Cultura

“Fuimos mártires de la monografía, la cartulina, memorizar fechas… nos enseñaron mal”

Esa mecánica generó aburrimiento en Historia, señala la autora Úrsula Camba Ludlow, quien publica “Ecos de Nueva España. Los siglos perdidos en la historia de México”

La Dra. Ana María Polo es una abogada y personalidad de la televisión cubanoamericana.
Úrsula Camba Ludlow busca generar una lectura lúdica sobre la historia de México. Úrsula Camba Ludlow busca generar una lectura lúdica sobre la historia de México. (La Crónica de Hoy)

Durante los 300 años de vida virreinal hubo 28 virreinas que vivieron en la Nueva España, había una canoa debajo de los puentes donde las personas podían defecar y el barco era el único medio de transporte en el cual, tanto religiosos como esclavos, no tenían privacidad ni agua potable. Esos son algunos datos que narra Úrsula Camba Ludlow en su libro “Ecos de Nueva España. Los siglos perdidos en la historia de México”.

La obra editada por Grijalbo detalla en más de 40 capítulos cómo eran las condiciones de vida, las usanzas y la organización social de la Nueva España, datos que no se centran en fechas ni en definiciones especializadas.

“Varias generaciones fuimos mártires de la monografía, desde nuestros papás y abuelos íbamos a la papelería y se contaba lo mismo, repetíamos lo mismo cada año, cada fecha, cada héroe, era muy aburrido, a nadie le gustaba la materia porque teníamos que repetir en una cartulina lo mismo cada año, además de que nos enseñaban mal lo que fue la Nueva España o de plano se lo brincaban”, platica la autora.

Con este libro, Camba Ludlow busca acercar a la gente con el menor número de fechas posibles porque opina que las fechas son importantes en la medida en que el lector las entiende.

“No es un proceso anterior, no es que te aprendes la fecha y entiendes lo que pasó, es lo contrario porque entiendes lo que pasó, las fechas te vienen naturalmente. El libro está pensado para que tenga el menor número de fechas posibles para que sea lo más lúdico para el lector”, detalla.

El historiador Edmundo O’Gorman decía que los historiadores no estábamos para regañar a los muertos desde la comodidad del presente, añade Camba Ludlow.

“Lo que movía a los hombres del siglo XVI y XVII no es lo mismo que nos mueve hoy a nosotros, no tenemos las mismas preocupaciones, ni son los mismos valores, códigos ni motivaciones. Más que historia es activismo, más que un trabajo historiográfico de investigación es un adoctrinamiento dogmático de juzgar a los muertos, de juzgar al pasado y decir lo que estuvo bien y lo que estuvo mal en lugar de explicar el contexto real en que sucedieron las cosas”, indica.

MENTIROSO Y MAL NAVEGANTE.

Un ejemplo es Cristóbal Colón, quien no era un buen navegante, era un comerciante de telas y su triunfo náutico fue gracias, en parte, a la pericia del marinero Martín Alonso Pinzón. Colón en su primer viaje dejó a más de medio centenar de hombres que prefirieron quedarse a poblar lo que ellos creían era Asia, además de que Colón murió aquejado de artritis.

“Fue un hombre ambicioso, preocupado de que le fueran a robar los descubrimientos, sus marineros no lo querían porque se daban cuenta que no era tan buen navegante como Pinzón. Colón fue un hombre que volvió tres veces a América y nunca se da cuenta que llegó a América. Era mezquino y mentirosillo, pero que alguien le tenga un odio en particular como si le hubiera hecho algo me parece fuera de lugar”, expresa.

Un tema que aborda Camba Ludlow es el traslado de esclavos en barco y del que aclara que algunos comerciantes portugueses se percataron que encerrar a los esclavos era sinónimo de la sobrevivencia de éstos.

“La esclavitud siempre es esclavitud y es indefendible, pero es importante matizar que todos la pasan mal a bordo del barco, ya fueran virreyes, religiosos, marineros, todos iban hacinados, había muy poca agua, la comida la tenía que llevar cada uno, no había baños, no había privacidad, había una serie de cuestiones que para nosotros serían condiciones insoportables de vida no exclusivas de los esclavos, sino de los que iban a bordo”, indica.

Tierra de virreinas

Uno de los muchos datos que ofrece Camba Ludlow es que en la Nueva España vivieron 28 virreinas.

“La historia que nos enseñaron es la de los hombres y hay quien se tuvo que aprender todos los virreyes de Nueva España desde Antonio de Mendoza hasta Juan O’Donojú que además llegó a morirse a los dos meses, dejó a su mujer en un estado de indefensión espantosa porque no podía regresar a España porque era como la apestada que el marido había dejado y acá no la querían porque era la enviada de los gachupines. No se habla de las mujeres de los poderosos que vinieron a gobernar y de aquellas que se relacionaron con los círculos de poder”, comenta.

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