Cultura

Carlos Miguel Prieto: “En la música clásica hay mucho sentido del humor, no todo es serio”

Presenta el concierto "Allegro Sinfónico para Niños", que ofrecerá obras de Mancini, Ravel, Strauss y Stookey

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Carlos Miguel Prieto señala que “la sacralización de la música que hacemos es peligrosísima”.

Carlos Miguel Prieto señala que “la sacralización de la música que hacemos es peligrosísima”.

Chino Lemus

La sacralización de la música es peligrosa porque no todo es serio, en lo clásico también hay sentido del humor, señaló Carlos Miguel Prieto, director de la Orquesta Sinfónica de Minería, a propósito del concierto "Allegro Sinfónico para Niños", que ofrecerá en el Auditorio Nacional el 18 de agosto a las 17:30 horas, con la actuación del comunicador Nicolás Alvarado.

La programación de este concierto será “La Pantera Rosa”, de Henry Mancini; “Bolero”, de Mauricio Ravel; “Marcha Radetzky”, de Johann Strauss; y “El compositor está muerto”, de Nathaniel Stookey, una de las obras claves porque los niños podrán conocer y reírse de los sonidos de los instrumentos y del trabajo de los concertistas.

El "Allegro Sinfónico para Niños" surgió en 2017 con la idea de aprovechar el aforo del Auditorio Nacional para iniciar un acercamiento a las infancias a la música de concierto a través de un repertorio integrado por obras que grandes compositores han creado para niños. Se han organizado cinco conciertos que han sido disfrutado por 42 mil 500 personas.

“La sacralización de la música que hacemos es peligrosísima, es como decir toda la literatura es seria, sí la hay, pero también existe el sentido del humor. En esta disciplina sufrimos los avatares de programas que en su manera de abordar la música es era seria cuando hay obras de Mozart que son una falta de respeto al público porque está burlándose de cosas que son difíciles, lo mismo Shostakovich que compuso sinfonías con el objetivo de caricaturizar y burlarse de Stalin”, dijo Carlos Miguel Prieto.

El director artístico señaló que el humor está intrínseco en la música y en un programa como el que se escuchará en el Auditorio Nacional invita a todo público, tanto a la gente que le gusta la música como a la que no sabe si le gusta lo clásico.

“En la música enfrentamos tres conceptos que son enemigos de lo que hacemos. Uno es el concepto de que lo que hacemos es complicado de comprender, que hay que saber para disfrutar, es como pensar con qué cámara está filmada una película para entender la cinta”, dijo.

El otro es el argumento de que los conciertos de sinfónicas son caros. “Esto es tan errado que nuestros precios de los boletos de las temporadas de la Sinfónica de Minería han sido para recuperar un máximo 25 por ciento de lo que se invierte”, expresó.

Prieto comentó que un abono para toda la temporada de Minería cuesta quince veces menos que un boleto para escuchar a Taylor Swift, es decir, “el costo es mucho menos de lo que la gente piensa”.

El tercero, agregó, es que la gente suele decir que los conciertos son “para que no es como yo y que se sabe vestir y actuar en esos teatros”. El músico expresó que eso es absolutamente falso y es un mal que en México es menos frecuente en comparación con Estados Unidos.

“Con esas tres falsas ideas, la gente se autoexcluye de una experiencia que les puede cambiar la vida o sus hijos. En un 80 por ciento de la gente está en el escenario, hacen lo que hace (tocar un instrumento) por una experiencia que le pueden dar a su hijo”, indicó.

Al respecto, Nicolás Alvarado comentó que la solemnidad le ha hecho un flaco favor a la música, lo cual no significa que escuchar a Mozart no sea trascendental.

“Hay música que tiene mucho humor, por ejemplo, en Shostakovich y Tchaikovsky. Hay compositores que han cultivado el humor, pero la música de concierto es abordada desde el terror reverencial, de voy a llegar a este lugar marmóreo que tiene cortinas de terciopelo y va llegar un señor de frac y con una batuta que va a golpear tres veces”, señaló.

Eso es parodiable, agregó. “Tan así que toda la serie de cartones de Looney Tunes que después dieron origen al espectáculo Bugs Bunny en Broadway refiere a cómo es parodiable el mundo de la música y cómo esa risa genera una relación dinámica con la música”.