Cultura

Nadie se ocupa de los cuerpos de migrantes perdidos en el desierto: Alberto Ortega

En entrevista, el rescatista integrante de la organización Águilas del Desierto Inc. platica sobre su labor de búsqueda de personas que no lograron llegar a Estados Unidos.

HAY FESTIVAL

Alberto Ortega, rescatista, durante la presentación del documental en el Hay Festival

Alberto Ortega, rescatista, durante la presentación del documental en el Hay Festival

GERARDO FLORES

Hay más de 1500 cuerpos de migrantes que están almacenados en el condado de Pima, Arizona, Estados Unidos, en espera de ser identificados; en promedio son tres personas por mes las que se someten a análisis de ADN para conocer su identidad, pero son mucho más los cuerpos que se encuentran por mes, el número va creciendo y no va bajando.

Ésa es la realidad que platica en entrevista Alberto Ortega, integrante de la organización Águilas del Desierto Inc. que busca y rescata a los migrantes perdidos en el desierto fronterizo que va desde California hasta Texas.

Con motivo de la proyección del documental Los buscadores de migrantes perdidos en el desierto de Sonora en el Hay Festival Querétaro 2024, el rescatista menciona que esa cifra de cuerpos lleva a las preguntas ¿en otros condados y a lo largo de la frontera cuántos restos hay, ¿cuántos cuerpos hay en el desierto que todavía no han sido encontrados?

“A lo largo de toda la frontera se están perdiendo vidas, pero nadie lleva un conteo, nadie dice: a todas estas personas que estaban tratando de cruzar y que hemos encontrados, vamos a tenerlas en este lugar o en esta morgue, vamos a hacerles pruebas de genética”, comenta.

Hay lugares donde las organizaciones civiles han actuado, por ejemplo, en el área de Texas, para que los cuerpos de migrantes no sea enviados a una fosa común.

“Porque es lo que generalmente se hacía, entonces hay miles y miles de personas que se han perdido y nunca se van a recuperar porque hoy ya quedaron completamente desintegrados en el desierto o los encontraron y los mandaron una fosa común”, detalla Alberto Ortega.

La excepción es el condado de Pima, añade. “Ahí sí tienen almacenados todos los restos que se van encontrando, el problema es que si encuentras a alguien no lo mandan a Pima, dependiendo de dónde encuentres el cuerpo es a dónde se mandará”.

El buscador lamenta que no haya nadie que esté dando fondos para el trabajo de reconocimiento de personas o de restos.

“En Pima, si una persona pide la muestra de ADN en algún cuerpo puede pasar hasta un año y medio porque no hay dinero para hacerlo, es un año y medio donde la familia no sabe si es su familiar, no sabe si lo puede recuperar o no; es una situación muy triste y para nosotros también porque damos todo para encontrar a alguien y luego esos restos se quedan almacenados en un refrigerador por quien sabe cuánto tiempo”, señala.

DIGNIDAD Y RIESGOS

El trabajo de estos rescatistas es dignificar a las personas, no mirar a los migrantes como basura en el desierto.

“Nosotros encontramos desde alguien que falleció recientemente que parece que está dormido hasta fragmentos muy pequeños de hueso que no podemos decir siquiera si son humanos o no. En medio de esos extremos encontramos todo lo que te puedas imaginar”, detalla Alberto Ortega.

Sin embargo, el equipo Águilas del Desierto tiene en mente el pensamiento de que no es un hueso ni una parte de un cuerpo, “es el papá de alguien, es el hijo de alguien, es el esposo o esposa de alguien, es el hermano de alguien, alguien le está llorando, alguien quiere reunirse con él o ella, alguien quiere saber dónde está”, afirma.

Por eso, el rescatista comenta que hacen todo para recuperarlos. 

“Cada vez que nos adentramos al desierto, sabemos que arriesgamos nuestra propia vida, el desierto buscará la oportunidad de acabarte ante la primera flaqueza que tengas y lo sabemos, pero lo hacemos aunque sepamos que la persona buscada ya tiene meses de haber fallecido”.

-¿Han ido a otros lugares a hacer búsquedas?

-La organización surgió en 2012, pasaron varios meses sin que hiciéramos búsquedas porque los compañeros no conocían los diferentes terrenos, no sabían utilizar mapas, tuvieron que pasar un proceso de aprendizaje hasta que empezaron a salir.

"Nosotros cubrimos toda el área de California y Arizona. En California hay una parte donde es terreno desértico, pero hay mucha montaña también, hay áreas en California donde tu preocupación no es tanto la deshidratación y el calor, sino lo difícil del terreno porque hay mucha piedra suelta. No todas nuestras búsquedas son en el desierto, algunas son en área montañosa".

-¿Ha aumentado el número de llamadas que reciben?

-Hay etapas, hay temporadas en que suben y luego bajan, es difícil saber si han aumentado, pero es muy triste que la gente nos llama y nos dice: oye, mi primo estaba intentando cruzar y ya no sabemos nada de él, entonces nosotros les preguntamos: ¿por dónde pasó?,¿por California o Arizona?, y sus respuestas son ambiguas porque sólo sabían que iban a cruzar.

"¿Cómo los encontramos? Muchas de las llamadas que recibimos no nos llevan a ninguna parte porque no hay información".

-¿Sólo son migrantes a quienes encuentran?

-Nuestra misión es buscar a migrantes que son abandonados, que se pierden o que ya no pidieron continuar su travesía, pero no hay forma de que nosotros estemos seguros de quién es quién en el desierto.

"A nosotros nos llama una persona y nos dice: mi primo, mi hermano, mi papá o quien sea se quedó en el desierto, fue tal fecha y nosotros agarramos toda la información, pero no sabemos en realidad qué fue lo que le sucedió a esa persona.

"Cuando encontramos un cuerpo, acordonamos el área, tratamos de no contaminar el lugar porque lo tenemos que considerar como escena del crimen. Nosotros podemos asumir que es un migrante que perdió la vida en su travesía, pero no estamos seguros, no tocamos nada y dejamos que las autoridades lleguen, hagan su investigación y recuperen el cuerpo".

-Dentro de su equipo de rescate llevan cruces…

-Tratamos de llevar una cruz disponible en todo momento por si encontramos restos de alguien, honrarlo de esa pequeña forma, hacemos una oración y plantamos la cruz.

"En lo personal, llevo equipo de primeros auxilios y de supervivencia. Tenemos que tener chaparreras para cubrirnos la parte baja de las piernas, tanto de víboras como de plantas con espinas. Algo que no se puede captar en el documental, por ejemplo, es que las chaparreras se súper calientan, vas caminando y dudas de qué es más importante: quitarme el calor o protegerme de las víboras.

"Utilizamos palos para caminar, tratar de prevenir una caída y también para ir haciendo ruido, caminamos y golpeamos con el palo para que las víboras sientan la vibración y se vayan".