queremos que el museo sea el que lo detone”.

¿Un espacio diferente porque veo que buscan a las familias, es decir, los niños y los papás entren a este mundo mágico que son las ciencias?

Este espacio infantil se diseñó pensando en una premisa básica: una, que todas y todos somos científicos todo el tiempo, aunque no seamos profesionales.

Al tomar una decisión, te cuestiones cosas y entonces enfatizas una sobre otra. Dices cuál es la fuente de esto, será un cuento, será fake news, será verdad…, y esto que haces es el uso de un pensamiento crítico, la estrategia de la ciencia.

Cuando éramos infantes, chiquitos, fuimos muy preguntones: por qué funciona así, por qué no funciona así, por qué siempre se cae; mamá, por qué todavía no puedo, por qué no alcanzo, por qué el pasto es verde, por qué el cielo es azul…

Universum La nueva sala busca dar herramientas a las infancias para desplazarse en un futuro que será más científico y tecnológico. (UNAM)

Es la época de montones de preguntas y con las respuestas saber y comprender cómo funciona el mundo que nos rodea. Esa es la ciencia y los científicos y científicas adultos, son en realidad niños que nunca dejan de preguntarse cómo funcionaba el mundo.

Y en este espacio infantil, más que estar dando respuestas cerradas y verdades absolutas, lo que queremos es que haya un montón de oportunidades de reflexionar y entre todos construir experiencias, porque experimentar, es hacer ciencia.

¿Un aprendizaje en conjunto?

Así funciona las ciencias, se dan una idea, dos, tres…, y son de todos y de todas. Eso aumenta la posibilidad de encontrar por qué funciona, por ejemplo, los prismas, por qué con este prisma no puedo hacer un arco iris y con el otro prisma sí puedo. Con esto descubrimos lo que pasa: uno es cóncavo y el otro es convexo. De esto se trata, de que entre todos construyan resultados.

Para contestar tu pregunta, me parece muy relevante que las familias se den permiso de jugar, que el juego sea lo que una a hijos y padres y les permita socializar. Por ejemplo, una familia descubre su huella de calor, es algo asombroso lo mismo si tienes cuatro años o 40.

Y a lo mejor un papá, una mamá o un abuelito nunca habían jugado con el sonido ni descubierto que genera ondas invisibles, y que en el museo las pueden ver. ¡Es asombroso lo que viven!

¿Por qué es tan importante mostrar que las ciencias pueden ser un juego divertido, aun con su complejidad?

Porque las ciencias están absolutamente en todos lados, sean básica o aplicada. Vivimos en sociedades tecnocientíficas y las personas a veces crecemos pensando que no las tenemos cerca, pero si queremos transitar con menos dificultades en este mundo, debemos comprender las ciencias y tecnología.

Entonces, en lugar de aprenderlo todo en las escuelas, donde las materias son muchas y hay cierta rigidez, en el museo a través del juego acercamos el conocimiento y, como no serán evaluados, no implica un estrés asociado, sino diversión.

Porque se trata dar herramientas a nuestras infancias para desplazarse en el mundo que les va a tocar en el futuro, que será más científico y tecnológico.

Estos estímulos son importantes en esta etapa de primera infancia, porque su cerebro genera circuitos neuronales a enorme velocidad, como nunca más en la vida, y estos elementos educativos les beneficiaran mucho toda su vida.

¿Es mostrar a los niños, jóvenes y adultos que hay otros espacios de diversión y no estén pegados a celulares y tabletas?

Exactamente y por eso este espacio pone a las ciencias y al juego al centro de la socialización con amigos o la familia. Es muy relevante que los adultos se permitan jugar, se permitan descubrir, se permitan experimentar y se permitan pasarla bien en compañía de hijos. Es finalmente una manera, no sólo cognitiva, sino emotiva que puede generar algo muy bonito y queremos que el museo sea el que lo detone.

¿Qué le dijo el rector Leonardo Lomelí cuando vino a inaugurar el espacio?

Su visita al Espacio Infantil estaba contemplada en poco más de una hora y, al final, porque vino con su familia, se quedó más tiempo del programado. Su familia encontró diversión, asombro y risas en conjunto, porque para eso es que se diseñó este espacio.

¿Cómo está conformado el Espacio Infantil de Universum?

Es como una sala grandotota que se divide entre el interior para el juego libre y el exterior para el juego al aire libre, porque también queremos fomentar la conexión con la naturaleza, especialmente en las primeras infancias que hoy son tan urbanas y cuyos juegos suceden siempre en espacios cerrados como la escuela, departamentos, casas, etc.

Universum para las infancias Espacio Infantil será la base de un centro de investigación  sobre la primera infancia. (UNAM)

Tenemos una sección que se llama “Yo en el Universo”, en la cual las niñas y niños se posicionan y reflexionen frente a otras especies. Por ejemplo, que descubran si son más pequeños o más grandes, cuáles animales conocen y cuáles no, si conocen su entorno y preguntarse quiénes somos como especie y conocer por qué estamos vivos. En este punto, hay un experimento donde se usa la temperatura y conocen que los vivos emitimos calor.

Además, con una cámara térmica, podemos posicionarnos allí y ver que el calor no es el mismo en todo nuestro el cuerpo o ver si tu huella de calor es igual a la de tus hermanos, mamá o abuelita, etcétera.

También está la sección donde el infante va a descubrir su peso, pero sin hablar de kilogramos, o su estatura sin hablar en metros o centímetros, sino a través del juego sembramos estas nociones.

Y tenemos la sección “Hablar de emociones y empatía” para expresar cómo me siento e, incluso, poner nombre a las emociones complejas, porque no es lo mismo sentirse triste que nostálgico. A los niños se les enseña a nombrar sólo unos cuantos sentimientos y a veces no pueden explicar cómo se sienten. Estas interacciones ayudan a los niños a expresar lo que piensan y les preocupa.

Hay una denominada “Luz y color”, donde se realizan experimentos de Física. Uno es jugar con el sonido y sus frecuencias con experiencias lúdicas y divertidas. Y tenemos también el Jardín, el cual se va a inaugurar oficialmente en abril y donde contaremos con un huerto orientado a la sostenibilidad y cuidado del medio ambiente. Es mostrar la importancia del preservar el medio ambiente, que conozcan que hay especies endémicas, que hay especies invasoras y si desean hacer un huerto en su casa, sepan cuáles serían las especies que deberían estar.

En otra sección al interior está la biblioteca con más de 500 títulos sobre ciencias y una especial es la zona del “Gateadero”, para bebés y la sala de lactancia.

Finalmente, está sala de “Experimentación total”, donde construimos circuitos, vemos robótica y cómo se pueden reciclar elementos que de otra manera serían basura.

Otro punto importante, añade, Emilia Beyer, es que el Espacio Infantil será la base de un centro de investigación sobre la primera infancia, en el cual converjan la academia y la experiencia con el objetivo de estudiar el aprendizaje científico en las etapas tempranas de la vida.

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