Las investigaciones en el Gran Acuífero Maya, sistema de cenotes y caminos subterráneos que conectan la Península de Yucatán, evidencian cómo los mayas sobrevivieron sequías constantes en Chichén Itzá entre los años 800 y 1250 de nuestra era y muestran cómo se mantienen vivos los estromatolitos, formadores de la atmósfera hace 3 mil 500 millones de años.
Esas dos razones, entre otros cientos de hallazgos arqueológicos, geológicos y ambientales, hacen que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) busque inscribirlo en la lista de patrimonio mundial natural y cultura de la UNESCO.
“Trabajamos para lograr que este Gran Acuífero Maya sea reconocido como patrimonio de la humanidad, inscrito en la lista de patrimonio cultural y natural de la UNESCO, no porque sean interesantes las inscripciones sino porque la tarea de presentar un expediente y defenderlo ante la UNESCO supone acreditar que estamos trabajando para su reconocimiento, su valoración y su cuidado”, aseveró Diego Prieto Hernández, director del INAH.
El funcionario reconoció las dudas que han externado algunos investigadores sobre la conservación de cenotes ante la construcción del Tren Maya.
“Hay una discusión alrededor de cómo habremos de evitar que esta obra tan importante para la península de Yucatán y sureste de México que es el Tren Maya pueda afectar este tesoro. Qué bueno que se discuta, creo que esta discusión debió de empezar mucho antes porque fundamentalmente en el estado de Quintana Roo ha habido desarrollos complicados que debieron haber tenido mayor cuidado, vigilancia y seguimiento y no nada más el Tren Maya”, dijo.
En tanto, Guillermo de Anda, director del proyecto Gran Acuífero Maya, comentó que están formando el expediente. “Trabajamos en la inscripción, estamos en eso”.
Durante la presentación del libro “Exploraciones del mundo subterráneo. Un acercamiento al Gran Acuífero Maya” (Aspen Institute), se le preguntó al arqueólogo si su equipo trabaja de la mano con el Proyecto del Tren Maya.
“Lo único que hacemos es una contribución a través de nuestro trabajo acerca de los sitios de cómo mantenerlos y conservarlos. En nuestro caso, el área que estamos trabajando no ha tenido afectaciones por el Tren Maya, no lo hemos percibido nosotros”, afirmó.
ESTROMATOLITOS
Una de las propuestas del Gran Acuífero Maya es nombrar a Quintana Roo el Santuario Mundial de los Estromatolitos ya que estos microorganismos –que habitaron el planeta hace 3 mil 500 millones de años cuando estaba la Tierra estaba en formación– se encuentran vivos en lagunas mayas.
“Iniciamos descubrimientos en diferentes lagunas de Quintana Roo donde estos organismos, a pesar de que son fósiles en la mayor parte de planeta los, ahí los encontramos vivitos y coleando. Nos habla de algo misterioso que hasta ahora no hemos podido encontrar respuesta, ¿desde cuándo están?”, expresó el biólogo Arturo Bayona.
El investigador del Instituto Tecnológico Superior de Felipe Carrillo Puerto detalló que el nivel del mar antiguamente era entre 70 y 100 metros más abajo del actual.
“Se podría pensar que estas lagunas se formaron después de la última desglaciación, del pleistoceno, hace unos 13 mil años. Esa es una teoría que planteo y lo interesante es cómo la réplica de la vida antigua la podemos encontrar en estos sitios”, advirtió.
Los estromatolitos se consideran los formadores de la atmosfera terrestre, añadió. “Cuando los gases raros pululaban en la Tierra no había oxígeno, entonces estos microorganismos empezaron a utilizar el carbono para formar su estructura (los estromatolitos son como pedazos de coral, una estructura de carbonato de calcio) y liberaron oxígeno a la atmósfera y parte de este estudio es lo que considera que los estromatolitos fueron los precursores de la atmósfera terrestre como la conocemos hoy”, explicó.
SEQUÍA EN CHICHÉN ITZÁ
Uno de los capítulos del libro “Exploraciones del mundo subterráneo. Un acercamiento al Gran Acuífero Maya” está dedicado al Cenote de Holtún (ubicado en Chichén Itzá y a 2.6 kilómetros de El Castillo o Pirámide de Kukulcán) ahí el arqueólogo Guillermo de Anda concluye, por las ofrendas depositadas, que los antiguos pobladores resistieron una gran sequía.
- Hablan de que en Holtún hubo una sequía de 10 años…
No sabemos cuántos exactamente pero sí al menos 10, se habla de 15 o de más, fue una sequía larga al grado que el agua en los cenotes, en el caso de Holtún bajó cuando menos 8 metros o 10 metros, estamos hablando de una sequía de varios años.
¿Por qué se generó?
No sabemos exactamente, pero hay muchas hipótesis que van desde la tala inmoderada para producir estuco hasta explosiones volcánicas, causas naturales, cambios de clima en el planeta. Estamos en espera de que los datos subterráneos nos den las claves, las respuestas.
En la publicación, el arqueólogo explica que hay varias estructuras antiguas alrededor de este cenote, una de ellas a 10 metros de profundidad: una caverna donde se depositó un cráneo "con dientes blanquísimos" y fragmentos de carbón y cerámica.
"Se trata de una ofrenda colocada cuidadosamente, en lugares y posiciones específicas. Ejemplo de lo anterior es, lo que he considerado, el arreglo central de la ofrenda en donde puede apreciarse un cráneo de un cánido, una tibia humana y un cuchillo de pedernal", detalla.
Cerca de ahí hemos documentado también una olla bien preservada y una vasija de dos bocas, añade De Anda.
"Esto nos llevó a concluir que esa pequeña caverna, sumergida unos 10 metros de la superficie, estuvo seca en un momento de la historia de Chichén Itzá, en alguna de las crisis por falta de lluvia en la zona", plantea.
De acuerdo con Guillermo de Anda, gracias al análisis de la cerámica registrada en la plataforma, ahora saben que la mayoría de los depósitos debieron de haber sido hechos durante el período conocido como Clásico Terminal, del año 800 al 1100 de nuestra era.
"El fondo del cenote que se encuentra entre los 35 metros de profundidad en el centro y los 45 metros en su punto mayor de declive, hay un importante número de vasijas cerámicas", indica.
En el libro, De Anda explica que la drástica disminución de lluvia afectó Chichén Itzá, cuya población se documenta en hasta 50 mil habitantes en su época de apogeo, provocando insuficiencia para la agricultura.
"Sin embargo, parece ser que la ciudad resistió durante algunos siglos el embate de estas sequías hasta bien entrado el siglo XI cuando la ciudad finalmente colapsó", apunta.
El experto concluye ese capítulo advirtiendo la fragilidad actual del acuífero maya.
"El agua en península de Yucatán parece ser aún suficiente, pero si no se hace conciencia rápidamente, nuestro Gran Acuífero Maya puede contaminarse y desaparecer. Hoy más que nunca, la arqueología demuestra ser de gran utilidad para entender conductas y situaciones del pasado que no debemos repetir", advierte.
¿Cuánto mide el Gran Acuífero Maya?
Entre Playa de Carmen y Tulum subterráneamente se han cartografiado y se han calculado líneas de casi 2 mil kilómetros, eso es la extensión entre Ciudad de México y Cancún.
¿Dónde se consigue el libro?
En marzo vamos a anunciar en nuestras redes dónde conseguirlo.
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