“Pablo O’Higgins. Estampas de vida y lucha” es la exposición de gráfica “más grande que se ha hecho de este artista”, asegura el curador Eduardo Espinosa Campos, especialista del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap).
A partir de este sábado 9 de julio, en el Museo de la Estampa se podrán visitar alrededor de 150 piezas entre estampas, documentos, apuntes, dibujos, fotografías y videos que dan cuenta de la vigencia del trabajo de Pablo O’Higgins, uno de los grandes del muralismo mexicano.
En esta muestra, la labor de Eduardo ha sido sintetizar la postura artística e ideológica de Pablo O’Higgins, a partir del acervo que resguarda el recinto de la Red de Museos del Inbal - éste se integra por adquisiciones de los años cincuenta, de años posteriores y de la más reciente, concretada en 2021, gracias al apoyo de María O’Higgins.
El recorrido muestra diversas posturas del artista través de los núcleos: “Los primeros grabados”, “Contacto con Diego Rivera”, “Oficios”, “Lucha contra los totalitarismos”, “Defensa de la soberanía y lucha sindical”, “El proceso de creación”; “Del mural al grabado y Vida campesina”.
Destacan temas como la importancia de la educación, los derechos laborales, la vida del trabajador (obrero, mineros, el petróleo), las luchas sociales, la explotación, el mundo campesino, la presencia humana en el entorno rural, la situación política, gráfica popular, migración del campo a la ciudad y los grandes líderes sociales de Latinoamérica.
“Hay que darlo a conocer porque el momento en que uno empieza a analizar la obra de O’Higgins, empieza a encontrar nuevas posibilidades de interpretación”, considera Eduardo.
- ¿Por qué te parece que es necesario revindicar su vigencia?
- “El movimiento nacionalista artístico y el muralismo comenzó a tener mucha crítica sobre todo a finales de los años cuarenta. Se decía que se había oficializado, que ya no tenía mucho sentido. Lamentablemente, a fuerza de reiterarse parece ser que en muchos quedó la idea de que esto era cosa del pasado”.
Continúa que en realidad siempre han existido las dos posturas respecto a la vigencia del muralismo, pero en el marco de los festejos de 100 años de dicho movimiento consideró pertinente colocarse abiertamente de un lado de la discusión.
Recuerda que en los años 20s, las “grandes historias de México” no existían y era el trabajo de los artistas hacer interpretaciones de la Historia, en las que invariablemente quedaba plasmada su postura.
“Tenían contacto con sociólogos, historiadores, políticos, etc. Era un conjunto de interacciones que les permitía una visión más completa. Cuando se funda el Museo Nacional de Antropología, los artistas contaron con apoyo de arqueólogos y antropólogos. No era algo que se les ocurría hacer, sino que todo tenía un sustento científico e histórico”, detalla.
DEL MURALISMO HOY.
“En los años 40s, 50s y 60s todavía se hacía un muralismo con toda la intencionalidad de los muralistas de primeras generaciones y yo creo que, aunque es de una manera distinta, este arte público, urbano, que podemos ver en muchas calles, de alguna manera está retomando eso también. Mucho tiene que ver con reflejar situaciones de la realidad”, destaca Eduardo.
Se atreve a opinar que, de no haber existido el movimiento muralista mexicano, estas manifestaciones urbanas tampoco existirían ahora. “El muralismo tiene una influencia con diferentes vertientes y esto viéndolo, yo creo que está muy vinculado”.
-¿Podrías dar ejemplos de los artistas urbanos que mencionas?
- “He visto obras muy interesantes, aunque no conozco los nombres”.
Por otra parte, destaca que, el muralismo de la primera mitad del siglo XX tenía una clara intención de permanencia. Se colocaba en edificios públicos y cuando se realizaba en espacios abiertos o exteriores -como Ciudad Universitaria, entre otros- se utilizaban técnicas especiales para asegurar que perduraría.
“Digo ‘obra mural’ porque se usaban mosaicos, vidrio, azulejos, etc. Ahora, en los artistas callejeros no hay tanto esa intención. Usan pinturas vinílicas, que se sabe y ellos lo saben muy bien, que tiene una caducidad, no es permanente”.
El Museo de la Estampa se puede visitar de Martes a Domingo, de 10:00 a 18:00 horas. Se ubica sobre Av. Hidalgo #39, en el Centro Histórico de la Ciudad de México (cerca de Metro Hidalgo).
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