Cultura

Claudia Piñeiro: “A mi generación le cuesta adaptarse a los nuevos lenguajes”

La escritora presenta su novela “El tiempo de las moscas”, sobre cómo la amistad rescata a los seres humanos

entrevista

La escritora Claudia Piñeiro.

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La amistad como motor de vida, renunciar a la maternidad, la sorpresa como humildad y las complicaciones de adoptar el lenguaje inclusivo para ciertas generaciones, son algunos temas que aborda la autora Claudia Piñeiro (Buenos Aires, 1960) en su reciente novela “El tiempo de las moscas”.

La obra editada por Alfaguara que se presentará este miércoles 19 de abril en la Librería Mauricio Achar (Miguel Ángel de Quevedo 121, CDMX) las 19:00 horas, narra la vida de Inés al recuperar su libertad después de cumplir la sentencia por homicidio, momento en que la protagonista decide empezar de nuevo acompañada de su amiga La Manca.

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“Es una novela sobre la amistad, de cómo te rescata. Inés está sola y tiene que empezar de cero, pero tiene una amiga: La Manca, esa amistad es casi familia que les ayuda a tener una vida mejor. Ambas tienen mucho entusiasmo por vivir, ese impulso vital las lleva a encontrar cosas para sostenerse”, comenta la autora.

Inés y La Manca inician su empresa: MMM, dedicada a la fumigación y a la investigación privada, en especial, casos de infidelidad. La historia se tensa cuando una de las clientas le pide a Inés comprar un químico para envenenar a una rival, una amante.

Mientras la protagonista toma una decisión, en su mente hay reflexiones como la maternidad.

“En la novela hay muchos tipos de maternidad y muchos tipos de no desear ser madre, por supuesto está bien que una mujer no quiera ser madre, ahora eso es más aceptado, pero es menos aceptado que una mujer que fue madre se sienta incómoda con ese vínculo”, señala.

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Una de las características que Piñeiro le imprime a Inés es su obsesión por las moscas, insectos que son usados por científicos para estudiar el comportamiento y el cortejo entre personas, entre hembras y machos.

“Todo empezó en la pandemia cuanto tomé un curso de entomología forense que incluye el estudio de las moscas porque un crimen se puede contar a partir de las moscas: si deja un huevo (en el cuerpo) significa que pasó un tiempo y si hay una larva pasó otro tiempo, si es una mosca que no es de esa zona quiere decir que el cadáver fue trasladado. Todo eso me interesaba”, indica la autora.

A partir de ese momento, Piñeiro empezó a buscar otros documentos científicos y se dio cuenta que existen cientos de estudios sobre las moscas para entender el género humano.

“La novela tiene algo de policial, no con las líneas clásicas porque pone más preguntas a futuro: ¿a quién quiere matar esa mujer?, ¿quedarán cómplices Inés y La Manca? Las moscas vienen a explicar la vida con la muerte y eso me parecía interesante. Luego en la cabeza de Inés y en la mía se empezaron a generar relaciones, pensar cuánto se les exige a las moscas y a las mujeres en tantas cuestiones”, expresa.

Uno de los desafíos de la novela, explica Piñeiro es que los lectores generaran empatía con la protagonista.

“Inés y La Manca tienen un pasado relacionado con haber cometido un crimen, entonces ¿cuál es la promesa que le hacemos nosotros como sociedad a los presos sobre su posibilidad de empezar de cero? No solamente es que ellas quieran borrar su pasado para ser personas distintas, sino borrar los prejuicios de los demás”, indica.

¿Hay una crítica al lenguaje inclusivo?

No quiero hacer una crítica del empoderamiento ni del lenguaje inclusivo. Estoy de acuerdo que, si alguien quiere hablarlo, que lo haga y use todas las palabras nuevas, pero sí me interesaba marcar la dificultad de asumir eso, a lo mejor a pesar de querer usarlo te cuesta porque durante muchos años estás hablando de otro modo.

Inés es una mujer conservadora en varios sentidos y también para el uso del lenguaje, pero al mismo tiempo es una persona práctica que dice: no sabía ser mujer y ahora tengo que aprender a serlo. Eso refleja a mi generación a la cual les cuesta adaptarse a los nuevos lenguajes.