El primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, inauguró este viernes el histórico y restaurado Palacio de Filipo II, un sitio arqueológico que estuvo cerrado durante 16 años debido a las obras para restablecer las ruinas de lo que fue el edificio más grande de la Grecia antigua.
"La importancia de monumentos como este trasciende las fronteras locales y pasa a ser propiedad de toda la humanidad", dijo el primer ministro conservador durante el acto celebrado en Vergina, la antigua capital del reino macedonio, situado al norte de la actual Grecia.
La construcción del 'Palacio de Egás', como se llamaba Vergina en la antigüedad, empezó a mediados del siglo IV a.C. y fue completada en 336 a.C., como parte de un plan de modernización de la metrópoli llevado a cabo por Filipo II de Macedonia, el padre del legendario Alejandro Magno.
"Aquí Alejandro Magno fue coronado rey pocos minutos después del asesinato de su padre para iniciar su brillante campaña", recordó Mitsotakis, quien recalcó que el objetivo de su Gobierno es convertir la cultura en "motor de desarrollo" en cada esquina del país.
Con unos 15.000 metros cuadrados, el recinto palaciego es la construcción más amplia de la antigua Grecia.
Su gran peristilo (patio rodeado de columnas), de 4.000 metros cuadrados y con capacidad para albergar al menos a 8.000 personas, cuenta con 16 columnas a cada lado.
Los restos del enorme palacio fueron recuperados poco a poco por varias generaciones de arqueólogos en excavaciones llevadas a cabo entre 1865 y 1960.
En 2007 se inició un amplio programa de mantenimiento y restauración del sitio que, con un presupuesto de 20,3 millones de euros, concluyó el año pasado.
Los trabajos incluían la excavación y el registro sistemático de todos los hallazgos, entre ellos varias decenas de miles de elementos arquitectónicos de piedra, hasta la restauración estética de los mosaicos y de las incrustaciones de mármol.
El palacio se encuentra a pocos kilómetros del Museo de Vergina, donde yacen los restos de Filipo II en una tumba.
Durante el reinado de Filipo II (382-336 a.C.) Macedonia se expandió hacia el sur de Grecia, aunque fue su hijo, Alejandro Magno (356-323 a.C.), quien logró en apenas 13 años convertir el reino de su padre en un imperio, derrotando a egipcios y persas.
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