“Hay que ver desde otra lupa las canciones populares, con la seriedad y el respeto que se merecen; para mí esas canciones han sido maestras en mi vida”, comentó Alondra de la Parra, durante la presentación de su reciente disco “Olé México”, donde cuatro arreglistas transformaron la canción popular mexicana al repertorio orquestal junto con la Orquesta Sinfónica de Minería y las voces de Lila Downs, Buika y Pitingo.
El lenguaje orquestal, de la música sinfónica y que llamamos clásica no tiene límites porque estamos hablando de un cuerpo de sonido de cien músicos con diferentes timbres que pueden tocar todo tipo de sabores y colores, añadió la directora de orquesta mexicana desde Madrid,en la Casa de México en España.
“La orquesta es el instrumento más versátil que existe y los arreglistas tienen un comando del lenguaje orquestal, forman una dimensión que lo único que se le puede comparar es el cine donde puedes ver cualquier escena, puedes ver el carácter de un personaje y el todo de una ciudad…todo eso lo puedes vivir a través de la música sinfónica, es un lenguaje muy complejo”, indicó De la Parra.
La artista, cuyo proyecto financia GNP Seguros, expresó que durante toda la historia de la música orquestal, la música popular ha sido una parte medular de su existencia y esencia.
“Por alguna razón siempre hemos querido separarlas: esto es popular, esto es clásico. Decimos Mozart no es popular, es clásico cuando no hay nada más erróneo que eso, la música popular en ese momento era Mozart o Gustav Mahler que compuso canciones populares idénticas a las que estamos proponiendo en ‘Olé México’ dentro de sus sinfonías”, señaló.
Ejemplos de compositores del canon que incluyeron folclor en sus obras fueron Bartók, Stravinsky y Bernstein, dijo. “No hay un solo compositor al que no se le encuentren raíces en el folclor, en la canción popular, en la música popular y la música con la que creció ese o esa compositora. Entonces ha sido un absurdo durante muchos años de toda la historia musical que éstas se dividan”.
El disco “Olé México” es una celebración de ello, aseguró De la Parra.
“Este disco es tomar muchas de estas canciones mexicanas muy populares, muy conocidas que incluso han tenido tremendo éxito en España a través de muchos cantantes pero quise reinventarlas en el contexto del lenguaje sinfónico, darles las alas de la orquesta”, indicó.
Las canciones tienen el arreglo de artistas que desconocen dichas piezas, explicó la directora de orquesta.
“Qué pasaría si le damos esas canciones a arreglistas que no tengan el contexto que tenemos nosotros, por ejemplo, que no conozcan a Juan Gabriel y su ‘Amor eterno’, que no sepan el arreglo, ni el ritmo ni la cadencia. Entonces, ¿qué pasaría si lo tratamos de la misma manera como si esto fuera una canción de Schumann o Mahler?”, preguntó.
Alondra de la Parra buscó a cuatro arreglistas: el australiano Gordon Hamilton, el venezolano Marco Godoy, el costarricense Paul Rubinstein y el ruso-judío-americano Lev Ljova.
“Ellos no tienen nada que ver particularmente con México y nunca habían escuchado a los compositores. Por ejemplo, el arreglo de ‘Amor Eterno’, le hablé a Gordon Hamilton de Australia quien domina el lenguaje orquestal, y le dije: aquí está la canción, la letra, la compuso Juan Gabriel cuando su madre murió en Acapulco y estas son los acordes, tienes prohibido buscarlo en YouTube, no puedes buscar una referencia”, narró.
A De la Parra le interesó que los arreglistas llegaran a las canciones desde lo artístico, lo musical y del lenguaje orquestal para ver qué sucedía.
CANCIONES DEL DISCO:
“Cucurrucucú”, “Adoro”, “Mentira”, “Paloma negra”, “Amor eterno”,“El Andariego”, “Échame a mi la culpa”, “No”, “Granada”, “Cuando vuelva a tu lado”, “Con sabor a mí” y “Hasta que te conocí”.
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