Cultura

En México, la gestión cultural aún no es una profesión: Carlos Lara

Falta rigor académico en cuanto a los planes de estudio, indica el experto, autor de “El salario emocional de la cultura…”

Registro Nacional de Agentes Culturales
En el 2019 se creó Telar, que en su primer año registró a alrededor de 10 mil agentes culturales. En el 2019 se creó Telar, que en su primer año registró a alrededor de 10 mil agentes culturales. (Secretaría de Cultura)

“La gestión cultural es una profesión en ciernes, entiendo que esto pueda ser molesto para algunos, pero aún no es una profesión”, expresa Carlos Lara, especialista en política cultural y autor del libro recientemente publicado “El salario emocional de la cultura. El precariato como modelo de gestión cultural”.

En el país existen diplomaturas, maestría y doctorados en gestión cultural, pero falta rigor académico en cuanto a los planes de estudio, indica el experto.

“A los denominados gestores culturales les falta abrazar una disciplina dentro de la gestión cultural y aportar a ella. Todo mundo dice: soy gestor cultural, pero, ¿especializado en qué?, ¿en gestión cultural, consecución de fondos, patrimonio cultural, turismo cultural, industria cultural? la lista es larga”, señala.

Carlos Lara es investigador sobre los derechos culturales y en El Salario Emocional de la Cultura… analiza el estado de la gestión cultural de los últimos 20 años en el país. El autor participó en la reforma al Artículo IV constitucional para establecer el derecho a la cultura y también formó parte del diseño de la Ley General de Cultura y Derechos Culturales.

A Lara se le pregunta si en el registro nacional de agentes culturales –llamado Telar– que organiza la Secretaría de Cultura ¿existe un filtro o cómo una secretaría puede definir quién es gestor cultural?

“Es una tendencia continental y mundial, así como adoptamos la tendencia de que el peso en taquilla de España, que si el mecenazgo de Francia, que si el vale cultural de Brasil, que la economía naranja de Colombia. Son tendencias y en Telar no hay prueba en contrario, como dirían los abogados”, responde.

Lara ejemplifica: yo me auto adscribo a la gestión cultural y no tengo que demostrarlo porque fui el cronista del pueblo durante 40 años y ya soy gestor cultural con 50 años de trayectoria.

Pero hay otros dos tipos de gestores, añade. “Hay quienes dicen que estudiaron arquitectura, comunicación o diseño y después gestión; y el tercer universo es el gestor cultural químicamente puro, el que ha estudiado la gestión cultural en la licenciatura y en la maestría”.

Lo de Telar es un esfuerzo por agrupar esos universos, opina Lara. “Me da gusto que se socialice ese término, yo les llamo agentes culturales, que me parece un más preciso, pero la afirmación de ‘soy gestor cultural’ no admite prueba contraria”.

Sin embargo, Lara cuestiona: “Telar es un registro ¿para qué? No está claro, ¿para saber cuántos gestores culturales somos?, así de poco serio, por eso no se respeta esta profesión en ciernes porque no hay seriedad ni rigor académico”. ¿Para decir que tenemos 10 mil gestores culturales en el país?, añade. “Sí, pero entras a la página y respondes: ¿has hecho esto? Sí; ¿has hecho el otro? Sí, y a todo puedes poner que sí. ¿Para qué se hace un registro? No sabemos. Si se va hacer un registro debe haber previamente rigor institucional y admisión de pruebas: demuéstrenme gestores que tienen ciertos estudios”.

MÁS PREGUNTAS.

El experto en política cultural recuerda la iniciativa que en 2002 el antropólogo Mac Gregor inició: la profesionalización académica de los gestores culturales, por lo que lanza la pregunta: ¿por qué no hay un registro de eso si se han capacitado tanto?, ¿por qué no hay una especie de cédula profesional?

“Los abogados no pueden litigar si no son abogados, mi crítica es por qué no hay colegios de gestores culturales si ya existen las licenciaturas y ya hay egresados, ¿cuál es el propósito de la colegiación? Estar juntos, agrupados y no en plan Telar. Se necesita capacitar a todos los que están en ese colegio, actualizar ese conocimiento y certificarlo, ésa es una profesión y es lo que no tiene la gestión cultural”, destaca.

–Sobre las tendencias mundiales que menciona, ¿México necesita una ley del mecenazgo?

–Es ociosa porque tenemos los artículos 189 y 190 del ISR donde las empresas pueden deducir y han venido deduciendo, hay una política de estímulos fiscales que ha sido muy maltratada, minimizada y tramposamente operada desde Secretaría de Cultura; hay que rectificar y no con parches legislativos… ¿saben cuántas empresas hay dispuestas a deducir sin que haya una ley que les esté fiscalizando?

Analista cultural

Analista de la comunicación y la cultura con maestría en comunicación con especialidad en difusión de la ciencia y la cultura (ITESO); licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación (UNIVA) y el doctorado en Derecho de la Cultura por la Universidad Carlos III de Madrid. Es autor de diversos libros y ensayos

sobre comunicación, cultura y nuevas tecnologías. Destacan los temas del nuevo consumo cultural algorítmico, el taylorismo digital en el consumo de bienes y servicios culturales; la Reprocultura en la comunicación, el arte y la cultura, así como ciudadanía digital y comunicracia, y los marcatenientes de la red y los numerati de los contenidos en el feudalismo virtual.

Es socio fundador de Artículo 27 S. C. Sociedad dedicada al activismo judicial en materia de arte, cultura y derechos culturales; y miembro de la Corte Iberoamericana de Arbitraje y Mediación de la Industrias Creativas (CIAMIC).

Sobre su objeto de estudio, el autor opina: “Creo que se puede vivir dignamente del arte y la cultura, pero no de la manera en que se viene planteando su proceso de creación, promoción y gestión”.

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