
De entre todos los cuentos que ha escrito, Beatriz Espejo reconoce un particular afecto por algunos como aquel que aborda a la Emperatriz Carlota (presumiblemente, Miserere Mei Deus), un texto del que platicó mucho con Guillermo Tovar y de Teresa, quien “venía a comer los jueves a mi casa y era un verdadero erudito en historia de México”.
También le gusta mucho “Una mañana de abril”, que le parece entrañable porque parte de su niñez, y el cuento “Sólo los reyes tienen tales placeres” le gusta porque “es el más difícil de los que escribí”, considera al hacer una retrospectiva sobre la obra que ha publicado hasta el momento.
En conversación por la reciente reedición de “Cuentos reunidos” (Fondo de Cultura Económica, 2024), Beatriz Espejo comparte a Crónica sus perspectivas sobre el cuento como género, el ejercicio de escritura y algunos proyectos actuales en los que trabaja a la par de ser docente
-¿Qué es el cuento (para ti)?
“La poesía es el género literario más difícil que existe. Siempre he dicho que los poetas son los mensajeros de Dios. Después de la poesía viene el cuento, que es muy difícil escribir. La gente piensa que un chisme, una anécdota jocosa o una leyenda es un cuento. Y no. Un cuento implica mucho trabajo de por medio. Se trata de un género difícil, con reglas que hay que seguir con sapiencia, con maña”.
-Me parece que hay un tono poético en tus cuentos, ¿crees que puede ser un híbrido también de géneros?
“No. Eso sí no. Si hay alguna poesía en mis cuentos, ha sido una cosa involuntaria. Pero me gustaría mucho pensar que muchos de mis textos tienen el tono poético del que hablas. Ojalá que tu boca sea santa”.

-¿Cuál es la regla fundamental para escribir cuentos?
“Primero, tienen que saber que el cuento es como una ecuación. He hablado mucho de eso en clases y fuera de clases, que es como una ecuación que implica comienzo, desarrollo y desenlace. Sin embargo, esto se puede romper si sabes cómo hacerlo”.
Ella, por ejemplo, cuando escribe, casi siempre sabe desde un principio cómo va a terminar el cuento y lo que busca es estirar la atención del lector, retenerlo hasta que termine el texto.
“Mi consejo para escritores jóvenes es que lean mucho, que busquen autores de su predilección, que no escatimen su tiempo en dedicarse a la lectura, porque todos los escritores hasta donde yo sé son gente muy culta”, agrega
-¿Qué piensas de las etiquetas sobre ‘la literatura femenina’ o ‘literatura escrita por mujeres’?
“Yo no creo ni que haya literatura femenina, ni masculina. Creo que hay buenos cuentos y malos, punto. Pero sí, es cierto, es muy distinto la manera de escribir de las mujeres que la manera de escribir de los hombres. Nuestros intereses son distintos: el amor tiene un papel muy importante, la familia, los hijos. Todo eso implica tema para mis cuentos de mujeres. Desde el principio traté temas que no se habían tratado antes, ahora sí, pero antes no. Uno era el tema del divorcio, otro del lesbianismo, el espiritismo… en fin”.
-¿Escribes cotidianamente?
“Cotidianamente nunca he escrito. Solamente un libro que casi nadie conoce, que escribí para un banco, una editorial me comprometió a quedarlo para que fuera de Navidad…”, explica.
Actualmente, “estoy dedicada a mis memorias. Pero pienso que a partir de unos 4 o 5 meses, que termine las memorias, pienso seguir con cuentos”, adelanta.
REEDICIÓN
La escritora y docente Beatriz Espejo (Veracruz, 1939) publicó por primera vez sus “Cuentos reunidos “ en 2004. En 2012, la editorial hizo una primera edición en ‘libro electrónico’.
En la reciente reedición del 2024 se congregan en orden cronológico los cinco libros de cuentos: Muros de azogue (1979); El cantar del pescador (1993); Alta costura (1997); Todo lo hacemos en familia (2001); Marilyn en la cama y otros cuentos (2004), así como cinco textos inéditos “Nuevos cuentos” con los que cierra las más de 400 páginas.
De estos nuevos relatos, el último se titula “Sólo los reyes tienen tales placeres” y le gusta particularmente porque fue uno de los más grandes retos que ha superado.
“Está escrito en plural mayestático. Es decir, la forma como hablaban los reyes. El cuento está contado por Francisco I de Francia, sobre Leonardo da Vinci que fue a morir precisamente en territorio francés, cuando le ofrecieron un palacio”, comparte la autora.