“La identidad es todo que aquello que podemos llevar a donde vayamos y en ese aspecto mi música representa un punto de encuentro entre lo local y global, la tradición escrita y la oral, lo rural y lo urbano”, consideró la compositora e intérprete, Gabriela Ortiz, durante la lectura de su discurso y concierto “Altares”, con las que inauguró sus participaciones como miembro del Colegio Nacional (Colnal)
En el marco de su ingreso al Colnal, Gabriela Ortiz comentó que la arquitectura, la hibridación cultural y las fronteras diluidas han sido fuente de interés en su creación, fundamentales en su pensamiento musical.
“Dedicarme a la música ha sido una forma de entender el mundo, sentirme libre sin limitaciones formales, pero con otro tipo de responsabilidades. Quizás por esta razón mi obra difícilmente encaja en una estética musical pura y restringida, pues navega entre la alta cultura y la cultura popular sin negar un compromiso social y sin depender de él tampoco”, opinó.
Explicó que esta dura y compleja tarea de cruzar fronteras, tanto reales como figurativas, con sus respectivas limitaciones arbitrarias, la han llevado por diversos caminos llenos de obstáculos, “pero siempre respondiendo a mi derecho a ejercer con dignidad y libertad mi búsqueda artística”.
HIBRIDACIÓN.
“Hay compositores que trabajan en el marco de un sistema de lenguaje musical formado, profundizándolo y ampliándolo; otros lo rechazan y crean uno nuevo”, indicó Gabriela Ortiz, cuyo trabajo es reconocido por las mezclas que hace de bagaje cultural, experiencia propia, conocimiento musical e historias contadas a través del sonido.
Sin embargo, se trata de una postura de hibridación de géneros y culturas que comprendió con el tiempo y que tuvo que defender durante su formación en el doctorado.
“En Europa se marcaba una etapa de vanguardias donde el estatus quo significaba romper con la tradición a toda costa, al extremo de pretender que cada obra debía representar una experiencia sonora inédita. Debido a mi bagaje latinoamericano nunca encajé en estas corrientes estéticas”.
“Por el contrario, mi música corría el riesgo de no ser tomada en serio, a tal grado de que un profesor durante mis estudios de doctorado en Inglaterra me pidió que dejara el ritmo y pulso al margen de mi trabajo: ‘Si lo hago sería como si me amputaran un brazo’, le dije entonces, ‘el ritmo es parte de lo que soy’”, continuó.
Tuvo que entender, según explicó, que su experiencia no provenía de una tradición musical pura y, si bien contaba con la sólida formación europea, el mundo sonoro de Gabriela Ortiz -hija de los fundadores del grupo Los Folkloristas y alumna de Mario Lavista- rebasaba ese referente occidental dominante.
En su opinión, actualmente es la multiplicidad de estéticas lo que define el siglo XXI.
8VA MUJER EN EL COLNAL
Gabriela Ortiz (1964) es la octava mujer en ingresar al Colegio Nacional, y la primera mujer que representa a la categoría musical en dicha institución. Su ingreso y salutación fue respondida por el presidente en turno, el escritor y Premio Crónica Juan Villoro.
Dentro de las actividades que realizará a partir de ahora, la compositora destaca alianzas con otras instituciones, pero, sobre todo, conciertos. “Explicar música implica ir contra su naturaleza. La música no se lee, se escucha y frente a eso no tengo nada que discutir”, opina.
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