José Agustín (1944-2024) fue la motivación, el cómplice imaginario y quien marcó el rumbo de varias generaciones de escritores, así lo expresan en entrevista Enrique Serna, Luis Humberto Crosthwaite y Armando González Torres.
“Lo leí en mi juventud cuando estaba empezando a escribir, la verdad que fue una gran revelación porque me di cuenta de que no tenía por qué negar mi circunstancia, negar mi propio lenguaje para escribir mi literatura y que pudiera alcanzar un nivel alto”, comparte el escritor Enrique Serna.
El Premio Xavier Villaurrutia 2019 platicó que conoció al autor de “La tumba” en 1993, en un encuentro de escritores organizado cada año en Cuautla. “Lo organizaba él, tenía un gran poder de convocatoria, eran encuentros que se ponían muy animados porque a veces acudían grupos de rock, era una reunión de fiestas”.
Serna expresó que varias novelas de José Agustín son clásicos modernos de la narrativa mexicana destacando “De perfil”, “Se está haciendo tarde”, “Ciudades desiertas” y un cuento titulado “La reina del metro” incluido en “Cerca del fuego”.
“’La reina del metro’ es un cuento fabuloso que le he envidiado siempre por esa capacidad suya para hacer una literatura erótica tan intensa que recoja algunas atmósferas de la crónica urbana”, indica.
Que las novelas juveniles del autor fallecido, 50 años después de publicadas sigan teniendo una gran cantidad de lectores, demuestra que su literatura es vigente, agrega.
“Lo atribuyo que a pesar de que las modas juveniles vayan cambiando muchísimo, su argot o el tipo de música que les gusta escuchar, cuando un escritor puede reflejar bien el alma juvenil eso permitirá que perdure a lo largo de varias generaciones de jóvenes que siguen reconociendo su obra”, afirma.
El escritor Luis Humberto Crosthwaite comparte que José Agustín es lo que más se acerca a un superhéroe literario.
“Su obra me formó, me dio rumbo. Aprendí de él a gozar la escritura. Yo tendría unos 18 años cuando me topé sus libros por primera vez. Lo imaginaba siempre sonriendo como niño travieso cuando escribía. Se notaba cuánto lo disfrutaba y ese gozo me lo contagió y lo cargo conmigo desde entonces en cada cosa que escribo”, narra.
Para el prologuista del libro “Cuentos completos (1968-2002)”, de José Agustín, las obras fundamentales para acercarse al fallecido son: “La tumba”, “Se está haciendo tarde”, “Dos horas de sol” y “Cerca del fuego”.
Armando González Torres señala que José Agustín fue un autor que como muchos adolescentes, frecuentó su obra “tan subversiva” al grado de ser una especie de cómplices imaginarios en la rebeldía y el inconformismo juvenil.
“Hacía parecer la escritura como algo muy fácil, sencillo y espontáneo, eso atrajo a un rango más amplio de lectores. La literatura mexicana pecaba de solemnidad y José Agustín y sus compañeros de generación lo que hicieron fue imbuirla de humor, subversión e inconformismo. Para quienes lo leímos de jóvenes y teníamos aspiraciones literarias fue un estímulo y ejerció un efecto desinhibidor”, indica el ensayista.
A través de redes sociales, Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de cultura, reconoció en José Agustín a un “rebelde con causa, de afable desenfado y brillantez infinita. Extrañaremos tu extraordinaria pluma que alimentó todo: literatura, teatro, música, cine”.
Por su parte, la directora general del Inbal, Lucina Jiménez López, expresó que el autor de “La panza del Tepozteco” dejó “un legado y un ejemplo de pasión y expresión literaria que marcó a varias generaciones”
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