
Desde la infancia hasta su muerte, la exposición “Un cielo sin fronteras. Rosario Castellanos: Archivo inédito” presenta más de 100 objetos como la máquina de escribir, fotografías, cartas y textos inéditos de la escritora, periodista y diplomática.
Inauguró en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, en el marco del Día Internacional del Libro y está abierta al público general desde este 24 de abril al 24 de agosto.
“Aquí tenemos una pincelada, una muestra muy bien escogida, muy bien curada de lo que es el archivo, pero hay cosas que sigo encontrando”, dijo el analista político, comentarista y consultor, Gabriel Guerra Castellanos, hijo de la escritora.
En un recorrido previo a la inauguración oficial, Gabriel Guerra Castellanos opinó que “el chiste es que donde esté sea fácilmente accesible, tenga divulgación, tenga promoción” y que esta muestra es un recordatorio de la importancia de cuidar las cosas.
“Aquí hay un mensaje para todos: no anden tirando cosas. Es buen recordatorio también de para qué deben servir los archivos, que es la difusión. Dar a conocer la vida y obra de la persona”, señaló.
Asimismo, como ha hecho en otras ocasiones, reiteró que su madre tuvo tres hogares: Chiapas, la UNAM y la Cancillería e informó que no tiene un hogar final para el archivo todavía. No le gustaría que se quede guardado porque entonces perdería el objetivo, pero no ha tenido ofertas, ni es una puerta que haya abierto todavía. “No es un tema que esté negociando con nadie”.
“Apenas estamos imaginándonos la cancha de entrenamiento, el estadio, el nombre y el uniforme del equipo. Todavía no estamos en el periodo de transferencias”, describió.
Y es que “hay muchísimo” en el archivo, aseguró. “Mi madre muere cuando yo tengo 12 años. Vivíamos fuera de México. Las cosas se empaquetan y se guardan en una bodega, durante mucho tiempo. Ya después yo las rescato de la bodega y las preservo”, explicó.
No porque fueran particularmente acumuladores, pero tampoco considera que fueran “gente que tira a la basura las cosas”.
Desde entonces, las cosas fueron enviadas a México y se guardaron en una bodega comercial, hasta que Gabriel cumplió la mayoría de edad.
“Regreso con 21 o 22 años de edad y es cuando ya me doy a la tarea de rescatar cosas, paulatinamente. De entrada no teníamos un espacio donde guardar, entonces ha sido un proceso gradual”, detalló.
Por mucho tiempo, Gabriel Guerra quiso mantener un “bajo perfil”, con la intención de no volverse “hijo profesional”.
“El respeto al nepotismo ajeno es la paz, pero esa fue mi decisión, por eso he procurado siempre tener un bajo perfil. Ahorita me estoy dando permiso de romper esa costumbre porque creo que la efeméride del centenario lo amerita y por qué ante tanto reconocimiento de tantos lugares, personas e instituciones me parecería también poco amable, poco elegante, poco generoso guardar o resguardar, pero es un ratito. He tratado y seguiré tratando de tener vida propia, porque si algo aprendí de la casa familiar es que cada quien tenía vida propia”, añadió

SIN FRONTERAS
Esta muestra se organiza en cuatro núcleos-momentos que trazan la evolución personal y literaria de Rosario Castellanos, a lo largo de los cuales la gente podrá acercarse a la Rosario niña con sombrero (ca. 1929) o a la cédula que la acredita como maestra de Filosofía, Facultad de Filosofía y letras de la UNAM (1944).
Primero, está “Su modo de ser río, de ser aire (1925-1938)”, que aborda la infancia en Chiapas y sus primeras reflexiones sobre los roles de género y literatura.
Luego “Yo ya no espero, vivo (1939–1947)” ahonda en la adolescencia en CDMX y amistades clave, como Ernesto Cardenal, Dolores Castro y Emilio Carballido. Sigue “Mujer de palabras (1948–1957)” con las primeras publicaciones y confrontaciones a los estereotipos a través del ensayo y poesía.
Finalmente, “Ese relámpago momentáneo (1958–1974)” señala su madurez profesional en la que desarrolló una voz crítica sobre la condición indígena y de las mujeres en México a la par que tuvo dificultades en su vida personal
Por otro lado, entre las actividades que se realizarán junto a esta exposición, el sábado 26 de abril a las 11:30 horas se realizará un conversatorio titulado “Yo ya no espero, vivo: Reencuentros con Rosario Castellanos”, en el que participarán Diana del Ángel y Marta Lamas, moderadas por Sara Uribe.
El 22 de mayo a las 19 horas, se llevará a cabo la charla Rosario en la memoria de Elena, entre Elena Poniatowska y María Cortina Icaza, en el Anfiteatro Simón Bolívar.
El equipo voluntario ofrece visitas guiadas al público general, de martes a domingo a las 12:30 horas. Recuerda que el lugar tiene un horario de martes a domingos, de 11 a 17:30 horas.
La admisión general tiene un costo de $50; estudiantes y maestros con credencial vigente pagarán $25 y la entrada es libre para los niños y las niñas menores de 12 años, adultos mayores con credencial INAPAM, Programa de Membresías de San Ildefonso, Comunidad Cultura UNAM. Domingo entrada libre al público en general.