Todos los hechos suceden dos veces, primero en el mundo del acontecer y luego también en la mente de los testigos o protagonistas. “Cuando hacemos crónica o periodismo es importante saber tanto lo que pasó como lo que la gente piensa de ello: recoger la voz del otro significa recoger hechos y también opiniones de los hechos. Ese doble registro es fundamental”, destacó el escritor y periodista, Juan Villoro, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca, que se lleva a cabo en formato híbrido hasta el 24 de octubre.
Durante la conferencia inaugural De vuelta a las raíces. El periodismo en tiempos pandémicos, el Premio Crónica refrendó la importancia del periodismo cultural como parte integral del oficio periodístico en general y destacó la escucha, el respeto del otro y la ética decisiva de pensar que son los demás quienes tienen la razón, para calificar al periodista como acompañante y testigo: “como periodistas somos quienes llegamos tarde – no se puede llegar a un evento que no ha sucedido- y no somos protagonistas, pero podemos encender o apagar la luz”, planteó.
Puesto que el periodismo no se hace solo de sucesos, sino de la representación de ellos y que, si bien algunas veces el periodista puede estar presente en el momento de los hechos, la gran mayoría de las ocasiones debe recabar la información de quienes sí lo vivieron; Villoro apuntó que lo primordial para ejercer con calidad este oficio es saber escuchar.
Afirmar que la escucha es una parte esencial nos lleva a una ética del periodismo porque la gente puede rehusarse a hablar, tiene derecho a no dar su opinión y entonces el periodista debe ganarse la confianza de su testigo, continuó el escritor. “Tenemos que convencerla y garantizar que lo que diga será respetado, para que nos hable a través de esa confianza. En el periodismo, es decisiva la empatía que solo surge respetando al otro. Eso lo distingue de cualquier otro género escrito: la convicción de que lo importante está en el otro es algo de lo que se puede hacer abstracción en otros géneros literarios, pero no en este oficio”.
ELLAS ESCUCHAN Y ESCRIBEN.
Cuando Svetlana Alexievitch recibió el Premio Nobel de Literatura por el trabajo periodístico Voces de Chérnobil (1997) se estaba premiando su habilidad para oír a los demás, “alguien que había escuchado y hablado con las víctimas de una catástrofe mundial en Chernóbil”, consideró Villoro.
Lo mismo se puede decir del trabajo de Elena Poniatowska pues La noche de Tlatelolco es una lección de oído, “alguien que escucha voces y las arma en un tejido colectivo que pueden dar testimonio de lo que ocurrió durante la matanza, algo que no se dijo en la prensa escrita de 1968”. En ambos casos, subrayó como aspecto significativo que se trata de autoras, mujeres.
“Históricamente, las mujeres han sabido escuchar mejor: cuando se escriba la historia social de la escucha, sin duda alguna el papel de las mujeres para ser las depositarias de palabras ajenas será muy importante”.
Por el contrario, __ opinó que la voz masculina se ha construido muchas veces desde la imposición de un discurso. “Se ha convertido en sinónimo de virilidad el poder expresarse en una reunión, en público y lo vemos en los estilos de gobernar de mandatarios masculinos: la importancia de la voz y estar hablando todo el tiempo. En cambio, el ejercicio cultural de las mujeres las ha acercado mucho más al oído, a las voces de los otros. Esta es una lección fundamental para quienes hacemos periodismo”.
EL PERIODISMO CULTURAL.
Por otra parte, Juan Villoro expresó su desacuerdo con la idea generalizada de que el periodismo cultural se considere una especialidad dentro del oficio. “Se considera que es un nicho, una especie de ghetto y hay un error de fondo: todo periodismo, por fuerza, es cultural”, explicó.
A su parecer, desde la portada un periódico debe estar concebido como un periódico que respeta la cultura. “Creo que las notas de cultura deberían ser muchas veces notas de primera plana porque define lo que somos, la manera en que vemos el mundo y nos relacionamos con los demás”, ahondó.
Añadió que los estrenos teatrales en algunos países son temas de portada y se pueden convertir en temas de discusión pública muy importantes, por lo que en nuestro país el periodismo cultural no ha tenido la valoración que puede tener para tratar los temas con eficacia.
“El periodismo es la mejor manera de conectar información con emoción, dos cosas que necesitamos como especie porque de nada sirve sabe estadísticas lejanas de algo que pasó y que no tiene valor para ti. Muchas tragedias se convierten en estadística y se silencian porque no tienen historia, cuando se lee algo que conmueve o emociona, el lector siente deseos de reaccionar”.
“El periodismo cultural no
debe ser rehén de lo que pasa”
“La actualidad de la cultura responde a otro tiempo: sí, la cartelera, la inmediatez; pero defiendo un periodismo cultural más amplio, que no sea rehén de lo que pasa hoy que resista un poco a la tentación que ha grabado el entorno digital, que es la tentación del presente”, expresó el escritor y periodista Juan Villoro
CITAS
"El periodismo pertenece al ejercicio que soporta el peso del mundo, una realidad que está mal hecha, que nos queda a deber. Esta realidad que muchas veces nos parece defectuosa se compensa a través de la noticia de un maravilloso libro de poemas que podemos leer, o un artículo sobre el enigma de perder un solo calcetín que se divorcia de su pareja, cosas que parecen pequeñas pero que definen lo que somos".
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