
La escritora Silvia Pasternac considera que tiene alma de hormiga. “Lo que implique construir de la nada, investigar e ir armando los ladrillos … eso verdaderamente es lo mío”, dice en conversación por su primera novela, “Manci” (Lumen, 2025), publicada después de una trayectoria de guion cinematográfico.
“En la pandemia me quedé sin empleo y no me gusta estar con los brazos cruzados, como que la palabra aburrimiento nunca ha estado en mi radar. Entonces hice un montón de cosas: escribí la novela y aprendí otro tono que no era el del cine, pero también aprendí a bordar y me la pasé construyendo legos “, recuerda.
Para la escritora, esta novela marcó el inicio de cosas que siempre había querido hacer, pero no tenía tiempo y fue la construcción final de una historia personal, cuya mezcla preparaba desde hacía años sin lograr cuajar la base.
“Cuando me contaron la historia eran tres momentos pequeñitos, pero muy impresionantes de la vida de Manci, que es mi tía abuela”, explica.
“Primero intenté adaptarla al cine, en Jalisco, en la época de los cristeros. Y funcionaba, la empecé a escribir y todo, pero me impedía contar la historia completa. Era un cachito de lo que le pasó en la segunda en la Segunda Guerra Mundial, pero en realidad ella vivió 80 años del siglo XX y a mí se me antojaba mucho contar toda su vida y la verdad es que en cine eso es muy caro, es lo más caro que hay: todo lo que se llama ‘de época’ es carísimo”.
Además de vestuario, coches, casas, muebles y música, aquella producción imaginaria hubiera necesitado 6 actrices de edades distintas, lo que sería impagable.
Silvia Pasternac decidió guardar la historia un rato más. En 2011 murió su papá, quien le había contado esta historia y eso hizo que la escritura de esta narración se detuviera por completo durante muchos años. “Me recordaba mucho a mi papá y era doloroso”, confiesa.
“La historia es un bordado de la vida completa de de Manci. En Tzintzuntzan hay unas mujeres que si tú les cuentas tu historia, te la bordan. Un día que vaya de nuevo les voy a contar la historia de Manci a ver qué cuántos metros de bordados salen de ahí”, dice la escritora.
80 AÑOS DE VIDA.
Una mujer en el siglo XX, la historia familiar personal, imaginación y aventuras reales son los cimientos de esta novela, que aunque no se materializó en guion, Silvia Pasternac logró con ayuda del cine.
“El cine me ayudó porque es un medio en el que en el que tienes que contar las cosas con acciones. Me obligó a hacer que Manzi hiciera cosas, saliera a la aventura de alguna manera, por eso digo que es una que es una historia divertida y para todo público”, asegura.
La historia comienza antes del nacimiento de Manci y termina poco después de su muerte, de modo que cuenta ochenta años de aventuras, amores, despedidas y las ingeniosas maneras en que esta mujer rebelde supo sobrevivir en Transilvania.
Quizás la reflexión principal del libro, según la autora, es que la guerra pasa ‘allá’ para Manci.
“En su cabeza, ella no termina de enterarse de lo que está pasando. Se da cuenta por cosas un poco satelitales de la guerra y todo lo que le va pasando porque de alguna manera ella es el centro de todo en su percepción. Ni tiene miedo, el que tiene miedo es su marido”, detalla.
Le parece que uno de los rasgos destacables del personaje tragicómico de Manci es que “se quiere mucho”, se mira para adentro y se encuentra hermosa y valedera. Eso es lo que la hace sobrevivir durante años.
“Un poco me da envidia el personaje y creo que todos deberíamos ser un poco como Manci: querernos lo suficiente como para tomar decisiones a veces quizás egoístas, pero que nos salven la vida, nos lleven a la próxima estación y vivir la vida plenamente”, agrega Silvia Pasternac.
Anteriormente, la escritora ha expresado que su formación en psicología le ayuda a armar la complejidad de sus personajes.
-¿Qué hace humano a un personaje?
“Que sea contradictorio. Cuando te enseñan a escribir, por lo menos en cine, te piden que el personaje sea simpático, hay muchas reglas que aplanan a los personajes. Yo creo que los personajes tienen que ser complicados, tener ganas de hacer una cosa, pero impulsos o la obligación de hacer otra… para eso me sirvió hacer trampa y usar la psicología, para ensuciar al personaje -no sé si decirlo así- para que no sea terso, sino que tenga sus grietas”, comparte la autora.
En ese sentido, uno de los personajes de los que se siente más orgullosa es Eugenia, la mamá de Manci, quien de origen es antipática.
“Para mí era muy importante que al final te cayera bien, que sintieras su sufrimiento y su tren de pensamiento, su motivación para ser como era. Creo que ese fue el personaje que más disfruté, así como amasándolo porque, sí, de origen dices esta mujer está loca y es horrible, muy amarga, pero pues la amargura viene de un lugar muy raro”, apunta.
“Además logré que haya momentos en los que esta mujer tan amarga haga cosas hermosas. Quizás ensuciar es una palabra muy problemática, pero la llené de escollos, como que es un personaje montañoso, por así decir”, considera.
Actualmente, Silvia Pasternac trabaja -“para comer porque no se trata de comer del aire- pero sigue escribiendo fuera del guionismo: “estoy escribiendo una serie de crónicas, de no ficción, y por otro lado tengo una idea de un libro de cuentos temáticamente unidos que serían falsas biografías de mujeres de todos los días”.
“Mujeres que nacieron en 1900 o antes y muchas llegaron lejos en el siglo XX porque fueron longevas y sus vidas pasaron por la sombra, como Eugenia, pero hicieron cosas… se me antoja inventarlas a partir de personajes que conozco o me contaron”, adelanta.
¿Quién es Silvia Pasternac?
Silvia Pasternac nació en Córdoba, Argentina, pero llegó a México siendo una niña. Se preparó para ser psicoanalista, pero la vida la llevó a escribir para cine y series televisivas
Junto con Ignacio Ortiz, Sin remitente (1995), película dirigida por Carlos Carrera que fue selección oficial en el Festival de Cine de Venecia de 1995 y ganó en 1996 los Premios Ariel a la mejor película, mejor dirección y mejor actor.
Luego escribió con Carlos Carrera y Fernando León el guión de largometraje “De la infancia”, que se realizó en 2008 y recibió el premio al mejor guión en el Festival de Cine Montreal en 2010, el premio al mejor director en el Festival de Cine Guadalajara y el Premio Ariel al mejor guión adaptado, entre otros.
También fue creadora y jefa de escritores de la serie Pacientes (2012-2013) para Once TV; co escritora en la teleserie Niñas mal 2, para MTV; jefa de escritores de Prisioneras del silencio, una serie sobre “Las Poquianch