Cultura

Juan Pablo Vivanco: “La fotografía es la preservación de un recuerdo del cual eres el único testigo”

El artista visual inaugura el 22 de junio una exposición con dos colecciones de fotografías en la Galería Bomboti. Tengo la idea de que el arte es conceptual, tiene muchas cosas que decir, pero también es entretenimiento

Retrato en blanco y negro de un hombre con barba y sudadera con capucha
Juan Pablo Vivanco Viniegra señala que los sueños son vitales en su creación. Juan Pablo Vivanco Viniegra señala que los sueños son vitales en su creación. (La Crónica de Hoy)

El periplo de Juan Pablo Vivanco Viniegra por la creación está lleno de sueños y emociones, veredas que le permiten plasmar sus ideas y obsesiones mediante la fotografía, en el video o documentales “porque el arte es un lenguaje que te permite expresar lo sientes, tus cuestionamientos, pero también esperanza y entretenimiento”.

Y de sus caminos en el arte lo que más le apasiona es la fotografía, de la cual dice que “es la preservación de un recuerdo del cual eres el único testigo y debes guardarlo para otros”.

Con sus fotos, ahora Juan Pablo abrirá la exposición “Surrealismo minimalista” en la Galería Bomboti, a partir del 22 de junio con dos colecciones: una basada en las 12 piezas del ajedrez; y la otra son 5 piezas, más figurativa pero que juega con una idea onírica y estética minimalista.

Son algunos de los meridianos que transitamos con Juan Pablo en una entrevista en su estudio de la colonia Guadalupe Inn. Ahí están sus fotografías, sus maniquíes o la sala de cine donde trabaja y es el centro de su creación estética. En esa intimidad, la pregunta para abrir es acerca de su intimida artística.

¿Juan Pablo, cómo decides ser artista?

Mi acercamiento con el arte se dio desde que estaba en la primaria. Era el alumno que nunca ponía atención, que no sabía que pasaba y cuando le preguntaban, estaba perdido en las estrellas, fantaseando.

Y la única razón por la que abría los libros escolares, era para ver, como muchos, ilustraciones, fotografías, pinturas y cada vez que me gustaba alguna me quedaba toda la clase observándola, imaginando qué era, que había pasado, cuál era su historia. Eso me mandaba a mundos gigantescos.

Por esto y al crecer pensé que mi problema era ser mal alumno, pero después me di cuenta que mi habilidad era imaginar todo el tiempo. Paralelamente me corrieron de varias escuelas y, finalmente cuando tuve que salir de la última prepa, me rendí y dije: esto no es para mí. Estaba medio perdido, no sabía qué hacer con mi vida, y entré a trabajar en una revista.

En esa labor, lo primero que me dijeron mis jefes fue: “Ten una cámara y no te vamos a decir nada, tu debes saber qué es el ISO, el diafragma, la velocidad…, es decir, me impulsaban a valerme por mi mismo, pero me ponían reglas para filmar y yo quería ir por otro lado.

Así, aunque grabáramos una boda, siempre buscaba otros ángulos: es decir, si en lugar de ver al entrevistado de este lo veo del otro. Lo que pasó fue que renuncio y decido entrar a la Escuela Superior de Cine, a la cual entró con la ilusión de ser director de películas y porque del arte me gusta esa capacidad de manejar lo que la gente siente con responsabilidad. Porque tengo la idea de que el arte es conceptual, tiene muchas cosas que decir, pero también es entretenimiento y debemos hacer que la gente disfrute lo que hacemos y no sólo vea cuestionamientos.

Porque una de las cosas que creo, es que también debemos darle esperanza a la gente, mostrar otros mundos, otras formas de pensar y puedan imaginar otras realidades mejores.

Sin embargo, regresando al cine, pasó algo que decidió mi rumbo: me enfocaba más a la fotografía y pensé: para que me hago wey, mejor me dedico a lo que realmente me apasiona que es la fotografía. Hoy aún dirijo videos musicales, cortos, pero lo principal es la foto artística.

Pero otro de los incidentes que marcaron mi proyecto como artista fue el fallecimiento de mi hermano mayor. Se llamaba Mario, tenía 9 años más que yo. Era escritor y trabajábamos juntos: él hacía los guiones de mis cortometrajes, pero en 2015 un infarto fulminante le quitó la vida. Fue mi mejor amigo, compañía y mi mundo. Juntos fundamos esta casa productora Mictlán Pictures y cuando él se va, tengo una ruptura emocional drástica y una crisis que me duró un par de años.

Siempre me guio a través de mis sueños y cuando Mario falleció dejé de soñar, estaba deprimido. Pero un 1 de mayo, día del cumpleaños de Mario, soñé con él y me dijo: “No pierdas tu tiempo. Nos vemos chamaco”. Desperté llorando y los años subsiguientes tuve sueños con un circo, como la primera vez con Mario y son 9 años continuos que tengo estos sueños.

Tras esto, pensé que era sólo un proceso personal entre mi hermano y yo, pero hace 3 años estábamos haciendo un disco de un amigo y él me pide que haga la fotografía de la portada. Al hacerle el retrato frente a un vidrio que le pongo, ahí me di cuenta que había antes visto ese personaje: era “El hombre de caramelo” de mis sueños de hace 8 años. Y ahí fue como algo que se me reveló y supe de que había algo que vivía y sería único o no, era la libertad del arte, de expresarte.

Entonces decidí ya no guardar esos sueños y compartirlos. Entonces le tomé la fotografía a mi amigo y la publiqué como “El hombre de caramelo”, junto con una serie de personajes que me acordé como “El payaso triste”, “El malabarista”, entre otros, y desde ese momento me llamaron para galerías internacionales para exponer, publicar libros…, pero el mejor momento que me regaló trabajar en este proyecto fue que la dueña de una galería de Nueva York eligió una fotografía y me escribió diciéndome que acababa de perder a su hermana y estaba deprimida. Me contó que cuando leyó mi historia con mi hermano la hizo sentir que sí hay esperanza, que sí hay una razón de ser de las cosas y eso me ayudó a levantarme. Esta es la base del arte: poderte comunicar con otra persona con tu obra y saber que no estamos solos.

¿Cómo se llama este proyecto?

El Circo, y ahora ya tiene 120 fotografías. La idea es hacer un libro y estará dedicado a mi hermano.

¿En tu casa cómo era el acercamiento al arte?

Mi papá trabajaba todo el día, un excelente padre, pero mi madre era la que nos cuidaba y de ella lo que heredé del arte es que es muy buena con las manos. Hace maquillajes, botargas, vestuarios, decoró un campo de golf y eso me marcó.

¿Y ahora que eres creador, que significa para ti el arte?

Lo más básico es que es un medio de comunicación con todo lo que implica en sus diferentes disciplinas: la música, la fotografía, la escultura, el teatro, la literatura…, pero sobre todo es un lenguaje y en el caso de la fotografía, el que todos entienden.

¿Y qué te hace sentir el arte?

Siento muchas cosas: fascinación y mucha aspiración, porque deseo ver más obras hechas, mis sueños plasmados en una fotografía, escultura o película y, al mismo tiempo siento mucho conflicto y coraje, agradezco mucho ser artista, pero tengo una frustración por no poder haber sido empresario, futbolista u otra cosa, porque creo que estaba destinado al arte, aunque no lo sabía de niño y ahora no puedo pensar en otra cosa ni hablar de otro tema que no se arte. Es una obsesión que disfruto mucho y odio un poco.

¿Lo que me dices es que quieres otra cosa, qué respuesta buscas?

Lo que buscamos todos: cuál es el sentido de la vida. Cuál es sentido de una nacionalidad, de esta conversación… es el cuestionamiento y curiosidad que no me deja y tal vez quisiera transitar un poco más calmado, menos histérico.

¿Es porque no te gusta la realidad actual del mundo?

Estoy muy inconforme con esta realidad y hablamos de temas sociales, políticos, raciales, económicos... creo que el camino que hemos llevado los seres humanos ha sido un error tras otro, con aciertos muy agradables, pero creo que la evolución no demostró que estamos equivocados.

¿Y con todo esto, para Juan Pablo que es la fotografía?

Es la preservación de un recuerdo. Puedes pensar que un paisaje vale la pena preservar, pero lo que vale son esas dos gaviotas que pasan, un momento irrepetible, eso es la magia de la fotografía, que conservas un momento el cual sólo pudiste haber sido testigo tú, para guardarlo, y permites que siga existiendo para otros.

La conversación da un giro y se le pregunta a Juan Pablo sobre esos gustos que define su figura. De música qué gusta:

Soy roquero. Me gustan, por influencia de mi hermano, Guns N´ Roses, Pink Floyd, el jazz, rock psicodélico, el flamenco y la música de cámara.

Y en literatura.

Soy más antiguo y oscurón. Me encanta la gótica y en la productora tenemos un podcast que se llama El Cuervo, son narraciones de cuentos de Poe, Lovecraft…

En comida.

La mexicana, una de las mejores gastronomías de todo el mundo, la de mi madre es espectacular y la italiana.

Y de jugar o deportes.

Soccer, americano, un poco de basquetbol. Soy aficionado a los Raiders y al América.

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