Cultura

La música prehispánica inunda Roma, la ciudad de los sonidos barrocos

La muestra “Tlapitzalli. Ritos y sonidos del México antiguo”, con 163 piezas,  abre el 30 de julio en el museo de las Scuderie del Quirinale

exposición

Uno de los instrumentos que conforman la exposición.

Uno de los instrumentos que conforman la exposición.

Inah

Silbatos que imitan sonidos de pájaros, ranas o de la muerte; tambores como el tlalpanhuéhuetl de Malinalco, así como flautas, teponaztles y caparazones de tortugas, forman parte de las 163 piezas prehispánicas que se exhibirán en el museo de las Scuderie del Quirinale, en Roma, Italia, a partir del 30 de julio como parte de la exposición “Tlapitzalli. Ritos y sonidos del México antiguo”.

“Muchos de estos instrumentos forman parte de ofrendas dedicadas a deidades, por ejemplo, en Las Escalerillas, el rescate arqueológico que hizo Leopoldo Batres (en Ciudad de México, 1900) encontró una gran ofrenda con teponaztles de barro, caparazones de tortuga y de barro, estaban dedicados a una deidad”, comentó en entrevista David Morales, curador de la muestra.

Otro sitio donde también se hallaron instrumentos musicales fue en El Zapotal, Veracruz, en la ofrenda a Mictlantecuhtli, dios de la muerte, que estaba acompañada de silbatos zoomorfos, agregó.

¿Se sabe cuándo inició la producción de estos objetos?, se le preguntó a la curadora Marina Alonso.

Es muy difícil identificar el origen de la música o desde cuándo se empezaron a elaborar instrumentos, pensando en que no nada más producen música sino también sonidos en general, pero sí tenemos muestras muy antiguas y muchas de las cuales se han podido rastrear en el tiempo a través de los trabajos arqueológicos.

La exposición que estará en Italia hasta el 14 de septiembre representa, a través de los vestigios, a las culturas de Occidente, del Golfo de México, toda Mesoamérica y parte del norte del país.

“Habrá referencias de láminas de algunos códices prehispánicos donde se ilustra la presencia de estos instrumentos, por lo general, sí están asociados a contextos sagrados, pero sabemos que no necesariamente eran sagrados, eso nos abre un campo interesantísimo y vincula nuestro interés con poner ejemplos actuales”, detalló Alonso.

La muestra se acompaña de fotografías de conjuntos sonoros actuales, producto de investigaciones etnográficas; imágenes de códices anteriores al contacto con los europeos y radiografías e infografías sobre la materialidad y tecnología de algunos instrumentos.

Por ejemplo, se muestra el caso de una flauta cuádruple de origen teotihuacano, única en su tipo: con cuatro silbatos, dos de ellos son el sonido y el otro par es el acompañamiento; además, posee otros orificios que servían para estabilizar o distorsionar los sonidos.

A este instrumento, investigadores del INAH, le realizaron radiografías, análisis de luz ultravioleta e introdujeron una cámara para conocer su composición interna. La intención era que volviera a sonar como en su origen, pero no se logró ya que fue restaurada en años anteriores.

¿Cuál era el uso de los sonidos en contextos no rituales?

Por analogía etnográfica sabemos que muchos de estos contextos eran también para el sustento, por ejemplo, una suerte de silbatos utilizados para la cacería o para la comunicación espacial.

La música es mucho más compleja porque forma parte de todo un entorno sonoro, muchos de los instrumentos no son musicales sino sonoros refieren a su utilización en espacios domésticos y en juegos.

¿Se utilizaban para producir música o para imitar sonoridades?

A veces tenemos nada más la idea de que hubo todo un proceso imitativo de la naturaleza para producir sonidos y hay algo de cierto en ello, por supuesto, pero también hay toda una intencionalidad de los creadores para producir eso que nosotros ahora llamamos música porque no tenemos certeza de cómo se conceptualizaba.

Otra de las piezas de la muestra.

Otra de las piezas de la muestra.

Eso que llamamos música quizá era algo más parecido al sonido en general y se vinculaba con los entornos de los seres humanos, esos entornos son tanto naturales como sociales y tienen su significado e historicidad, es decir, se van transformando con el tiempo. Hay instrumentos fascinantes que escuchamos que se aproximan a un rugido de un jaguar o al canto de las aves.

El curador David Morales añade que la exposición reunirá escenas de figurillas donde aparecen instrumentos musicales, personajes que tienen flautas, teponaztles o sonajas. También se mostrará las láminas de códices como el Florentino y el Durán con dichas representaciones; así como los murales de Bonampak donde hay personajes tocando flautas largas.