Cultura

En México tenemos poco acceso a la información de la práctica cultural: Néstor García Canclini

Es muy difícil saber cómo se construyen los criterios para seleccionar a los artistas que ingresan al Fonca u otros programas y no solo me refiero a este sexenio, sino también a los anteriores, añade

El antropólogo y crítico cultural Néstor García Canclini considera que realizar un proyecto de ley desde los movimientos de artistas culturales y presentarlo al Congreso, o hacer una crítica más específica sobre los aspectos de la práctica cultural de los últimos sexenios sería más difícil en México que en Brasil “porque tenemos mucho menos acceso a la información”.

Esta carencia queda en evidencia gracias a una investigación desarrollada en el marco de la Cátedra Olavo Setubal de Arte, Cultura y Ciencia en el periodo 2020-2022, en la Universidad de Sao Paolo, Brasil. Consistió en estudiar los cambios en las instituciones culturales de Brasil y de México en sus relaciones con los públicos, los creadores y las comunidades.

En entrevista telefónica, Néstor García Canclini apunta que los equipos de investigación que han crecido en las universidades públicas en las últimas dos décadas en torno a cuestiones de economía, política de la cultura y de organización social de los trabajadores culturales han recibido apoyo para financiar dichas investigaciones. Sin embargo, no han podido acceder, por ejemplo, a los archivos del Fonca.

“Me estoy refiriendo incluso a sexenios anteriores. Ha sido muy difícil saber cómo se construyen los criterios para seleccionar a los artistas que ingresan al Fonca u otros programas”, comenta en entrevista el Profesor-Investigador del Departamento de Antropología de la UAM.

CONTINUIDAD DE LOS DATOS.

“En Brasil hay información anual confiable que se ha podido sistematizar porque ya estaba recogida por el Estado. México ha tenido actividades a principios de este siglo, como la de construir un Atlas de la oferta cultural del país –museos, sitios arqueológicos, etc.- que no se replicó periódicamente, o no se ha publicado”.

Explica que datos como la cantidad de personas que hasta mediados del año pasado perdieron su trabajo en Brasil, Argentina, México, Colombia, Chile, Ecuador, Uruguay y Costa Rica (dos millones seiscientos cuarenta y siete mil puestos de trabajo) se obtienen gracias a una cuenta satélite de cultura que registra la información oficial de cada país.

“Está la información de las principales instituciones, museos, cines, televisoras, los centros culturales, está la información de cuántos trabajadores tienen derechos laborales, cuántos no… luego hay algunas encuestas anuales que se han hecho –pocas- en algunos gobiernos y sexenios, pero hay poca continuidad”.

“En México ha habido acciones incontinuas que no permiten establecer tendencias consistentes salvo sobre los datos macro, las grandes estadísticas que entran en la Cuenta Satélite. Hemos tenido una encuesta nacional de consumo cultural en 2006 -la primera del país- otra en 2012 y otra en 2015, pero no hay, como sí existe en otros países europeos, encuestas periódicas anuales o bianuales que permitan hacer una labor comparativa”, señala García Canclini.

Aunado a esto, existen otras problematizaciones entorno al acceso a la información en nuestro país que tienen que ver con la comprensión de la relación entre cultura, políticas, continuidad de la información y la digitalidad.

CULTURA Y DIGITALIDAD.

En la práctica cultural cotidiana, sabemos que nos estamos manejando con instrumentos digitales. Sin embargo, Canclini observa que hay un reconocimiento muy tardío por parte de los Estados e incluso de los organismos internacionales, del papel central que tienen estos instrumentos tecnológicos en la producción, circulación y acceso a la cultura.

“Un ejemplo, ya que mencionábamos la encuesta nacional de consumo cultural 2006 y 2012 ninguna de las dos incorpora la lectura en pantallas, entonces llegan a la conclusión de que los mexicanos leen 2.2 libros al año, incluyendo revistas y cómics, sin una visión amplia de la lectura, todo en papel, cuando sabemos que cada vez escribimos y leemos más en pantallas; que la comunicación cultural se hace en gran parte a través de plataformas y requiere por lo tanto dispositivos apropiados para acceder”.

Destaca que durante la pandemia hubo un declive o franco cierre de instituciones culturales, lo que produjo caídas fatales de rendimiento económico, acceso público y cambios de hábitos. En cambio, otras plataformas digitales como Netflix, Youtube, etc., ascendieron impresionantemente en sus ganancias.

“No hay una regulación o un apoyo a la inclusión, circulación y formación de nuevos públicos. La digitalidad debería ser una zona de apoyo clave porque se trata simplemente de reconocer que la juventud se comunica predominantemente de forma digital”.

“Necesitamos impulsar una economía de la cultura distinta con políticas que faciliten este acceso, el cual hasta ahora no ha sido considerado a la medida de cómo se mueven los mercados. Necesitamos, urgentemente, porque estamos dos o tres generaciones atrasados en la circulación digital de la cultura en relación con lo que son los hábitos de la población, los consumidores”, añade.

POLITICAS URGENTES.

De acuerdo con el antropólogo, se necesita un proceso de participación nacional, de expertos en el país que han realizado estudios específicos sobre la manera en que circulan los contenidos digitales, las relaciones de los públicos con esos contenidos y dónde los consiguen.

“Lo que necesitamos es un gran proceso de participación social. Fomentar no decisiones centralizadas, no la concentración del presupuesto como hemos visto los últimos años en México, sino una participación comunitaria de los artistas y tecnólogos que se apropie de estos resultados y pueda proponer, desde la sociedad, una deliberación acerca de cómo hacer circular la cultura y favorecerla con los foros públicos a los que todos aportamos con nuestros impuestos”.

- ¿Observas algún avance en esta participación en México?

Muy lento y más notorio en los últimos años. Hay que decir que no sólo nos pegó la pandemia. En 2017 también hubo una reducción para actividades culturales rutinarias de hacer funcionar bien museos y sitios arqueológicos porque hubo un gran sismo que afectó a centenares de bienes patrimoniales y hay que hacer todavía gran parte de esa restauración.

Luego tuvimos cambio de gobierno con la entrada de Morena que intentó reorientar con algunos programas que parecían anunciar una mayor participación comunitaria… y luego la pandemia y el incumplimiento de aquellas promesas de redistribuir la iniciativa cultural.

Hay algunos programas que se han hecho en este gobierno como el de los Pilares y las Utopías en Iztapalapa. La responsable de este programa daba cifras de más de 3 mil promotores culturales y maestros que habían circulado por comunidades. Lo que no encontramos son evaluaciones de estas iniciativas. Necesitaríamos aquí también, junto con la obtención diagnósticos de las necesidades de la población, una redistribución de la iniciativa política en la toma de decisiones de cómo se va a usar el presupuesto.

PRESUPUESTO CULTURAL.

Néstor informa que el presupuesto para Cultura fue creciendo hasta 2016 y que, a partir del 2017 (sexenio de Enrique Peña Nieto) el presupuesto comenzó a bajar: pasó de representar el 0.080% del PIB a solo el 0.042%

“En el último año el presupuesto para Cultura está alrededor de 15 mil 28 millones de pesos, pero un 25% de ese dinero se ha destinado al complejo cultural del proyecto Chapultepec y hay que descontarlo de la cifra global que se asigna a la Secretaría de Cultura”.

Agrega que el reclamo permanente en grupos como No vivimos del aplauso y El Frente Ciudadano por la Defensa y Mejora del Bosque de Chapultepec es por una reorientación de un presupuesto que necesitaría aterrizarse en una distribución comunitaria, compartida y basada en investigaciones. “Por eso nos hemos dedicado a hacer esta investigación en México y Brasil”, añade.

FORO Y PUBLICACIÓN.

Estos resultados se presentaron en el foro Emergencias culturales: instituciones, creadores y comunidades en Brasil y México, transmitido por la UAM en enero. Néstor adelanta que próximamente se publicará este análisis socio-antropológico de las tendencias de interacción entre instituciones comunidades y creadores gracias al financiamiento de la Universidad de São Paolo.

DESPIECE

perfil

NÉSTOR GARCÍA CANCLINI”

Escritor, profesor, antropólogo y crítico cultural conocido por su desarrollo teórico entorno a los temas consumismo, globalización e interculturalidad en América Latina. Es considerado uno de los principales antropólogos que han tratado la modernidad, la posmodernidad y la cultura desde la perspectiva latinoamericana. Se le atribuye la acuñación del término «hibridación cultural» para referirse a un fenómeno que "se materializa en escenarios multideterminados donde diversos sistemas se intersectan e interpenetran”.

Es autor de Arte popular y sociedad en América Latina, (Grijalbo, 1977); La producción simbólica. Teoría y método en sociología del arte, (Siglo XXI, 1979); Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, (Grijalbo, 1990); La globalización imaginada, (Paidós, 1999); Latinoamericanos buscando lugar en este siglo (Paidós, 2002); así como la novela Pistas falsas, (Sexto Piso, 2018), entre muchas otras publicaciones.

Desde 1990 se desempeña como profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.

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Una obra de teatro conmovedora
Una obra de teatro. Una obra de teatro. (INBAL)

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