Cultura

Museo de las Culturas Lacustres, guardián de la gran riqueza arqueológica del Valle de Toluca

El recinto muestra evidencias de la siembra del maíz imperial que consumía la élite de Tenochtitlan, de fauna pleistocénica a través de huesos de mamut, además de canoas, cerámicas asociadas a Tláloc, herramientas propias de la pesca, así como fotografías y videos del trabajo etnográfico regional

Canoa indígena en exhibición en un museo
El recinto resguarda 609 piezas en comodato, además de 59 piezas de acervo paleontológico, material al que se suman canoas y otros objetos que ha donado la población. El recinto resguarda 609 piezas en comodato, además de 59 piezas de acervo paleontológico, material al que se suman canoas y otros objetos que ha donado la población. (La Crónica de Hoy)

La siembra del maíz imperial que consumía la élite de Tenochtitlan se trabajaba en las tierras de San Mateo Atenco, la historia de oposición a proyectos para desecar la zona lacustre del Valle de Toluca que gobernantes plantearon desde 1772, y las evidencias de fauna pleistocénica a través de huesos de mamut, son algunas de las evidencias que se exhiben en el recién inaugurado Museo de las Culturas Lacustres del Valle de Toluca “Dra. Yoko Sugiura Yamamoto”.

A través de un recorrido por dicho recinto ubicado a unos pasos del palacio municipal de San Mateo Atenco, Estado de México, cuatro arqueólogos que colaboraron en el guion museográfico comparten a Crónica que este municipio es un punto estratégico respecto a las tres zonas de humedales del Valle de Toluca: la Ciénega de Chignahuapan, la de Chimaliapan y la de Chiconahuapan.

“El museo tiene su origen con las exploraciones que la doctora Yoko Sugiura emprendió desde 1977 ya que fueron los primeros acercamientos a comprender la gran riqueza arqueológica que tiene el Valle de Toluca, evidentemente esto tiene una relación directa con el entorno en el que se adaptaron las poblaciones: el entorno lacustre”, señala Rubén Nieto, arqueólogo responsable del acomodo de piezas prehispánicas en el museo.

La investigadora Sugiura recorrió milpa por milpa del Valle y logró identificar y estudiar alrededor de 800 sitios arqueológicos.

En el museo se exhiben canoas, cerámicas asociadas a Tláloc, plantas endémicas del país, herramientas propias de la pesca, así como fotografías y videos del trabajo etnográfico regional hecho desde los años 90 por diversos investigadores.

Germán Vildoza, encargado del departamento de patrimonio cultural de San Mateo Atenco, señala que el recinto resguarda 609 piezas en comodato, además de 59 piezas de acervo paleontológico, material al que se suman canoas y otros objetos que ha donado la población.

“Lo que se pone en valor es la importancia del entorno lacustre que proporcionó todo lo necesario para que las poblaciones vivieran. En este museo buscamos que todos los municipios que se encuentran en el entorno lacustre se vean reflejados, vean que mucho de lo que aquí plasmado tiene que ver con ellos, no sólo con San Mateo Atenco”, destaca Nieto.

LUCHA POR EL CONTROL

Los primeros asentamientos del que tienen noticia los investigadores datan del 1300 a.C. los cuales se mantuvieron hasta el auge de Teotihuacan, ciudad que influyó en el aumento de población en el Valle, sin embargo, el desplome de esa urbe generó que entre el año 500 y 650 d.C. iniciara el florecimiento de las culturas lacustres, a la par de un crecimiento demográfico.

Panorama que sentó bases para el surgimiento de centros de primer orden como Calixtlahuaca, Teotenango, Techuchulco, Zinacantepec; y asentamientos estratégicos como San Mateo Atenco, Santa Cruz Atizapán y San Antonio la Isla.

¿Cuál fue el patrón de asentamiento?

No solamente se ubicaban por recursos lacustres, también había relaciones de carácter simbólico y necesidades de carácter defensivo, particularmente aquellos que surgen a la caída de Teotihuacan porque se activó una belicosidad, una tensión entre muchas poblaciones que surgieron y que trataron de ocupar el lugar que había dejado Teotihuacan.

MAIZ IMPERIAL

Antes de la llegada de los españoles, el Valle de Toluca fue conquistado por los mexicas, se sabe que el gran consejero, a quien se le denomina al gobernante atrás del trono con Axayácatl, le recomendó al tlatoani que antes de morir, su deseo era conquistar esa región.

¿Cómo vivieron la conquista mexica?, se le pregunta a Rubén Nieto.

En este Valle hubo una imposición, una reconfiguración de las identidades y de todo el patrón de asentamiento, fue un proceso tremendo, nadie ha comentado que fue más devastador para el Valle de Toluca que la propia conquista española.

“Los mexicas iniciaron la incursión en 1472, las primeras batallas en la zona de Jalatlaco se dice que ganaron los matlatzincas (grupo predominante en el Valle). Hacia 1474 sucedió la reiteración de la orden de dominación, es decir, se impusieron guarniciones militares y administradores.

“Pero los matlatzincas iniciaron rebeliones que culminaban, entre otras cosas, con la aniquilación de todos aquellos que habían mandado de administradores. Evidentemente la política por parte de los mexicas no tuvo contemplación y sus ejércitos arrasaron con varias poblaciones, en otros casos hicieron huir a muchos de los habitantes hacia territorio purépecha de Michoacán, región con la que el Valle tenían buenas relaciones”.

Esas migraciones ocasionaron que los mexicas no tuvieran fuerza de trabajo suficiente para la explotación de la tierra, problema que solucionaron llevando poblaciones de la Cuenca de México al Valle de Toluca.

“Dependiendo de dónde la traía y dónde residían nombrarían a su nuevo hogar, por eso es que en el Valle Toluca tenemos un Metepec, un Mexicaltzingo, un Chapultepec, un Azcapotzalco…”, señala Nieto.

Otro dato que resalta el experto es que gracias a los estudios de los arqueólogos René García Castro y Yoko Sugiura se sabe que en San Mateo Atenco estaban las cementeras de Moctezuma, es decir, los lugares donde se sembró maíz imperial.

“Era el maíz que consumían los señores de México-Tenochtitlan, García Castro investigó procesos legales del momento del repartimiento de las tierras a los españoles y los indígenas que habitaban aquí en San Mateo Atenco pelearon y ganaron el pleito legal con un juicio que se celebra en España directamente, una cuestión inédita”, narra.

ESTILO DE VIDA

En una de las salas del museo se exhiben tres de las principales actividades asociadas al modo de vida lacustre: la caza, la pesca y la recolección.

“Este tipo de vida diaria que la doctora Yoko pudo observar en la década de los noventas fue un rasgo distintivo de la región por más de 3 mil años hasta antes de que se ocurriera la desecación de las ciénegas”, expresa Gustavo Jaimes Vences, investigador de El Colegio Mexiquense.

Sobre la caza, en una de las vitrinas se observa una colección de patos que llegaban al Alto Lerma y que desde la época prehispánica hasta el siglo pasado eran cazados. También se expone una canoa y diversos muestrarios de plantas típicas de la zona como berros, jara y chivatitos.

¿Cómo realizaban la pesca?

Para la época prehispánica desafortunadamente lo que tenemos son artefactos indirectos, hemos recuperado en la evidencia arqueológica objetos semicirculares que tienen unas muescas que pudieron haber funcionado como flotadores para unas redes posiblemente de tipo de atarrayas. Hay otros con forma de pera que probablemente servían para los peces. Los hilos de las redes eran de materias orgánicas que ya no tenemos presentes.

Fray Bernardino de Sahagún registró la red matlatl, suponemos que de ahí viene el término matlatzinca y es una red semicircular con un garrote en medio asociada a la recolección de pequeños animalitos como acociles. Después, esas redes se seguían y se siguen utilizando en la región.

¿Había chinampas?

Hay una propuesta sobre cómo se iba ganando terreno en las ciénegas, los humedales hay que verlos como un espacio de pantano, un espacio de agua más profunda y la parte más pantanosa cenagosa es donde el hombre podría amarrar unos palos que iban al fondo para luego rellenarlos.

En Santa Cruz Atizapán tenemos la presencia de esta evidencia y en San Mateo Atenco todavía los campos de cultivo están rodeados por zanjas, probablemente remanentes de este sistema ‘chinampero’, entre comillas porque no estamos tan seguros de que sean chinampas como las de la Cuenca de México, pero de que eran campos drenados y que eran campos de cultivo, eso está perfectamente claro.

¿Qué deidades imperaban en la zona?

Tlaloc con dos acepciones: una dedicada al señor de la lluvia y una advocación guerrera. También hay presencia del Dios viejo en figurillas, en restos de aditamentos de braceros. En San Mateo y Santa Cruz tenemos probablemente a la deidad del Dios Gordo o Dios Mofletudo.

“En la tradición oral, en la región del Alto Lerma, existe la leyenda de la Tlanchana, es un ser mítico que de la cintura hacia los pies tiene cola de serpiente y en la parte de arriba tiene cuerpo de mujer. La podemos asociar como la dueña de las aguas.

“En el Templo de San Antonio la Isla (siglo XVI) están grabadas un par de sirenas en la fachada. Ahí se recuperaron relatos de pescadores que narran que la Tlanchana aparece sentada en una roca ofreciendo pescado a quienes no lograron pescar algo, que se levanta y de las manos salen peces y ranas”.

Mamut y cerámica

El museo abre con la exhibición de restos de mamut, que en palabras de Jorge Carrandi Ríos, jefe del departamento de museografía de la UAEM, demuestran que estos grandes animales también tuvieron una vida lacustre. Otro elemento importante es la cerámica y cómo ésta evidencia el respeto hacia la naturaleza de los antiguos pobladores, piezas que ha estudiado el investigador Julio Carbajal.

¿Dónde?

El Museo de las Culturas Lacustres del Valle de Toluca “Dra. Yoko Sugiura Yamamoto” se ubica en Del Panteón Viejo 201, San Miguel, San Mateo Atenco, Estado de México.

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