“Está a punto de desbarrancarse. Si alguien quita una piedra, los árboles se van a caer sobre las casas, para mí no hay mayor valor que la vida de mis vecinos (aunque) sea muy prehispánico”, expresó uno de los habitantes de San Antonio Tecómitl, Milpa Alta, sobre el montículo del sitio arqueológico Atezcatlán que fue parcialmente destruido con maquinaria autorizada por la alcaldía Milpa y el Instituto Electoral de la Ciudad de México.
En una reunión organizada por cronistas y en la que invitaron a arqueólogos, antropólogos e historiadores para que hablaran con los vecinos sobre la importancia del sitio también conocido como El Calvario, los habitantes reclamaron la ausencia de las autoridades y el abandono del montículo.
“Si el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ya tenía el conocimiento de la importancia del lugar ¿por qué permitieron que entrara la maquinaria? No fue de la noche a la mañana. Que venga la persona que autorizó lo que se iba a hacer, a nadie de los vecinos se nos dio a saber hasta que llegaron y empezaron a mostrar el plano”, señaló una de las vecinas.
La destrucción de una parte del montículo prehispánico fue hecha pública hace una semana cuando cronistas locales denunciaron en redes sociales la presencia de retroexcavadoras. Como respuesta, el alcalde Víctor Manuel Vanegas Tapia, mencionó que las obras son parte de un proyecto de presupuesto participativo aprobado por 108 ciudadanos.
El dicho proyecto, en poder de Crónica, se observa la construcción de una barda perimetral y una rampa con escaleras que dan acceso a la parte superior del montículo donde los habitantes colocan tres cruces para celebrar los rituales del viacrucis durante de Semana Santa. En el proyecto, el montículo queda sepultado por la rampa y las escaleras.
Actualmente las obras fueron suspendidas, pero no clausuradas ni por el INAH ni la alcaldía, únicamente hay una patrulla vigilando el sitio. En tanto, las piedras y la tierra que retiró la retroexcavadora dejó al descubierto pisos de estuco, fragmentos de cerámica y obsidiana.
“¿Por qué tanto tiempo y nunca hicieron nada (en el INAH)? Porque aquí los que le fueron dando mantenimiento somos los vecinos o habitantes del pueblo, nosotros hicimos una barda y nos costó, el proyecto no es de ayer, es del 2023, el INAH no está pendiente de lo histórico”, expresó un vecino.
La misma persona comentó que el proyecto del presupuesto participativo es una oportunidad para quienes viven alrededor del montículo porque el basamento piramidal está inestable.
“No hay más valor, aunque fuera histórico, que la seguridad de mis vecinos que están de aquel lado (atrás del montículo), ese fue el meollo para que empezara esa obra, fue lo que pedimos. Está a punto de desbarrancarse, si alguien quita una piedra, los árboles se van a caer”, dijo.
Los vecinos interrogaron a los cronistas, historiadores y arqueólogos porque si hay documentos y lo sabe la alcaldía, apenas se acercaron a hablar sobre la importancia histórica del sitio. “Tiene como dos meses que empezó la obra y ¿se dan cuenta hace una semana?, ¿qué hacemos?”, reclamaron.
Otro de los pobladores cuestionó porqué años atrás las autoridades no colocaron un cartel o una manta que dijera que El Calvario es del INAH. “Sólo traen a sus historiadores, aquí que vengan y nos enseñen su cédula profesional (los arqueólogos). Eso se hubiera hecho desde hace mucho (poner un cartel), no que vienen ya que ven que todo está iniciado y se está haciendo la obra”.
Una habitante más continuó el reclamo preguntado qué pasará con sus costumbres. “Es algo que viene del antaño (el sitio) y es importante, ¿qué prosigue con nuestras costumbres?, ¿entonces ya no se va a poder hacer el viacrucis?”.
Al final de la reunión, los interesados en la construcción de las rampas y escaleras y los interesados en la protección del patrimonio nacional, acordaron que estarán a la espera de que las autoridades asuman responsabilidades y que un encargado del INAH acuda a hacer el peritaje.
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