Cultura

Narran la historia del mural de Diego Rivera que fue destruido en Estados Unidos

Exposición en Bellas Artes también reúne 30 piezas, como dibujos de Rivera hechos en su visita a Moscú en 1927

La mujer y el mural
"El hombre en la encrucijada" no fue finalizado y fue destruido, pero fue la idea que antecedió al mural "El hombre controlador del universo", expuesto permanentemente en Bellas Artes. "El hombre en la encrucijada" no fue finalizado y fue destruido, pero fue la idea que antecedió al mural "El hombre controlador del universo", expuesto permanentemente en Bellas Artes. (Adrián Contreras)

La historia del mural “El hombre en la encrucijada”, de Diego Rivera, que fue destruido del Centro Rockefeller, Nueva York, en 1934 por plasmar el rostro de Vladimir I. Lenin, se narra en el Museo del Palacio de Bellas Artes con la exposición “Diego Rivera. Nueva vida a un mural destruido 1933/1934”.

La muestra que estará abierta hasta el mes de septiembre reúne 30 piezas, entre las que se encuentran dibujos de Rivera hechos durante su visita a Moscú en 1927, los primeros bocetos del mural destruido, fotografías de Tina Modotti y Lucienne Bloch, así como documentos fílmicos, sonoros y hemerográficos sobre el muralista mexicano.

El curador Miguel Álvarez platicó a “Crónica” que, en 1931, Nelson Rockefeller encargó la elaboración de tres pinturas monumentales en el vestíbulo del edificio Radio City en Nueva York, invitó a tres artistas: Pablo Picasso, Henry Matisse y Diego Rivera, siendo éste el único en aceptar la comisión.

“La exposición trata de explicar y profundizar con obra y bocetos, los primeros estudios que se hicieron para este proyecto del Centro Rockefeller, y por primera vez se reúnen junto a la obra ‘El hombre controlador del universo’, mural hecho en Bellas Artes para festejar los 90 años del palacio”, dijo.

La muestra narra la cronología del mural destruido, iniciando con el viaje a Rusia que hizo Diego Rivera entre 1927 y 1928, después el inicio de la obra en Nueva York en 1933, su destrucción en febrero de 1934 y el regreso del artista a México ese mismo año para recrear su proyecto censurado en el Palacio de Bellas Artes con el mural “El hombre controlador del universo”.

“A mediados de mayo de 1993, a Diego Rivera le pareció pertinente pintar a Lenin, para congratularse con los grupos comunistas que había en Estados Unidos y porque a muchos grupos de izquierda no les pareció que trabajara para corporativos capitalistas”, señaló el curador Álvarez.

El experto narró que Rivera les pide a sus colaboradores conseguir una imagen de Lenin, a finales de abril decidió representar la figura del líder de la Revolución Rusa y eso no les gustó a los contratistas, sobre todo porque era un edificio donde estarían oficinas para los grandes corporativos estadounidenses.

“Los contratistas primero le pidieron que lo borrara, pero Rivera habló con Nelson Rockefeller, éste le dijo que lo reconsiderara y Rivera le comentó que en el otro lado, para compensar el contrapunto, podía representar al presidente de Lincoln. Rockefeller le dijo no se iba a poder, entonces llegó uno de los contratistas, le pidió que bajara del andamio, le dio su cheque para liquidarlo y lo despidió”, contó el curador.

Después, con varias modificaciones el muralista tuvo el permiso de pintar un mural en el Palacio de Bellas Artes que, a diferencia del Centro Rockefeller, el muro tendría dimensiones más reducidas. Fue así que nació la obra “El hombre controlador del universo” que hoy se puede observar en el segundo piso del recinto de mármol.

–¿Para este mural de Bellas Artes, Rivera tuvo ayudantes?

–Encontramos en la revista “Jueves de Excelsior”, la edición de octubre de 1934, un artículo de una mujer que describe los avances de la obra y menciona que está Diego Rivera y a su asistente trabajando en el mural, sería interesantísimo averiguar quién fue.

VIAJE A RUSIA.

En la exposición, hay una sala dedicada al viaje de Rivera a Rusia, donde tuvo dos momentos creativos. El primero sucedió en la celebración del décimo aniversario de la revolución, el 7 de noviembre de 1927.

“Ahí, en la Plaza Roja de Moscú, trazó acuarelas, dibujos al carbón y a lápiz, vio un desfile que le impresionó, y por estar sometido a temperaturas tan extremas le dio una neumonía. En ese desfile observó a todo tipo de ciudadanos, desde el ejército, obreros, campesinos, niños, mujeres, atletas… elementos que también trasladó al mural en Estados Unidos”, dijo Álvarez, curador.

El segundo momento sucedió el 1 de mayo de 1928, cuando los rusos celebraron el día de los trabajadores.

“Ya recuperado, porque fue hospitalizado, hizo unos dibujos y acuarelas del desfile, entonces al llegar a México le pidió a su camarada, colaboradora y amante, Tina Modotti, que retratara sus obras y en la muestra se reúnen algunas de estas reprografías”, explicó el curador.

MURAL PERDIDO.

La exposición también deja en el aire la posibilidad de una nueva línea de investigación sobre la obra de Rivera, ya que en una fotografía de Juan Guzmán aparece un mural hoy desaparecido del artista mexicano.

“En un primer plano está desayunando Diego Rivera y sus asistentes, el tercer plano está el mural contra ‘El hombre controlador del universo’ y en el segundo plano hay unos retablos de una obra en proceso que se llama ‘Pesadilla de guerra, sueño de paz o firmas por la paz’”, detalló Álvarez.

–¿Se logró exhibir?

–Lo que he leído es que estaba pensada para el Museo de Bellas Artes, después de su itinerancia en una exposición en París, pero al representar Rivera a los líderes comunistas como Stalin y Mao Zedong de repente desapareció la obra.

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