Cultura

Juan Campos-Varela: "Cuahilama debe ser reconocido como zona arqueológica para evitar invasiones y vandalización"

Tiene ocho hectáreas y se tenía registrado como sitio de manifestaciones gráfico-rupestres, pero un nuevo estudio reveló que está caracterizado por 14 estructuras arqueológicas y al menos cuatro zonas con terrazas, añade el arqueólogo

Petroglifo de la Piedra del Indio
Uno de los petrograbados y restos de objetos encontrados en Cuahilama Uno de los petrograbados y restos de objetos encontrados en Cuahilama (INAH)

Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) buscan que el sitio prehispánico Cuahilama, ubicado en el barrio de Santa Cruz Acalpixca, alcaldía Xochimilco, sea reconocido como zona arqueológica para evitar invasiones y vandalización de los vestigios ahí registrados: rocas labradas, rocas mapas, plataformas, basamentos piramidales, calzadas y terrazas.

Es por ello que trabajan en una propuesta del polígono de conservación de la zona –que abarca cerca de ocho hectáreas–, y esperan que autoridades de la Ciudad de México y autoridades federales reconozcan la importancia de este asentamiento que data de los años 1200 al 1521.

“Ahora estamos haciendo un trabajo de gestión del sitio, actualización del polígono de protección, es decir, estamos haciendo valer el polígono que estaba ya definido, había un polígono en 1999 pero con el crecimiento urbano ha tenido unas invasiones”, expresa en entrevista el arqueólogo Juan Carlos Campos-Varela.

El también encargado del proyecto de rescate de Cuahilama señala que realizan un trabajo de gestión para quitar esas invasiones y para hacer una protección legal definitiva del sitio. “Para que sea declarado como una zona arqueológica, esa es la intención final: tener una caracterización cultural y arqueológica más completa”.

¿Cuál fue la función de Cuahilama?

Actualmente lo tenemos reconocido como un sitio de manifestaciones gráfico-rupestres, pero a partir del estudio que hicimos nos dimos cuenta que está caracterizado por 14 estructuras arqueológicas y al menos cuatro zonas con terrazas de diferente índole: habitacional, de contención y también para la comunicación entre los espacios habitacionales que hay en el cerro.

Es un sitio del posclásico tardío, entre 1200 y 1521, con un florecimiento en el año 1440 hasta la llegada de los españoles, es un sitio de ocupación tardía que está relacionada con la cultura xochimilca pero también mexica

Campos-Varela comenta que los petrograbados en el sitio son diez entre maquetas, piedras con pocitas y otros petrograbados que son ocho y que son los más visitados porque hacen referencia a la identidad xochimilca.

“Son una referencia de la creación del mundo, de la nocturnidad, tenemos al itzcuintli o perro, un glifo de nahui ollin o cuatro movimiento como fecha calendárica, otra fecha calendárica como Cipactli, uno lagarto”, detalla.

Este grupo de petrograbados, elaborados entre 1430-1521 d.n.e., se ubican en las laderas norponiente y nororiente del cerro Cuahilama, y también destacan las representaciones de Itzcóatl, huey tlatoani que emprendió la conquista mexica en Xochimilco en conjunto con el Océlotl, “jaguar”, símbolo de la guerra.

Además existe una piedra mapa, en la que se registran ojos de agua, arroyos, varios edificios con escalinatas y posibles caminos.

Durante los trabajos de conservación, los arqueólogos determinaron que Cuahilama incluye un gran sitio que se denomina Piedra Larga que va desde el pueblo de San Gregorio Atlapulco y Santa Cruz Acalpixca hasta el pueblo de San Bartolomé Xicomulco en Milpa Alta.

“Es un sitio que está relacionado y asociado con Cuahliama, también tiene su florecimiento en ese mismo periodo 1440 y 1521 y ahí la importancia es la arquitectura monumental, tenemos plazas, montículos, estructuras muy complejas y faltan más años de investigación en ese lugar, pero es de un alto potencial arqueológico”, expresa.

¿Cuahilama está abierto al público?

El sitio arqueológico de Cuahilama es abierto al público, pero es un sitio no una zona arqueológica por eso a partir del proyecto que realizamos, en 2017 se colocó infraestructura como señalética para que las personas hagan un recorrido ordenada y hemos realizado mantenimientos periódicos cada tres meses en ese sitio.

Cuahilama está en la mancha urbana y en un limbo arqueológico que tiene que ver con la zona de suelo de conservación de la Ciudad de México, añade. “Este sitio que está ubicado en la zona cerril de la ciudad y también está dentro de un área que le ofrece un servicio ecológico a la cuidad”.

El arqueólogo comenta sobre Piedra Larga que es un área monumental cuya área central ocupa poco más de 400 hectáreas, y su última ocupación fue mexica.

“El sitio se conforma por un extenso espacio habitacional que alterna con espacios cívico-ceremoniales y administrativos por la monumentalidad de sus edificios. Otra parte del sitio se utilizó para construir terrazas defensivas y de contención junto a miradores con fines militares”, detalla.

Este proyecto de investigación se realizó gracias al apoyo de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, es por ello que Salvador Pulido, director de dicha área, platica que un día se presentó en su oficina una funcionaria de la Autoridad de la Zona Patrimonial (AZP) de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta proponiéndole llevar a cabo labores de conservación en Cuahilama.

“En específico, en el área de los labrados, eso nos dio la oportunidad de pensar en una investigación más allá de los trabajos de conservación y propusimos el trabajo a Juan Carlos Campos-Varela. Los recursos fueron otorgados por la AZP (hoy extinta) a través de la Dirección de Salvamento Arqueológico”, narra.

Las labores hechas fueron limpieza y consolidación de los labrados, así como de las piedras mapas, la renovación y reestructuración de las rejas que los resguardaban, limpieza y registro de las terrazas que comunicaban la parte baja del asentamiento Acalpixca con las terrazas altas del cerro Cuahliama, así como el estudio de los materiales cerámicos y líticos que se obtuvieron de esas intervenciones.

Otro resultado de ese trabajo, añade Salvador Pulido es el libro “Cuahilama. Investigación y conservación de un sitio arqueológico en la Zona Patrimonio Mundial de Xochimilco”, editado por el INAH.

“Ahí, Vanessa Bohórquez, ex secretaria de cultura, hace una presentación del libro; Pedro Francisco Sánchez Nava (1951-2022), hizo el prólogo de la edición; su servidor hace un recuento de las dificultades que los arqueólogos han encontrado al tratar de proteger un sitio arqueológico que se enfrenta en una máxima situación de vulnerabilidad al estar en un entorno urbano”, comenta.

Los arqueólogos Lorena Rodríguez y Juan Carlos Campos-Varela hacen una relatoría de la situación histórica y contenidos arqueológicos del sitio; añade.

“Mara Becerra nos habla de la función como un sitio mexica que estaba directamente involucrado en la ruta entre el corazón del imperio mexica y las sierras calientes de Morelos, Puebla y Guerrero, concluyendo que el asentamiento fue una inversión mexica para facilitar el control y consumo de bienes de la inmensa red de intercambio”, señala.

Otras autoras son Mónica Ruiz y Damaris Aguilar quienes hacen un recuento de las labores en beneficio de los labrados y mencionan el “doloroso” estado de conservación en que se encontraba al principio de su intervención.

“La cronista Araceli Peralta nos hace recuento de las festividades religiosas de Santa Cruz Acalpixca; y la etnóloga Anáhuac González nos hace reflexionar sobre la importancia del sitio arqueológico como uno de los ejes de identificación de la comunidad de resistencia ante la modernidad”, comenta.

Ruta y control

Juan Carlos Campos-Varela externó que Cuahilama formó parte significativa de un asentamiento mucho más complejo en términos arqueológicos, ubicado entre la zona de cerril xochimilca y milpaltense, junto a los sitios de Piedra Larga, La Palma, La Malinche, Tlacuallelli y Xicomulco, que conformaban un amplio asentamiento humano con una doble función, el control socio-político de la población xochimilca y el aseguramiento de las rutas comerciales y la tributación de los pueblos de Tierra Caliente hacia los mexicas.

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