Cultura

Laura Baeza: “Lo peor que nos puede suceder es perder la libertad en cualquier sentido”

La escritora presenta su novela “El lugar de la herida”, una historia sobre cómo la violencia rompe el entorno familiar

entrevista

La trata de niñas existe porque hay un sistema que lo permite, dice Laura Baeza.

La trata de niñas existe porque hay un sistema que lo permite, dice Laura Baeza.

Gaceta UdeG

“El momento más vulnerable que tenemos los seres humanos siempre es la infancia, sobre todo las niñas”, afirma la escritora Laura Baeza (Campeche, 1988) a propósito de su reciente novela “El lugar de la herida”, historia que narra cómo dos estudiantes de secundaria son reclutadas por el crimen a una red de trata en Tlaxcala.

Las protagonistas de este libro, editado por Alfaguara, son dos mujeres: Lucero, una adolescente que vive en un contexto familiar roto por la violencia y que es engañada por su amor platónico, Beto, uno de los líderes de la red; y Dolores, una madre que busca a Nancy, su hija desaparecida.

A la par, en la historia situada a inicios de los 2000, se unen más voces de niñas, por ejemplo, la de Nancy, compañera de Lucero; la de Nadia, una joven que comparte el encierro con Lucero; y las madres buscadoras que enfrentan la falta de justicia de parte de las autoridades.

“Soy de la generación que crecimos escuchando la sentencia de si te embarazas, te vas de la casa. Lo peor que nos podían pasar era un embarazo, pero con el paso de los años me di cuenta que lo peor que nos puede suceder es perder la libertad en cualquier sentido, la libertad de tu cuerpo y de tomar tus decisiones. Y eso les sucede a las chicas de mi novela”, comenta Baeza.

La autora sitúa la historia hace 20 años por dos motivos. El primero, porque en ese entonces ella fue estudiante de una escuela secundaria pública y se convirtió en espectadora de dinámicas de violencia que sucedían a su alrededor.

“El otro motivo es porque también hace 20 años la sociedad comenzó a saber qué estaba sucediendo en el centro del país sobre la violencia hacia la mujer y un poco antes, hace 30 años, se hablaba de los feminicidios en el norte. Fue un momento terrible para para la libertad de las mujeres y lo sigue siendo hoy”, señala.

Baeza comenta que la trata de personas es un problema sabido por todos. “Lo hemos escuchado casi como un producto social y cultural de distintas zonas y no tendría que serlo porque atenta contra los derechos de alguien, en especial, de niñas y mujeres”.

EVIDENCIAR LA CORRUPCIÓN

Un hecho que demuestra la autora es que el amor se utiliza como argumento para que criminales y autoridades se deslinden de responsabilidades. Con la frase “ellas llegaron por voluntad propia”, culpabilizan a las víctimas.

“Hemos escuchado toda la vida: qué hacías ahí, por qué fuiste, por qué te vestías de esa manera, por qué lo provocaste, si te golpeamos es porque tiene alguna razón…entonces las mujeres estamos, casi de nacimiento, condicionadas a escuchar ese tipo de argumentos”, señala Baeza.

En la novela, el amor juega un papel fundamental, agrega. “Lucero piensa que el amor es la única vía para salir de su contexto familiar y muy pronto se da cuenta que no es lo que deseaba porque va en contra de sí misma, sin embargo, ya no puede salir de la red de trata”.

“Hay otros tipos de amor, el incondicional de Dolores hacia su hija y es el motor para seguir buscándola. También hay una pequeña luz de esperanza en el amor que comparten algunas de estas chicas privadas de su libertad, es un tipo de amistad que se da en las peores circunstancias”.

La autora indica que la adolescencia es el momento en el que suceden todo tipo de experiencias y es cuando los sentimientos están en efervescencia.

“Es un momento muy difícil y en el que se espera mucho de los jóvenes, pero con qué herramientas, quién les enseña a hacer las cosas. Mientras construía la historia pensaba que las adolescentes son distintas, pero las une la curiosidad. Cada una tiene sus propias aspiraciones, sin embargo, sus carencias las llevan a caer en la adulación de otra persona que está marcada por el poder y el machismo”, comenta.

Finalmente, Baeza afirma que la trata de niñas existe porque hay un sistema que lo permite.

“Hay familias que forman parte de este sistema que ve a las mujeres como moneda de cambio y lo hacen porque pueden, ésa es la única explicación, la impunidad sigue porque se puede hacer”, concluye.