Cultura
El Colegio Nacional

Homenaje a Mario Molina a un año de su fallecimiento

Con motivo del Homenaje luctuoso que El Colegio Nacional le realizará, el próximo viernes 19 de noviembre, al científico mexicano Mario Molina, a un año de su fallecimiento, compartimos con los lectores de Crónica algunos fragmentos del discurso que pronunció el Premio Nobel de Química al ingresar a esta institución el 24 de abril de 2003. El discurso titulado El impacto de las actividades humanas en la atmósfera se encuentra íntegro en el sitio web de El Colegio Nacional.

Mario Molina falleció en 2020.

Mario Molina falleció en 2020.

El Colegio Nacional

El impacto de las actividades humanas en la atmósfera

Hay ciertos problemas ambientales que tradicionalmente se han considerado locales o regionales, tales como la degradación del suelo, la deforestación, la sobreexplotación de los recursos marinos, la contaminación del agua, la contaminación del aire y la acumulación de residuos sólidos y peligrosos. La preocupación que tenemos es que en años recientes algunos de estos problemas han empezado a adquirir proporciones globales, pues aunque sean locales en principio, están sucediendo ya en muchas partes del mundo.

Existe también otro tipo de problemas ambientales que son fundamentalmente globales, y que están relacionados con la atmósfera, como el del cambio climático y el de la destrucción de la capa de ozono de la estratosfera. […] Quiero apuntar que están muy relacionados entre sí, y que además tienen conexiones importantes con los problemas “locales” […]. Por ejemplo, la deforestación tiene consecuencias indeseables como la pérdida de biodiversidad, pero también tiene efectos muy significativos para el cambio de clima de nuestro planeta.

¿Cómo es posible que las actividades humanas tengan efectos globales, si desde el punto de vista de un individuo nuestro planeta es inmenso? […] Más del 95 por ciento de la masa de la atmósfera está contenida en los primeros 20 kilómetros por arriba de la superficie terrestre. Por otro lado, la distancia entre los dos polos es de 20 000 kilómetros. La atmósfera funciona, pues, como una piel muy delgada que rodea a nuestro planeta. Es por eso que desde un punto de vista cósmico es tan vulnerable, y es por eso que las actividades humanas pueden tener efectos globales tan importantes.

Esta delgada capa atmosférica es muy dinámica. Sus vientos son suficientemente intensos para mezclar el aire dentro de cada hemisferio en una escala de tiempo de unos cuantos meses. El tiempo de mezclado entre los dos hemisferios es del orden de año y medio. Así pues, si se emiten contaminantes en cualquier parte del globo, estarán presentes en la atmósfera de todo el planeta en cuestión de uno o dos años, si es que persisten en la atmósfera por ese período de tiempo.

Por fortuna, la atmósfera tiene mecanismos eficientes para limpiar contaminantes. Las nubes y la lluvia representan el mecanismo más eficaz: eliminan en una escala de tiempo de días o semanas a los compuestos solubles en agua y a una fracción importante de las partículas suspendidas. Los gases insolubles en agua, como los hidrocarburos, primero reaccionan en la atmósfera con ciertos compuestos oxidantes, generando productos solubles en agua que subsecuentemente son eliminados por la lluvia con gran rapidez. El proceso de oxidación puede durar horas, meses o años, dependiendo de la estabilidad química del compuesto.

Cambio climático

Consideremos ahora el problema del cambio climático, esto es, del llamado "efecto invernadero." El balance térmico de nuestro planeta funciona de tal manera que la cantidad neta de energía que recibe la Tierra del Sol es la misma que la que pierde al espacio; esto es, nuestro planeta no acumula energía. La recibimos principalmente en forma de radiación visible; nuestra visión evolucionó para ser sensible a ese tipo de radiación. Por otro lado, la Tierra pierde energía emitiendo radiación en la longitud de onda infrarroja, que es invisible. El problema es que los cambios en la composición química de la atmósfera ocasionados por las actividades de la humanidad están afectando a las propiedades de esta emisión en el infrarrojo, y consecuentemente al balance térmico del planeta.

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Podemos establecer con toda claridad que el aumento en la concentración de bióxido de carbono es consecuencia de actividades humanas: es el resultado de la combustión de productos como el petróleo, esto es, de combustibles fósiles. Aproximadamente la mitad del bióxido de carbono que se ha emitido desde la Revolución Industrial ha permanecido en la atmósfera, y la otra mitad se ha absorbido en los distintos depósitos de carbono que tiene el planeta, ya sea en los continentes o en los océanos. Hay incertidumbre en la predicción de cuál va a ser la capacidad del sistema terrestre para seguir absorbiendo bióxido de carbono, si lo continuamos emitiendo con la misma intensidad en que lo venimos haciendo hasta el presente.

Programación en El Colegio Nacional.

Programación en El Colegio Nacional.