Una amante de las sorpresas y una coleccionista de máscaras que se elaboran en los pueblos indígenas, son dos características que la autora Luisa Valenzuela (Argentina, 1938) revela a Crónica a propósito de su visita a México con motivo de su participación en la Fiesta del Libro y la Rosa que organiza la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
- Ha comentado que es adicta a las sorpresas, ¿se deja llevar por el azar?
Quizá el término adicta sea demasiado fuerte, pero no hay duda de que las sorpresas me estimulan. Sobre todo para escribir ficción, porque sólo sé avanzar sin un plan previo.
- ¿El ritmo de su escritura es afectado por contextos políticos?
La pobreza y la desigualdad son temas que vienen de muy lejos en el tiempo y que podrían irse remediando con una buena política. Por eso lo uno no está separado de lo otro. Los temas de fondo son para mí la desmedida ambición de poder y la codicia.
¿Hay algo que su escritura literaria le deba al periodismo?
Aunque son dos maneras muy distintas de abordar la escritura, dos miradas: la horizontal y fáctica del periodismo, y la vertical que busca ahondar en los abismos de lenguaje, sospecho que es mi larga experiencia periodística la que me lleva a tratar temas de actualidad en la ficción.
- Además de los viajes, ¿el periodismo cumplió algunos de sus sueños de juventud?
No hay duda. Siempre fui omnívora en materia de conocimiento, y el periodismo me permitió acercarme a los más diversos mundos artísticos y científicos y saciar mi muy vasta y variada curiosidad.
- ¿Cómo conoció al escritor Carlos Fuentes?
Es un recuerdo imborrable. Lo conocí en Paris, en casa de Fernando Botero, ese gran pintor, cuando Fuentes era embajador de México. A los pocos días la maravillosa Silvia (Lemus) me invitó a la casa, que me apurara porque estaba Ionesco. Me demoré, Ionesco se había retirado… fue mucho mejor compartir la velada con ellos dos.
- ¿Ha visitado alguna comunidad indígena en México?
Por supuesto, muchas. Colecciono máscaras y es una de las grandes fascinaciones que tiene México para mí. Su riqueza y variedad al respecto. De hecho este preciso viaje se gestó para volver a asistir a los rituales Yoreme de Semana Santa.
- ¿Es la diversidad del lenguaje lo que le llama la atención del mundo indígena?
Es la cosmovisión de nuestros pueblos originarios lo que más me interpela, su comprensión del universo unificado que por supuesto se refleja en sus muy diversos lenguajes que lamentablemente desconozco.
Durante la pandemia, fueron publicados dos nuevos libros de Luisa Valenzuela: “La mirada horizontal” y "Fiscal muere", este último es una novela que nació del cuento "La mancha roja" y por tanto retoma al protagonista: Masachesi, un excomisario que le guste el arte.
- En “La mancha roja” menciona que Masachesi es fiel a sí mismo, ¿hoy eso es una característica excepcional?
Interesante pregunta que no sabría responder, tampoco recuerdo por qué lo dije. Pero algo hay ahí de cierto, porque si bien el excomisario Masachesi en tanto personaje nació con una identidad muy sólida, (no como otros personajes de mis novelas que fueron cobrando cuerpo con el correr de la escritura), la trama narra cómo él debe vencer barreras de censura externa, internalizadas, para asumir la verdad de sus lúcidas y a la vez peligrosas deducciones.
En ese cuento, la autora señala que nadie merece una muerte atroz, en este caso, una joven, por lo que se le pregunta si ¿hemos puesto categorías a la muerte?.
“No puede justificarse asesinato alguno, que de eso estamos hablando. Feminicidio en este caso. Pero no hay duda de que algunas muertes provocadas por terceros son más atroces que otras, llevadas a cabo con más saña, más inconcebibles”, responde.
Amor a México
Luisa Valenzuela se presentará el viernes 22 de abril en la Fiesta del Libro y la Rosa. A las 14:00 h ofrecerá un homenaje a Carlos Fuentes y a las 15:00 h presentará su libro “Fiscal muere”.
“Vine especialmente a Sinaloa y Sonora, y también (como regalo de los dioses) a la apertura de la Fiesta del Libro y de la Rosa. Pero México es mi lugar específico, porque lo siento muy muy cercano y con amistades entrañables. Por desgracia perdí a mi amiga del alma con la pandemia: Angelina del Valle, Nenuca. Fueron ella y su marido Javier Wimer quienes me abrieron las puertas de este país extraordinario”, confiesa.
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