
La reciente adquisición de la empresa mexicana AAA por parte de WWE ha encendido las alarmas entre los fanáticos: ¿Está la empresa estadunidense aprovechándose del mercado latinoamericano?
Si bien las alianzas de empresas de lucha libre no son raras, como las de la competidora más directa de WWE, AEW (All Elite Wrestling), con la mexicana CMLL, estas solo implican el intercambio de talentos entre empresas, la adquisición de AAA significa el absoluto poder creativo y sobre los talentos de la compañía.
Patrimonio Cultural
La lucha libre mexicana es reconocida como Patrimonio Cultural Intangible en México. La integración de AAA a la multinacional WWE plantea preocupaciones sobre las implicaciones culturales. Aunque WWE ha prometido respetar la tradición luchística de México, persisten dudas sobre la autenticidad de la representación cultural y el riesgo de que los luchadores mexicanos sean utilizados como elementos exóticos sin un entendimiento profundo de su cultura.
Una empresa polémica
En su historia, la WWE, antes WWF, ha tenido múltiples señalamientos de ser poco ética y tener a personajes dudosos al mando, para prueba, la más reciente polémica de el expresidente de la empresa Vince McMahon, en la cual fue acusado de agresión y tráfico sexual (la cual podría ser desestimada por la gran amistad de este con el actual presidente de los Estados Unidos). Bajo el cargo de McMahon, se popularizó de gran manera el deporte espectáculo, pero también creó un monopolio a partir de este, en el cual la importancia primordial era el dinero, dejando muy apartado el tema de la deportividad. Hay demasiados aspectos muy controvertidos en los que se ha envuelto la empresa, sin embargo la que nos interesa hoy es la explotación de nuestra cultura para el disfrute de gente que nos ve como un simple producto de marketing.
Representación
La inclusión de talento mexicano en WWE no es nueva, figuras importantes de la lucha libre han pasado por el cuadrilátero de esta empresa, pero dentro de sus caras más populares podemos hacer mención de Eddie Guerrero y Rey Mysterio, siendo la representación latina que podíamos tener en la empresa por el principio de los 2000´s. Incluso sin haber nacido en México, ambas superestrellas llevaron la bandera mexicana y nuestras tradiciones con orgullo además de tener un legado que abrió puertas a una representación que, aunque parcial, permitió visibilizar aspectos de la lucha libre mexicana a nivel global.

El problema empieza cuando la representación comienza a ser cuanto menos cuestionable, con personajes estereotipados, nombres exóticos, música de mariachi genérica y segmentos en español con acento forzado de gente que se nota que no entiende ni el idioma ni la cultura que están representando. Si bien se sabe que el objetivo de este deporte espectáculo es generar una reacción, nos lleva a pensar en los límites de lo políticamente correcto, los cuales en esta época son un tema complejo, pero incluso en antaño (por ejemplo en la denominada “era de la actitud”) esta línea era rebasada constantemente con el objetivo de ser polémicos y atraer a la audiencia.
Ahora bien, la compra de AAA no puede ser tomada como una simple alianza, ya no se trata solo de representación latina en un producto estadounidense, sino de tomar una marca mexicana y convertirla en una extensión del concepto que ya funciona el el mercado estadounidense y muy probablemente enfocarse en el “Pro Wrestling” más que en la lucha libre.
¿Esto significa que AAA se va a “americanizar”? La empresa mexicana se ha ido adaptando a la nueva democratización de la lucha libre, si bien, el público mexicano acostumbra a tener un producto mucho más pulido, en donde la deportividad y la tradición son primordiales, no podemos dejar pasar el hecho de que las empresas también se tienden a adaptar a un producto que ya funciona, en este caso, al “modelo americano”.
Aquí surgen otras interrogantes que afectarán el futuro de la empresa como lo son ¿El cómo afectarán los estándares gringos al talento nacional (sabiendo la predilección que hay en la lucha estadounidense por los personajes de cuerpo fornido, carismáticos, que sepan actuar y sobre todo que vendan mucha mercancía)?, ¿Cómo se limitará la creación de personajes e incluso la música ya que esta es parte fundamental de muchos luchadores y que están orientados hacia el tipo de público mexicano?, ¿Cómo cambiarán las narrativas para adaptarse a este nuevo mercado? Entre muchas otras interrogantes que quedan en el aire.

Lo importante es el dinero
Tenemos que tomar en cuenta lo preocupante que es utilizar a nuestra cultura como simple marketing, esto no es un hito nuevo puesto que hace unos años vio a Disney tratando de registrar “el día de los muertos” para la película Coco y más recientemente el caso del polémico largometraje Emilia Pérez representando a nuestro país de manera catastrófica. Dentro del mundo luchistico, podemos ver que esta falsa representación también nos afecta, teniendo así la incorporación de luchadores pseudo latinos solo por su apariencia o por el origen de sus antecesores, sin ningún vínculo real con la cultura latinoamericana.
En un caso actual está el intento de presentar a un luchador filipino-estadounidense como latinoamericano, simplemente por sus rasgos físicos e incluirlo en un “equipo de latinos” (Literalmente se llama Latino World Order). Esto no solo borra la riqueza cultural de lo latinoamericano, sino que lo reduce a una etiqueta de mercado. Esta no es la primera ni probablemente la última vez que pasa, pero ahora en un mundo con acceso a la información, corroborar la información es más sencillo, por allá de 2008 se vivió una situación similar con el originario de Ghana, Kofi Kingston, el cual era vendido como Jamaiquino, dándonos la razón al pensar que cualquier cosa que venda está justificada.

Instrumentalización de la cultura Latinoamericana
Es sabido que el mercado mexicano es uno de los más redituables en cuanto a entretenimiento se refiere, no sólo para los deportes, también la música y el cine entre otros, sin embargo muchas veces a pesar de lo importante que es este mercado parece que algunas empresas solo nos toman como gente que consumirá sus productos sin objeción, aceptamos productos mediocres aun siendo uno de los mayores generadores económicos en el ámbito de los espectáculos en general, para muestra la reciente polémica de la cantante Olivia Rodrigo, la cual fue duramente criticada por precios excesivos y traer un show de calidad inferior en sus shows de Latinoamérica que en la de otros lugares. “Pagamos mucho y nos ofrecen miserias” eran comentarios repetidos en redes sociales abriendo el debate a esta gran problemática sistémica que nos ha afectado por décadas.
También entra en debate el tema de los “latinos por conveniencia” , gente que históricamente instrumentaliza la lucha de los países latinoamericanos para hacer que nos sintamos identificados con personajes que no entienden ninguna de las problemáticas sociales y culturales de lo que ellos están vendiendo. esto se ha visto mucho últimamente en redes sociales puesto que “ser latino está de moda”
Make Lucha Libre Great Again
La lucha libre en nuestro país es más que un deporte, es un reflejo importantísimo de la cultura, con códigos propios, públicos fieles y una conexión directa con la identidad popular. Por lo tanto es lógico el temor a la incertidumbre que genera esta adquisición por parte de los paisanos, el que la lucha libre mexicana quede relegada a un producto de segunda clase por una compañía que históricamente monopolizó el deporte espectáculo.

No todo es negativo, el que una empresa tan grande pueda darle el foco que se merece a nuestra cultura puede ser muy beneficioso si se hace de buena manera, muchas de las estrellas más grandes del mundo en el mundo luchistico, han pasado por México para tener un entendimiento mejor del deporte y sobre todo para mejorar la técnica luchística que en nuestro país es primordial. Así que esta es una oportunidad sin precedentes para profesionalizar, visibilizar y expandir la lucha libre mexicana a una escala global. Además que se podrán mejorar algunas de las deficiencias que tiene la compañía mexicana con estos nuevos aires, por ejemplo la de el storytelling.
No podemos hacer más que esperar que bajo la dirección de la empresa estadounidense pueda encontrarse un sincretismo que ayude a pulir las deficiencias de la compañía mexicana sin intentar cambiar la esencia que la caracteriza, el tiempo nos dará las respuestas y solo nos queda esperar que la lucha libre, así como su herencia latina sea respetada y dejen de sacrificar nuestra cultura.