“Ser artista de circo es un intercambio cultural”: Guillermo Vázquez
El fundador del Circo Hermanos Vázquez relata en entrevista que lo más sobresaliente de su experiencia ha sido la posibilidad de conocer el mundo y que le paguen por ello
Artes circenses
El Circo Hermanos Vázquez continúa dando funciones en EU.
Don José Guillermo Vázquez González ha dedicado toda su vida al circo. A sus 86 años, el artista circense, cofundador y director general del legendario Circo Hermanos Vázquez considera que su elección de vida ha sido una experiencia cultural “bien bonita”.
“Yo no cursé la primaria, pero en el circo el artista tiene la oportunidad de viajar, conocer otros países y la república mexicana de costa a costa, de norte a sur”, apunta en conversación con “Crónica”.
Recientemente, el señor Vázquez salió de su actual residencia CIRCUS VAZQUEZ 700 LN, DONNA TEXAS en Estados Unidos, para visitar su casa en el sur de la CDMX y, de paso, platicar con jóvenes de la Universidad Pedagógica Nacional.
Al respecto del conversatorio “HVázquez. El circo”, que se llevó a cabo a principios del mes, Don Guillermo Vázquez indica que se trató de un recuento sobre los inicios de su trayectoria circense a los 15 años y de cómo se convirtió en su proyecto de vida.
En 1969, el Circo Hermanos Vázquez inició funciones.
“Después de trabajar en diferentes tipos de Estados Unidos, me dio por hacer un circo propio junto con mi esposa y mi hermano”, recuerda.
Después de varios años de haber empezado en las calles del entonces Distrito Federal (CDMX) y Ecatepec, el Circo Hermanos Vázquez se hizo de fama y realizó varias giras por toda la república.
“Fue creciendo dándole calidad al espectáculo, para que la gente lo conociera. Tuvimos un elefante y después tuvimos más animales de todo tipo: jirafas, hipopótamos, llamas, camellos, cocodrilos… hasta que llegó la prohibición de los animales”, relata.
Para el público de todas partes era un gran atractivo conocer a los animales, “imagínate, nosotros teníamos un zoológico ambulante que llevaba Chiapas elefantes, camellos o las jirafas”, ahonda.
Breve historia
En algún punto, en México se prohibieron los animales en los circos y con ello vino un descenso general en el interés de las personas por asistir a estos espectáculos.
“La gente perdió interés en las funciones, pero como todo negocio uno tiene que ponerle calidad”, observa don Guillermo Vázquez. Quienes pudieron, se reinventaron. El circo de los hermanos Vázquez apostó entonces por espectáculos internacionales, para lo cual había que viajar al centro de Sudamérica, Europa, Estados Unidos, no obstante, “la papeleta, o sea el costo, era muy alto para mantenerlo, por la falta de espectadores”.
Las circunstancias terminaron por “darle en la torre” al proyecto de esta familia circense en México, sin embargo, actualmente la insignia Hermanos Vázquez se presenta en importantes centros comerciales y otros recintos de Estados Unidos.
“Nosotros pensamos que mientras haya un niño en el mundo tiene que existir un circo: bien o mal, pero tenemos que seguir adelante. Aquí cerramos el circo y decidimos mandar en nuestros hijos hasta EU y ya tenemos más de 25 años por allá, con el mismo circo Hermanos Vázquez y bastante éxito”, continúa el señor Vázquez.
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De joven, Don Guillermo Vázquez hizo acrobacia, ‘tumbling’, saltos y barras. “Todo ese gimnasio en cierta forma me perjudicó y ahora tengo artritis, me es difícil moverme, tengo que usar una silla y puedo caminar siempre agarrado de esa silla como un asiento, pero quiero que sepas que es lo más bonito que me ha pasado, haber conocido el mundo”, confiesa.
Para él, lo más sobresaliente de su experiencia ha sido la posibilidad de conocer el mundo y que le paguen por ello.
“Ser artista de circo es un intercambio cultural porque vienen de otros países a trabajar a los circos de México y viceversa”, destaca.
–¿Por qué debe sobrevivir el circo?
–Porque es un espectáculo blanco. Si miras la televisión todas las escenas son de amor o besos y cachondeos como quien dice y eso qué educación le da a los niños. Al circo uno va a divertirse, niños de 8 a 80 años”, considera José Guillermo Vázquez González.