El Royal and Ancient Golf Club of St. Andrews (R&A), organizador entre otros torneos del Abierto Británico de Golf, anunció que las mujeres transgénero que hayan pasado una pubertad masculina no podrán participar en sus competencias a partir del próximo año.
“A partir de 2025, las golfistas que participen en los campeonatos profesionales femeninos y en los campeonatos amateurs de élite organizados por el R&A deberán haber sido mujeres en su nacimiento o haberse convertido en mujeres antes de la aparición de la pubertad masculina para poder participar en las competencias”, explicó dicha institución con sede en Escocia a través de un comunicado oficial.
Argumenta que “los hechos demuestran que el golf es un deporte en el cual el género tiene influencia y en el que la pubertad masculina confiere una ventaja en términos de rendimiento”, y se apoyó en una “consulta exhaustiva” con expertos médicos y científicos.
Con esta medida el club que organiza el Abierto Británico se alinea con las nuevas políticas establecidas tanto por la United States Golf Association (USGA) como por la Ladies Professional Golf Association (LPGA), organizadora del Abierto Británico femenino.
Esta última anunció hace una semana que desde el año que viene tampoco permitirá la participación de golfistas transgénero, dando la vuelta a la norma que introdujo en 2010, por la que eliminaba el requisito de que las golfistas fueran mujeres al nacer. Decretó entonces que los deportistas transexuales debían presentar una declaración escrita indicando que se identifican como mujeres, una prueba de cirugía de reasignación de género y evidencia de al menos un año de terapia hormonal para mantener los niveles de testosterona en un rango específico.
El objetivo final del novedoso veto del R&A, según explica en su comunicado, es que “los jugadores puedan competir de forma justa e igualitaria”, un derecho que tiene “el deber de garantizar”.
El último caso de una golfista transgénero es el de la estadounidense Hailey Davidson, que el pasado verano saltó a los medios cuando su participación en la ‘Q College’ y logró una plaza para el Abierto Femenino de Estados Unidos fueron cuestionados por muchos deportistas y aficionados en las redes.
Tras competir por última vez como golfista masculino en 2015, comenzó tratamientos de terapia hormonal y se sometió a una cirugía de reasignación de género en 2021, hasta que finalmente fue aceptada por LPGA como deportista femenina.
Entre sus críticos se manifestó la exjugadora del LPGA Tour Amy Olson, considerada una de las mejores golfistas de la última década: “Estas mujeres han trabajado demasiado tiempo como para tener que quedarse de brazos cruzados y ver cómo un hombre compite por su puesto y lo ocupa. El único camino justo para avanzar es una política basada en el sexo, no en el género”.
POLÉMICA MUNDIAL
La participación de deportistas transgénero en competencias femeninas ha generado un profundo debate que se extiende por todo el mundo.
En los Juegos Olímpicos de París 2024 se desató polémica en torno a las boxeadoras taiwanesa Lin Yu-Ting y la argelina Imane Khelif.
Las voces en contra de su participación en la cita olímpica fueron muchas, una de sus rivales decidió retirarse ante su evidente superioridad física, pero también fueron muchos los que defendieron su derecho a competir contra mujeres.