Cultura

Cristina Rivera Garza: Ingresar a El Colegio Nacional es como una puerta que se abre hacia el futuro

Con motivo de su ingreso a El Colegio Nacional y su lectura inaugural, que se llevará a cabo el próximo viernes 21 de julio, la institución nos comparte esta entrevista con la escritora

el colegio nacional

Cristina Rivera Garza se convertirá en la primera escritora en ingresar a la institución.

Cristina Rivera Garza se convertirá en la primera escritora en ingresar a la institución.

ECN

Su ceremonia de ingreso a El Colegio Nacional será el próximo viernes 21 de julio, a las 6:00 p. m., en el Aula Mayor de la institución, sita en Donceles 104, Centro Histórico, CDMX. La entrada es libre y gratuita.

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Cristina Rivera Garza será la primera escritora en incorporarse a El Colegio Nacional. En la víspera de su ceremonia de ingreso, nos comparte que este acontecimiento es un gran honor y una gran responsabilidad. “Ha habido grandes y poderosísimas escritoras en las letras mexicanas, y todas y cada una ellas han merecido un lugar en las filas de El Colegio Nacional, como Rosario Castellanos, una de mis escritoras de cabecera, que escribió novelas fundamentales, poesía estremecedora y ensayos de inteligencia bárbara. Percibo este ingreso como una puerta que se abre hacia el futuro”.

Rivera Garza, poeta, investigadora y una de las escritoras más sobresalientes de México, nueva integrante de esta institución gracias a la originalidad de su voz, el aliento poético de su escritura, la sugerente mezcla de lo literario con las ciencias sociales y su trayectoria literaria, que ha transcurrido al parejo de un destacado desempeño académico.

A partir del próximo 21 de julio, fecha de su ceremonia de ingreso, Rivera Garza ostentará el título de Maestra Emérita de México, nombramiento que recibe con gusto y al que se hace acreedora por su experiencia académica, pues desde muy joven empezó su camino en la docencia como profesora asistente en la Universidad Nacional Autónoma de México y, actualmente, dirige el doctorado de escritura creativa en español en la Universidad de Houston, Texas.

“No hay trabajo más noble y fundamental que el que se lleva a cabo en un salón de clase: en esa comunidad efímera que organizamos entre maestros y alumnos se crean prácticas horizontales donde puede crecer tanto el pensamiento crítico como el ejercicio constante del diálogo, ambos ejes de importancia vital para nuestras comunidades, así como para el país entero”, cuenta en entrevista para Crónica.

Como nueva integrante de El Colegio Nacional, Cristina Rivera Garza sabe que su experiencia académica y literaria serán de utilidad para las labores de divulgación que lleva a cabo esta institución a nivel nacional:

“Me dará gusto estar tanto en la Ciudad de México como en Tijuana o Oaxaca o Tamaulipas, por mencionar sólo tres de los lugares que son importantes para mi corazón, contribuyendo a un diálogo fluido y constante sobre temas que son centrales a mi trabajo y pensamiento”, explica.

En la práctica creativa se lleva a cabo una imbricación profunda y rabiosa, capaz también de producir realidad, dice Cristina Rivera Garza.

En la práctica creativa se lleva a cabo una imbricación profunda y rabiosa, capaz también de producir realidad, dice Cristina Rivera Garza.

El Colegio Nacional

En este sentido, comenta que, desde su tesis de licenciatura, titulada "La participación de las mujeres en los movimientos urbano-populares de la Ciudad de México. El caso de la colonia Belvedere 1980-1985", ha reflexionado de la mano de activistas, pensadoras, artistas, profesoras y víctimas, sobre cuestiones de género. “Una sólo puede ser feminista en plural. Confío en que El Colegio Nacional me ayudará a expandir esa conversación, una de las más urgentes en el mundo actual”, añade.

—¿Cómo aprovechará El Colegio Nacional para explorar todas sus inquietudes, como el cambio climático, la migración, el feminismo, la investigación, la creación literaria...?

—Las preguntas complejas parten, y precisan a su vez, de las perspectivas interrelacionadas de múltiples prácticas del saber. Ni el cambio climático, ni la violencia de género, ni la migración, fenómenos centrales en nuestro mundo contemporáneo, podrán ser atendidos a cabalidad sin participación de científicas, administradoras públicas, abogadas, doctoras, filósofas, lingüistas, escritoras, por mencionar algunas. Entre más entendamos la conexión orgánica y material que se fragua entre humanos y no-humanos, entre el pasado y el futuro, pasando por el condicional, más me convenzo de que, para poder vivir y reflexionar hoy con profundidad y pertenencia, tenemos que cruzar continuamente, una y otra vez, de ida y vuelta, los límites de cualquier “campo” o “disciplina”.

ESCRIBIR CON EL PRESENTE: ARCHIVOS, FRONTERAS Y CUERPOS

Cristina Rivera Garza nació en Matamoros, Tamaulipas, el 1 de octubre de 1964. Su formación académica se ha ido desarrollando en escuelas públicas: siendo licenciada en Sociología por la UNAM y doctora en Historia por la Universidad de Houston, Rivera Garza cree en la responsabilidad del Estado de apoyar tanto a la educación como a la cultura públicas.

A los 30 años publicó su primera novela, "Desconocer", finalista del Premio Juan Rulfo. En 1999, su novela "Nadie me verá llorar" se convirtió en una de las obras más comentadas de la literatura mexicana contemporánea. Por el conjunto de su obra, Rivera Garza ha sido reconocida con el Premio José Emilio Pacheco a la Excelencia Literaria; en Francia recibió el Premio Roger Caillois y, en el marco de la Feria internacional del Libro de Guadalajara, ha recibido en dos ocasiones el Premio Sor Juana Inés de la Cruz (2001 y 2009).

A través de su literatura, Rivera Garza ha abordado temas como la migración, la salud mental, los feminicidios, la necropolítica y las condiciones en que surge la obra literaria. Por esta razón, dice que el acto de escribir es un activismo y, en este sentido, considera que toda escritura tiene la capacidad de convocar, es decir, de crear comunidad.

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La escritura es un campo de batalla al que corresponden importantes cuestiones de género, dice Cristina Rivera Garza.

En la práctica creativa se lleva a cabo una imbricación profunda y rabiosa, capaz también de producir realidad. La escritura se dirige, además, a los substratos más esenciales de nuestro ser. “Mucha de mi labor como escritora (aunque también como docente) se basa en trabajar de cerca con el lenguaje para cuestionar y subvertir ese tipo de narrativas heredadas”, agrega.

—Desde la literatura, ¿cómo se puede denunciar la violencia de género y exigir justicia?

—Somos carne y somos lenguaje. Narrarnos a nosotros mismos es parte fundamental de nuestro estar en comunidad. Ese trabajo colaborativo y plural se lleva a cabo en y a través del lenguaje, que es, a su vez, la energía y la materia primordial de mi práctica como escritora. Cuestionar las verdades recibidas no es algo que se hace en abstracto, sino en el lenguaje, que pertenece a sus practicantes. De ahí que todo quehacer con la palabra implique una relación con el poder. No sólo se trata de tocar ciertos temas, de incorporar problemáticas o cuestiones tantas veces invisibilizadas o silenciadas a la fuerza, aunque también se trata de eso, sino igualmente, de llevar a cabo ese trabajo riguroso con el lenguaje atendiendo a cuestiones tanto estéticas como éticas.

Rivera Garza publicó "El invencible verano de Liliana" en el 2021, un libro en el que exploró el feminicidio del que fue víctima su hermana en 1990 en la Ciudad de México, cuando ella tenía 20 años y era estudiante de arquitectura. Cuenta que, en esa época, el feminicidio fue encapsulado en la narrativa dominante del “crimen pasional”, la cual, al asumir que los hombres que se ven dominados por fuertes emociones no son dueños de sus actos y no pueden ser juzgados a cabalidad por ellos, intrínsecamente culpa a la víctima y exonera al depredador.

Por esta razón, confiesa que escribir “no es una labor sencilla. No sólo es necesario conocer bien los hechos y sus contextos, sino también, acaso, sobre todo, verlo todo con ojos nuevos. A eso me refiero con el verbo desaprender, que sería una forma radical de la crítica y de la autocrítica. Sólo desaprendiendo podremos contar viejas historias, historias que creemos conocer bien, de formas radicalmente nuevas, incorporando otras experiencias y, con algo de suerte, otros finales”, concluyó la escritora, que tituló su lección inaugural "Escribir con el presente: archivos, fronteras, cuerpos", la cual será respondida por Juan Villoro.

Cartelera del próximo viernes.

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