Cultura

“En el jazz mexicano nunca hubo bonanza, pero sobrevivíamos”

El pianista y escritor Alberto Zuckermann presenta su libro “El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969”. Fue una época dora, añade

Un hombre tocando el piano
El jazz es música de gran calidad que requiere ese apoyo y reconocimiento, es parte ya de la alta cultura, añade Alberto Zuckermann. El jazz es música de gran calidad que requiere ese apoyo y reconocimiento, es parte ya de la alta cultura, añade Alberto Zuckermann. (La Crónica de Hoy)

En el breviario “El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969” (Fondo de Cultura Económica, 2022) el escritor y pianista Alberto Zuckermann pretende dar a conocer lo que pasó en aquellos años 60s, la actividad que hubo en torno al jazz en México y poner el reflector en grandes músicos que actualmente peligran de caer en el olvido.

“El jazz requiere mayores espacios, ingresos y difusión. Sin eso sobrevivimos, pero nada más. Nunca fue una bonanza, pero hubo épocas donde era menos difícil desarrollarse como jazzista”, comenta en entrevista por la reciente publicación.

Si bien el jazz nació en la marginalidad, con un carácter cultural controversial, con los años ha sido muy significativo en la música del mundo y ha llegado a ocupar recintos importantes para las artes.

“Se presenta en las mejores salas de conciertos desde hace décadas. El jazz es música de gran calidad que requiere ese apoyo y reconocimiento, es parte ya de la alta cultura”, opina Zuckermann.

EPOCA DORADA DEL JAZZ.

“Han cambiado mucho las cosas de entonces para acá”, relata el autor de este libro que sintetiza el panorama sesentero de las grandes figuras del jazz en la CDMX.

Aborda a personajes como Tino Contreras, Chilo Morán, Juan José Calatayud, Leo Acosta, Chucho Zarzosa, Clare Fischer, “Chico” O’Farrill, entre otras y otros.

“En aquella época había un buen número de clubs nocturnos, cabarets donde como parte de la variedad se llegó a incluir la música jazz y vinieron figuras reconocidas como Ella Fitzgerald y otras cantantes, así como instrumentistas famosos, como Gene Krupa o el saxofonista Stan Getz, en temporadas por dos o hasta 3 semanas, con 2 shows diarios de toda la semana. Eso actualmente no existe”, continúa.

Considera que ya no son tan frecuentes las visitas de grandes músicos de jazz porque el atractivo comercial ha disminuido.

“Se han muerto la mayoría de grandes músicos famosos de jazz y hay otros que todavía no se han consolidado o no son suficientemente conocidos. En México hay pocos líderes o figuras famosas que estén en activo”.

Asimismo, la sintonía de la juventud con otros géneros ha relegado el jazz a una pequeña élite de personas que escuchan y aman esta música. “Pero hay poca difusión, algunos espacios radiofónicos que no son suficientes y no se escucha tanto como yo quisiera”.

Para quienes deseen acercarse por primera vez al jazz, Alberto Zuckermann recomienda no tener prejuicios y sintonizar las estaciones de radio que ofrecen programación de esta música.

“Ahora ya existe eso de escucharlo en el mundo: puedes oír estaciones de jazz de Francia, Alemania, Argentina etc”, agrega. El libro se encuentra a la venta en librerías Educal y del FCE.

LA SITUACIÓN ACTUAL.

Para Alberto Zuckermann, el jazz goza de un lugar privilegiado entre los géneros musicales reconocidos.

“Junto con la música clásica es un género importante donde se requiere una gran dedicación y preparación para tocarlo, no es nada fácil”.

“Tiene más de 100 años de trayectoria: se ha ido enriqueciendo, nutriendo y complicando, es más difícil tocar el jazz actual que el de antes”.

Señala que en todo el mundo se celebran grandes festivales que ponen en alto la música jazz y denuncia que en la actualidad existe discriminación hacia éste género musical por parte de las autoridades culturales mexicanas.

“No es suficientemente apreciado el músico de jazz mexicano, de los intérpretes somos los menos favorecidos en los sueldos. No son suficientes los espacios para presentarse y la oferta es muy limitada”.

Observa que en otros países existe mayor apoyo y difusión, por lo que pueden incluso exportar música, además de dar trabajo a sus artistas.

“Por ejemplo, aquí tenemos un festival Eurojazz, donde los países envían a sus artistas y se presentan gratuitamente porque ya vienen pagados de sus países y aquí nada más se paga lo de la estancia; pero nosotros no tenemos esa posibilidad, el estado no nos patrocina de esa forma, no nos llevan a otros países, faltan muchos estímulos para el jazz en México”.

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