Aunque anteriormente había tenido aceptación en sus exposiciones y obras, la artista visual Eugenia Martínez empezó notar que al abordar temas feministas, muchas mujeres la contactaban por redes sociales, lo que no sucedía con otras piezas.
“Cuando lo empezaba a abordar no estaba tan de moda. Por eso digo que fue una cosa ingenua, al final terminaba siendo una reflexión de mi vida personal: no puedes escaparte de ti misma y proclamarte como una artista feminista te puede traer aceptación en cierto grupo, pero también el rechazo de muchos grupos, porque la palabra feminismo incomoda”, expresa.
En conversación por la publicación del libro “Negra Estrella” (editorial Temblores), que revisa 18 años de su trayectoria e introduce re-sensibilizaciones ante los movimientos feministas locales y globales, la artista regiomontana habla de sus posturas en el marco del 8M y observaciones que ha podido hacer sobre su obra.
“Es impactante verlo a la distancia, cuando empiezas a sacar las fotos y empiezas a ver los porqués, qué ves, cómo se fue trazando, a veces de manera inconsciente”.
-¿Te sientes satisfecha?
“Sí, estoy contenta”.
TRAYECTORIA.
“Desde un principio el discurso fue la igualdad, pero era más sobre lo anticolonial, raza y clase. Me fui internando al feminismo de una manera… vamos a decir ingenua. Al final, claro que todas estas construcciones alrededor del género vienen del pasado, que era lo que yo siempre estaba desmenuzando con conceptos como raza y clase, y ahí mi obra empezó a adentrarse al feminismo”, relata Eugenia Martínez.
Explica que muchas de sus obras han consistido en retomar “algo del pasado” y tapizarlo de textos u otras intervenciones para crear un puente con la problemática actual.
“Es complejo cómo vamos heredando puntos de vista, maneras de ser y no nos damos cuenta de qué complejo es ver cómo se fue dando este camino en la igualdad; cosas que me pasaron en la adolescencia que fueron al final determinantes en los temas de mi obra”.
Desde su punto de vista, el mayor problema que tenemos para confrontar las estructuras de violencia es la dificultad para desmenuzar las cosas que vienen del pasado y están completamente normalizadas.
“Al ir entendiendo de dónde vienen, por qué es injusto y te sentías de determinada manera ante cierta situación, la indignación se va fortaleciendo porque vas entendiendo los porqués y por donde se tiene que cambiar esa indignación a otra cosa”.
Continúa que dentro de las ramas del feminismo no podría “identificarse” con una corriente en particular. “Si tuviera que agarrar alguna de esas etiquetas a lo mejor sería decolonial porque creo que ese es el problema que hay aquí en México para las mujeres”.
“Si no hemos podido alcanzar la igualdad ni entre los hombres, ahora imagínate meterle la cosa de género, ¿dónde quedan las mujeres? Y también las distintas mujeres con sus vidas… es distinta una joven que va a una marcha que una señora que se queda en su casa y no tiene idea, y a lo mejor nunca iría a una marcha y ahí se están perpetuando cosas atroces”.
Asimismo, entre libros, café, cuadros y galletas, sentadas en la Galería de Arte Mexicano (Rafael Rebollar 43) Ana Gabriela Solís, directora de la editorial Temblores y Tonatiuh López, editor de esta publicación comentan a Crónica detalles del libro-objeto, que pretende funcionar como una galería crítica de bolsillo.
NEGRA ESTRELLA.
Además de fotografías este libro reúne autoras como Wendy Cabrera, Karen Cordero, Clyo Mendoza, entre otras que colaboran con textos de análisis, creativos e incluso de obras de otras artistas.
“La idea desde el principio fue hacer esa pluralidad de voces visible, que de pronto en el trabajo de Eugenia tiene que ver con retomar elementos de archivo, con las citas que utiliza para escribir sobre la obra, los muchos referentes que tiene y cómo jalar esas voces para que estuvieran en el libro como objeto”, apunta el editor, Tonatiuh López.
Destaca dos textos en particular, uno que tiende paralelismos de la obra de Eugenia con otras mujeres en el arte mexicano e internacional feminista y una entrevista en la que varias artistas dialogan sus contextos y procesos como creadoras/ colaboradoras.
También informa que este proyecto inició hace 2 años, en plena pandemia, y su salida se enmarca, tangencialmente, con las conmemoraciones por el Día Internacional de la Mujer.
“Justamente una parte importante del libro tenía que ver con hacer visibles esos cuerpos y luchas y eso se logra a partir de incluir el trabajo de una activista y artista feminista llamada Ana Victoria Jiménez y a partir de imágenes del archivo de Eugenia de las marchas del 8M”, agrega el editor.
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