“Los políticos entran en contradicciones, hacen lo contrario de lo que dicen en sus discursos y a veces eso es muy grotesco, entonces la gente lo nota. A los caricaturistas nos corresponde mostrarlo por si no se vio bien o por si no se notó, nos toca recalcarlo y hasta exagerarlo”, comenta Helioflores (Veracruz, 1938).
En entrevista a propósito del libro “Nuestra democracia” (Alias Editorial) en el que se reúnen de manera cronológica más de 200 cartones hechos a lo largo de su trayectoria, el caricaturista externa los problemas que desde 1968 aquejan al país, tales como desempleo, corrupción, deuda, violencia, crisis ambiental y militarismo.
“En el fondo, a los políticos no les importa su coherencia, ellos dan por hecho que la gente posiblemente cree lo que dicen y entonces le dan vuelta a la página. A los caricaturistas nos corresponde detenernos un poco, decirles: éste eres tú, eso es lo que estás diciendo y haciendo, date cuenta que lo notamos, que no nos estás engañando”, expresa.
Esos señalamientos siempre dichos con humor, con un afán de buscar la carcajada en el lector, añade Helioflores. Por ejemplo, en el cartón “Nefertiti” (2005) aparece Vicente Fox diciendo “ya pasó la época de las obras faraónicas”, pero a un lado del ex presidente está Martha Sahagún ataviada como reina egipcia.
El caricaturista comenta que ese libro plasma las situaciones que han sucedido en México desde el movimiento del 68: la matanza de Tlatelolco, la guerra en Vietnam y que a nosotros nos afectaba, los gobiernos dictatoriales de América del Sur, los militares, los golpes de estado, las deudas externas, los asesinatos de políticos…
“En fin, un recorrido que yo mismo al leerlo y al hojear el libro me sorprendo y me digo: es increíble que todas estas cosas fueron pasando”, indica.
Helioflores confiesa que cuando trabaja en un cartón se pone en el papel del lector.
“Escucho los noticieros o leo los periódicos y de ahí formo mi opinión, seguramente la mayoría de los ciudadanos nos damos cuenta de las medidas que se toman y hasta qué punto son benéficas o no para el país, independientemente de lo que nos digan los gobiernos que la mayoría de las veces es lo mismo: hablar de que se trabajaba para el bien del país”, platica.
Cada gobierno nuevo que llegaba decía lo mismo y nos dábamos cuenta que las cosas seguían igual o peor, que el país en vez de ir progresando se iba empobreciendo o vendiendo sus riquezas a los extranjeros, añade.
“A los caricaturistas nos toca, aparte de dar nuestra opinión, hacerlo gráficamente, convertir la información en dibujo para llegarle más fácilmente a la gente, para compartir con ellos nuestra opinión”, asevera.
En palabras de Helioflores, reunir algunas de sus caricaturas también es un ejercicio de memoria para la juventud.
“Por ejemplo, la deuda externa o el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) son cosas de las que ya casi no se habla, pero que en algunos casos seguimos pagando las consecuencias de esas decisiones que tomaron gobiernos anteriores, sobre todo porque los jóvenes de vez en cuando escuchan hablar de ello y no les tocó vivirlo”, destaca.
Sobre su técnica, el caricaturista platica que ha cambiado con el tiempo y con las nuevas tecnologías.
“Inicialmente solía trabajar con una cartulina, con tinta china y con un manguillo. Mis cartones no llevaban color porque ni los periódicos tenían. Sucedió que esa cartulina ya no la fabricaban, no es que fuera costosa o exclusiva, era barata, tenía cierta textura y me funcionaba bien”, comparte.
Después apareció el fax, narra. “Podías mandar la caricatura y no llevar el dibujo original al periódico, era una tecnología que no funcionaba muy bien para los dibujos que tienen texturas porque llegaban muy manchados. Después aparecieron las computadoras junto con otras maneras de colorear y dar texturas”.
Actualizar problemas
Hay problemas que siempre han aquejado al país, por eso las caricaturas se actualizan. “A pesar de ser un problema constante, de repente la noticia de los migrantes se ve reflejada cuando vemos que hay caravanas de 3 mil migrantes que vienen de paso, huyendo de la pobreza, del desempleo y de la delincuencia, que van buscando la ilusión de vivir en un país que les dé la posibilidad de trabajar y llevar una vida decente”.
Ahí, él trata el tema sí porque es un problema grave pero también porque en ese momento es cuando más se debe tratar el asunto.
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