Tradiciones mexicanas del Día de Muertos llegan al Jardín Botánico del Desierto en Phoenix, Arizona (Estados Unidos): un arco compuesto por más de 6 mil flores de cempasúchil de papel recibe a los visitantes del lugar, quienes pueden acercarse al mega –altar y ofrenda tradicional decorada con cráneos de barro y papel picado. Ambas creaciones estuvieron a cargo del grupo de artesanos mexicanos del Taller Ruiz López, dirigido por Rufina Ruiz López y podrán visitarse hasta el 6 de noviembre.
“Es muy ambicioso traer todo el barro directamente desde Atzompa, Oaxaca del taller de la maestra”, comenta la gestora cultural Ulrike Figueroa, curadora de la programación de este año.
En conversación telefónica sobre las actividades de celebración del Día de Muertos que se llevaron a cabo en el “Desert Botanical Garden”, durante esta última semana de octubre, Ulrike Figueroa detalla que el altar está dispuesto en forma piramidal, mide 9 metros de base y tres metros de alto.
“Todo liderado por la visión creativa de Rufina. Con ayuda del consulado de México en Pheonix obtuvimos una visa de emergencia para que pudiera entrar, porque las citas estaban hasta 2024”, relata Ulrike y apunta que Rufina ya había estado en Japón, Bélgica y otros países, pero en esta ocasión visitó USA por primera vez.
También asistió José Hilario Ruiz López, sobrino de Rufina, quien hizo un tapete de arena tradicional de los altares de Oaxaca.
“Representa la transición en la vida, el ciclo que en un momento estás y al otro, se va. También tiene la idea de la religión católica de ser y volver al polvo, intentamos cubrir e incluir muy puntualmente en algunos momentos el sincretismo que se da entre culturas prehispánicas y la actual”, añadió la gestora cultural.
FESTEJAR EL DIA DE MUERTOS.
La instalación se hizo el 23 de octubre, para dar inicio a una serie de actividades de promoción de la cultura mexicana. Entre ellas, destacó el taller de cuatro días con el que Rufina arrancó el festival: llevó barro desde Oaxaca y enseñó a los asistentes a trabajar con él en sesiones de cuatro horas cada día.
Ulrike indica que también fue un éxito la experiencia sensorial Sabores de Día de Muertos (o Tastes of Día de Muertos) diseñada por la artista Victoria Molina y el Chef Ricardo Aguirre, bajo el lema “Flores fuimos y en flores nos convertiremos”.
“Ella toma flores como eje conductor en su obra y diseña una conexión con el día de muertos, a través de la comida y la experiencia de entrar en un panteón”, señala Ulrike.
Recuerda que los comensales probaron “Coliflorpasuchil”, una sopa de cebolla en pan de muerto, tamales flotantes, así como una veladora hecha con agua de horchata, un bombón y, de pabilo, una nuez. “Todo comestible”.
También participaron los artesanos de alebrijes, Efraín Fuentes y Silvia Gómez, quienes trabajan estas figuras en madera y ofrecieron un taller; y el cantante y pianista oaxaqueño Pablo Osorio presentó un concierto.
La gestora cultural considera que, “si bien es una fecha que para algunos pueda ser desconocida o no entiendan que la veamos como un festejo porque se trata de la muerte, sí crea nuevas conexiones. Creo que ayuda a la comprensión de nuestra gente, que no todo es como te lo pintan en series de tele”.
De acuerdo con los datos compartidos en boletín del Jardín Botánico del Desierto de Phoenix, se invirtió lo equivalente a 2 millones de pesos la realización de estas actividades. Se calcula la asistencia de, aproximadamente, 4mil personas al día.
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