La catedral de Notre Dame, que resultó muy dañada por el incendio de abril de 2019, ha dado otro paso para su reapertura, que debe ocurrir el 8 de diciembre de 2024, al alzar este sábado un nuevo gallo sobre la icónica aguja que había quedado reducida a cenizas.
El gallo original, que terminó con numerosos desperfectos por culpa de las llamas, ha sido reemplazado por otro, diseñado por el arquitecto Phillipe Villeneuve. La escultura que remata desde hoy la nueva aguja es de cobre recubierta por una capa de oro.
Después de recibir la bendición por parte del obispo de París, Laurent Ulrich, el reluciente gallo fue elevado hasta los 96 metros que mide la aguja, levantada hace un par de semanas en sustitución de la obra de Eugène Viollet-le-Duc (s.XIX), que fue completamente devastada por el fuego.
El antiguo gallo ha logrado recuperase en buena parte y será expuesto en el museo sobre las reliquias de Notre Dame que abrirá próximamente.
La nueva escultura del animal contiene en su interior reliquias que se lograron salvar de las llamas, como los restos óseos de Saint-Denis del siglo III, quien fue primer obispo de París, y de Sainte-Geneviève, patrona de la capital, además de un fragmento de la corona de espinas de Jesucristo.
También alberga un documento en el que figuran las cerca de 2.000 personas que han intervenido en la reconstrucción de uno de los monumentos más visitado en el mundo.
El gallo es un animal de especial significación en Francia por considerarse símbolo de orgullo y fuerza por su canto matutino. Sus equipos nacionales de fútbol o de rugby lo han hecho internacionalmente conocido al portarlo como escudo.
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