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¿Dos bestias en Nueva Orleans? Leones y Bills levantan la mano

Josh Allen, quarterback de Buffalo.

¿Acaso presenciamos la tarde del domingo el posible Super Bowl 59? Para quien lo quiera creer, pareciera que así fue. La batalla entre los Leones y los Bills en el Ford Field de Detroit dejó en claro quienes son los equipos más encendidos de la temporada, no obstante, hay dos puntos que llamaron mi atención: uno, el hábil plan de juego de Joe Brady, el coordinador ofensivo de Buffalo, que sorprendió a la defensa de los Detroit al atacar con muchos pases a corredores que fueron aislados en duelos contra linebackers, una disputa que siempre ganará el acarrerador por su velocidad. Dos, el hambre de triunfo de los Bills, comenzando por Josh Allen, quien en varias ocasiones compró tiempo de la nada para conectar, además de una precisión milimétrica, como al menos yo nunca se la había visto.

NO SIEMPRE GANAN LOS COACHES

Aunque el crédito debe ser en gran medida para el coach Sean McDermoth, dado que es el encargado del plan defensivo, se debe reconocer que el triunfo se debió a la furia ofensiva desde el arranque de estos Bills que hicieron lo que sólo los equipos verdaderamente contendientes hacen: ganar el juego clave, el día señalado, el día de la prueba de verdad.

Y ese examen lo tuvo este domingo el conjunto de los Bills al meterse a la casa de los Leones.

Por esa razón, el verdadero arquitecto de este triunfo es Brady, que volvió loca a la defensa de los Leones con sus corredores atrapando el balón por todo el campo.

De la misma manera, la intensidad con que jugaron los Bills a la ofensiva fue como si trataran de dar un mensaje claro y contundente, y lo lograron: le ganaron al favorito de la Conferencia Nacional para llegar al Super Bowl.

Y bueno si eso pareciera poca cosa, vale recordar que ya en la campaña también derrotaron y quitaron lo invicto a los Jefes de Kansas City, el actual campeón de la NFL, y que por cierto es el único descalabro de los actuales monarcas.

Mantener esa intensidad durante varias semanas puede ser muy difícil, pero cuando staff y jugadores están conscientes de que la llamada “ventana de Super Bowl” puede cerrarse en cualquier momento y no dura mucho tiempo abierta, eso puede actuar como una potente dosis de motivación.

UNA NECEDAD QUE PUEDE COSTAR CARO

Por lo que respecta a los Leones, y de quienes sigo alabando la brillante labor de su coordinador ofensivo, Ben Johnson, al casi alcanzar en el marcador a los Bills al final de juego con jugadas muy imaginativas, quizá todo se fue a la basura cuando una vez más su coach, Dave Campbell, decidió jugarse la suerte en la “ruleta rusa” al llamar una patada corta cuando aún había muvho tiempo en el reloj, el marcador no era tan abultado y tenía tiempos fuera disponibles. Como ya nos tiene acostumbrados Campbell, fue otro sin razón que, me atrevo a decir, le costó el resultado, pues su ofensiva también estaba caliente, embalada, como para empatar

Como era casi de esperarse por casi todos, menos por el coach, fallaron, no recuperaron el ovoide y literalmente le regalaron una anotación de seis puntos a los Bills que puso las cosas más complicadas.

En semanas anteriores ya habíamos comentado este punto en contra del coach de los Leones: tentar a la suerte, y como todos lo sabían, una vez más falló.

Ni que agregar, al final cuando se dieron la mano ambos quarterbacks y se despidieron, llamó la atención la manera en que charlaron algo entre Allen y Jared Goff, seguramente diciendo que si todo va como pinta hasta el momento se volverán a ver las caras en Nueva Orleans, en el Super Bowl en febrero del año entrante.

Y ciertamente no están muy alejados de la verdad, por méritos propios deben llegar y saben qué, no decepcionarán

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