El Festival de Salzburgo ha cerrado su edición de este verano con una tasa de ocupación del 96 %, apenas 1 punto menos que antes de la pandemia de la covid, y con unos ingresos de 31,1 millones de euros, sólo un poco por debajo del nivel de 2019.
"El extraordinario éxito del Festival de este verano refleja la importancia de la ópera, el teatro y los conciertos, especialmente en tiempos difíciles", ha explicado estas buenas cifras Kristina Hammer, quien se ha estrenado como nueva presidenta de la famosa cita cultural que lleva celebrándose en Salzburgo desde 1920.
Según los datos oficiales, más de 240.000 personas han pasado por las 226 funciones, incluidas las del programa juvenil, que se han ofrecido durante los 45 días que ha durado este año el certamen, que se clausura hoy con un concierto de la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh.
Entre el público ha habido visitantes de 76 países, 37 de ellos de fuera de Europa, en un dato que revela la relajación de las restricciones que se impusieron los últimos años debido a la pandemia.
"Si no se hubieran cancelado cuatro actuaciones por motivos de salud, se habría alcanzado un nuevo récord" ha asegurado Lukas Crepaz, director comercial del evento musical.
Para atraer a los más jóvenes, el Festival de Salzburgo reservó 6.000 entradas con un descuento de hasta el 90 % del precio para los visitantes menores de 27 años.
Los responsables del Festival decidieron en 2020 mantener el Festival y celebrar, si bien con una edición más reducida, su primer centenario.
La organización argumentó que si el Festival pudo nacer en 1920 en una Europa destruida y empobrecida tras la Primera Guerra Mundial, también debía ser posible celebrarlo pese a la covid.
Mientras otros certámenes cancelaban y posponían, Salzburgo diseñó un estricto sistema de seguridad sanitaria que fue un éxito: con 76.000 espectadores en 31 días, un 96 % de ocupación, se registraron cero contagios entre el público y artistas.
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