Fotografías que documentan la lucha contra el Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (Sida) en México, fotonovelas con historias eróticas sobre la prevención sexual, testimonios grabados de personas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y pinturas sobre el deseo, son algunas de las más de 200 piezas que conforman la exposición “Positivo negativo. Adherencias culturales en la lucha contra sida en México”.
Esta muestra, que se exhibirá en el Centro de la Imagen del jueves 20 de abril a inicios de julio, evidencia la reacción del arte contra los estigmas, la violencia y la desinformación que vivieron las personas cuando el VIH llegó al país en los años 80.
“Es una exposición con materiales inéditos, esto significa dos cosas: que fueron piezas mostradas a inicios de los 80 y en algunas exposiciones de los 90 en un espacio público como parte de protestas y denuncias, pero que nunca más volvieron a ser vistas en la arena cultural; y piezas que circularon en revistas, folletos y materiales informativos que tampoco han sido vistos en un espacio de museo”, expresa en entrevista el curador César González-Aguirre.
Algunos de los 50 artistas que se reúnen en esta muestra son: Yolanda Andrade, Maris Bustamante, Rogelio Cuéllar, Paolo Gasparini, Terry Holiday, Agustín Martínez Castro, Mónica Mayer, Richard Moszka, Armando Cristeto, Adolfo Pérez Butrón, Taller de Documentación Visual y David Wojnarowicz.
“Hay fotografías documentales y periodísticas que sirvieron para informar diferentes sucesos de la lucha contra el Sida, por ejemplo, el registro importante del surgimiento del Frente Nacional de Personas Viviendo con VIH, en 1994”, destaca el curador.
También hay obras testimoniales de autores como Óscar Sánchez Gómez quien desde finales de los 80 ha hablado de su estado serológico, “importante para entender qué tipos de experiencias están atravesando su cuerpo por los estigmas social y por su reacción a los antirretrovirales”.
En palabras de González-Aguirre, la lucha contra el Sida es un movimiento que se debe entender desde su parte simbólica.
“En su momento la sociedad civil y el gobierno atacaron, con una saña que no hemos visto muchas veces en la historia, a las personas que estaban atravesando la enfermedad, pero el arte reaccionó contra esas adversidades”, destaca.
La exposición reunirá fotonovelas que editó el Colectivo Sol, organización que desde los 90 se dedica a la cultura de la prevención sexual.
“Ellos tenían una revista que se llamaba ‘Voces del otro lado’, tuvo 20 números y estaba dedicada a cultura gay, al teatro, a la prevención sexual, a la legalidad y los derechos ciudadanos; dentro de esos números se publicó la ‘Jotinovela’: fotonovelas que narraban de qué manera se tenían que cuidar las personas gays para no contraer VIH, lo contaban de manera erótica, que era contraria a la narrativa de miedo de las campañas de prevención del gobierno para convencer a la población de usar condón”, detalla.
DEUDA EN SU REVISIÓN CULTURAL.
Otras piezas de la exposición serán materiales fílmicos que produjo en 1986 el cineasta Ehrenberg con los primeros testimonios de personas viviendo con VIH, de las personas que militaban en los grupos homosexuales, gays y lésbicos en busca de derechos y acceso digno a la salud; y testimonios de los grupos conservadores como Provida que consideran el VIH un castigo divino.
“También hay piezas de pinturas icónicas como ‘¡Oh, santa bandera!’, del pintor Nahum B. Zenil, un préstamo del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM, que habla de cómo el deseo siempre está contextualizado a una ideología, a un entorno familiar y social”, indica el curador.
La muestra también reunirá piezas visuales gráficas que produjo el Taller de Documentación Visual, dirigido por Antonio Salazar, quien “prestaba sus servicios artísticos a colectivos sociales, lo que les pedía era saber qué necesitaban para informar a sus comunidades y ellos lo traducían en campañas de prevención”.
–¿Por qué no se había hecho una revisión cultural del Sida?
–Nos quedamos en la pandemia de covid, pero estamos viviendo con el virus del VIH día con día y eso puede ser importante para las sociedades porque todavía no hay acceso a medicamentos para todos, es una demanda de la exhibición y de los grupos organizados: no es lo mismo vivir en la Ciudad de México que en una zona semiurbana o alejada de las grandes urbes.
“La gente sigue muriendo a causa de la etapa terminal del VIH que es el Sida, tenemos que seguir insistiendo en políticas públicas que aborden de manera digna, pronta e informada el acceso a la salud”, responde.
González-Aguirre enfatiza que la covid-19 no implica una dimensión erótica-sexual o de preferencia sexual a diferencia del virus del VIH.
“Como sociedad mexicana tenemos que seguir desaprendiendo lo que la historia nos hizo aprender de mala manera: seguimos siendo una sociedad machista y misógina, tenemos que seguir rompiendo barreras y creo que el arte es una vía para poder lanzar preguntas a la sociedad y poder repensarnos”, destaca.
En opinión del curador es importante que la historia de la lucha contra el Sida se reconozca como movimiento, al igual que lo fue el movimiento de 1968 o de Ayotzinapa. “Es un capítulo social importante en nuestra historia donde los derechos que tenemos actualmente de información sexual, los tenemos por la sociedad civil organizada de los años 80 a raíz del VIH”.
El curador agrega que, si actualmente la gente joven vive su sexualidad de manera más libre, eso se debe a quienes se organizaron a inicios de los años 70 para crear el movimiento de liberación homosexual, las luchas feministas y después la lucha contra el Sida.
“La exposición es un recordatorio para no olvidar y para crear con urgencia un puente entre las generaciones que hoy tienen entre 60 y 80 años y las jóvenes que tienen derechos más ganados”, indica.
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