"¿Cómo podemos organizar unos Juegos Olímpicos sin una parte importante de París?", se preguntan los emblemáticos 'bouquinistes', que venden libros viejos a las orillas del Sena, pero que no podrán hacerlo durante la cita olímpica de 2024 por motivos de seguridad, según alega la Policía.
"Estamos aterrados", asegura a EFE Albert Abid, librero desde hace un decenio.
"Esto me recuerda al incendio de Notre-Dame. Nos quedamos sin la aguja de la catedral por un incendio accidental y creo que quitar las casetas de los libreros es como un auto de fe, pero voluntario", agrega consternado.
A pesar de la lluvia de este lunes en la capital francesa, turistas y curiosos pasean mientras ojean los libros y objetos varios que vende este profesional, con una pipa en la boca. Es una escena que forma parte del ADN parisino y que, sin embargo, será modificado en menos de un año para acoger los Juegos Olímpicos.
En concreto, algo más de la mitad de estos libreros tendrán que preparar cajas y desalojar, según ha detallado el Ayuntamiento de París en un comunicado. En concreto, las medidas afectan a 590 de estas casetas verdes, donde faenan los 'bouquinistes' (el 59 % del total).
El prefecto de la policía de París, que depende del Ministerio del Interior, alega "razones de seguridad" para ordenar la retirada de las casetas que se encuentran "en el perímetro de seguridad" de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, según el consistorio.
"Los libreros forman parte de la historia de París, de la historia cultural, literaria, artística...", argumenta Abid, a la vez que recuerda que hace más de un siglo que ejercen la profesión allí mismo. Y siempre a pesar de todo: de la lluvia, del frío, de la nieve... aunque durante la pandemia de la covid-19 sí que tuvieron que cerrar por orden de las autoridades.
Para minimizar las molestias, el Ayuntamiento de París ha ofrecido a los libreros que lo deseen ayudas para retirar sus objetos y volverlos a instalar, una vez pasados los Juegos. Además, el consistorio está dispuesto a sufragar los costes de los trabajos de adecuación de las casetas que estén dañadas.
"Esta renovación constituirá un elemento de legado añadido de los Juegos y contribuirá a apoyar la candidatura de los 'bouquinistes' del Muelle del Sena a ser patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO", afirma el Ayuntamiento.
"Mis casetas son muy frágiles", responde Abid, en relación con la propuesta del consistorio francés. "Tienen al menos 100 años y no sé cuánto tiempo me puede llevar desmontarlas, almacenar todo y después volverlo a poner en el mismo lugar", añade.
Como medida paliativa, el Ayuntamiento, dirigido por la socialista Anne Hidalgo, propone habilitar un espacio provisional en un barrio próximo al Sena. Por el momento, la Asociación Cultural de Libreros de París muestra mucho recelo respecto a cualquier medida que pase por echarlos de su lugar.
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