En sus inicios, la música de mariachi fue mal vista e incluso prohibida por la Iglesia y sectores de la alta sociedad ya que se le relacionaba a la fiesta, al escándalo y al alcohol. El musicólogo Camilo Camacho Jurado platica en entrevista que la Fonoteca Nacional resguarda las primeras grabaciones de este género, datan de 1908 y son de un grupo llamado Cuarteto Coculense.
Este material fue grabado en discos de 78 revoluciones en la Ciudad de México por las compañías fonográficas estadounidenses de mayor relevancia a principios del siglo XX: Columbia, Edison y Victor. Sin embargo, el investigador afirma que antes, en 1907 dicho cuarteto jalisciense grabó veintiún temas musicales editados en cilindros de cera negra, bajo la rúbrica Gold Moulded de la Edison.
¿Por qué las compañías norteamericanas se interesaron en grabar un mariachi tradicional de cuatro músicos tocando un repertorio que desde la actualidad se considera rural o regional? es la pregunta que lanza Camacho Jurado.
“Dentro de la investigación me percaté que era un repertorio que trascendía las fronteras del occidente, que lo que identificamos como repertorios regionales y que en algún momento fueron compartidos, por eso era del gusto de la gente porque, aunque fueras del Sotavento o de otras zonas más alejadas, reconocías las coplas y los estilos musicales. Era un cancionero compartido”, indica.
El Cuarteto Coculense que primero se llamó el Mariachi de Justo Villa estuvo en la Ciudad de México entre 1905 y 1909 con los siguientes integrantes: Justo Villa (dirección musical, vihuela y voz), Cristóbal Figueroa (guitarrón y voz), Hilario Chanverino (violín primero), y Crescencio, “El Trilingüe” (violín segundo). Después, cuando realizaron las grabaciones los miembros eran Justo Villa, Cristóbal Figueroa (guitarrón y voz), Chon García (violín primero) y Mariano Cuenca (violín segundo).
“Las compañías norteamericanas buscaban vender, estaban en el contexto de una industria fonográfica naciente y debían tener la certeza de que si invertirían en grabar a grupos, la gente los escucharía. La pregunta es porqué al Cuarteto Coculense y no a otros, ahí veremos que las elites regionales del Occidente, justo de Cocula, estaban muy ligadas al Porfiriato porque las haciendas de esos territorios eran muy prósperas, entonces tenían dinero, poder y contacto directo con el presidente”, detalla Camacho Jurado.
El investigador narra que un colega (Rafael Méndez Moreno) mencionó en uno de sus trabajos que en 1905 el Mariachi de Justo Villa fue contratado para presentarse en la fiesta de cumpleaños de Porfirio Díaz, y quizá ahí fue donde llamó la atención de las empresas estadounidenses.
DESPRECIO AL MARIACHI
Camacho Jurado indica que la ambivalencia hacia el mariachi existe desde el siglo XIX.
“Si bien hoy es patrimonio inmaterial de la humanidad y es el símbolo musical de México, en la actualidad sigue habiendo un desprecio por estas músicas sobre todo desde el ámbito académico. Todavía en las escuelas de música, en los conservatorios y en la facultad si quieres criticar a alguien le dices: tocas como mariachi, y eso significa que no tienes técnica, tocas desafinado, que no tocas bien”, comenta.
Esa ambivalencia ya existía desde finales del siglo XIX, había una idea de que el mariachi era una murga escandalosa que no dejaba dormir, que con sus tamboras hacía más escándalo que música, agrega.
No obstante, el mariachi estuvo presente en múltiples actos protocolarios, por ejemplo, en la inauguración de vías férreas, se anunció en los bailes, en la inauguración de las escuelas y en las fiestas de las minas.
“Se les despreció porque estaba asociado a los excesos: alcohol, fiesta y violencia. Veremos a párrocos que desde la iglesia están diciendo que no es posible que Semana Santa se armaran fandangos y terminaran en machetazos o con personas alcoholizadas gritando desaforadamente; entonces intentan prohibirlos en el Occidente del país sin que prosperaran”, indica.
La música de mariachi recibió otros nombres: conjuntos de rastras, músicos de cuerda o música de tablas. “Esta gran diversidad iba de Guerrero hasta, a principios del XIX, la alta California”.
El investigador comenta que en 1904, en Los Ángeles, California, Charles Lummis grabó “La zorrita” en la voz solista de Porfirio Rivera y es el audio más antiguo del catálogo de la música de mariachi, pero con la particularidad de no se hizo con fines comerciales. Las canciones del Cuarteto Coculense son las primeras en su tipo, pero su alcance en México se interrumpió por la Revolución.
“La Revolución interrumpió su difusión, el mercado era Estados Unidos y Latinoamérica, porque en 1910 las compañías ya no llegaron al país a grabar. Hasta los años 20 fue cuando se retomaron las grabaciones de mariachi y en los 30 inició la difusión del Mariachi Vargas”, explica.
El 27 de noviembre de 2011, durante la sexta reunión del Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Inmaterial, celebrada en Bali, Indonesia, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencias y la Cultura (UNESCO) reconoció al mariachi y sus expresiones como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
En esa ocasión, la UNESCO calificó la interpretación con mariachi como “una música tradicional y un elemento fundamental de la cultura mexicana, a través de la cual se transmiten valores, patrimonio, historia y diferentes lenguas indígenas”. Reconoció además las composiciones de este género, al mariachi mismo, su vestimenta y accesorios, como “ícono mundial” y un “orgullo nacional”.
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